« Este mundo sin sentido sólo tiene sentido gracias a ti. Tú me diste botas espaciales para que pudiera caminar por otros planetas. Sin ti, me siento perdido. No sé si tirara a la derecha o a la izquierda. No veo el mañana, solo kilómetros y kilómetros de ayeres. Ahora que te he encontrado, ya no me importa lo que ocurra. Por eso he venido hasta aquí. Por ti. Porque te quiero. Porque eres mi mejor amigo. Mi hermano.
No he sido nunca muy dado a transcribir textos de un libro en mis reseñas. Pero este es un caso especial, como especial es esta historia que en su comienzo parece una historia fantástica, pero que se descubre ante el público como una de esas odas a la libertad, a la amistad, a la lucha de los valores, en un mundo que ya los ha dado por perdidos. Será quizá uno de esos libros que, con su personaje principal, me hayan hecho viajar y emocionarme por un mundo que se parece demasiado al nuestro, pero que se encuentra escondido tras muros de contención y segregación de la población. Una historia que se ve pocas veces, que no tendría que pasar desapercibida, porque aquellas voces que se alzan por encima de un mar embravecido que intenta acallarlas, tienen el derecho ganado de hacerse valer, sobre todo, por aquello que intentan decirnos: que el ser humano es libre, por mucho que las cadenas le aten al suelo.Esta es la historia de Standish Treadwell. La historia de un planeta y sus zonas, separadas por muros. Y la historia de una amistad que hará trizas el mensaje de un gobierno que intenta por todos los medios alzarse como único vencedor de los seres humanos: la Patria, un símbolo caduco que lo único que hace es pisar a sus ciudadanos, y que está a punto de conseguir un hito en la historia: hacer alunizar el primer cohete de la Historia, con un decorado falso de por medio »
Sally Gardner