miércoles, febrero 29

Los sabores del librito

« Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy. Y miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de libro. Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; y había escritas en él endechas y lamentaciones y ayes. 

Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel. Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo. Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel. Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras. Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel. No a muchos pueblos de habla profunda ni de lengua difícil, cuyas palabras no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran »


Ezequiel (2:8 a 3:6)

martes, febrero 28

Palabras

« Las palabras no las lleva el viento, las palabras dejan huella, tienen poder e influyen positiva o negativamente. Las palabras curan o hieren a una persona. Por eso mismo, los griegos decían que la palabra era divina y los filósofos elogiaban el silencio .

Piensa en esto y cuida tus pensamientos, porque ellos se convierten en palabras, y cuida tus palabras, porque ellas marcan tu destino. Piensa muy bien antes de hablar, cálmate cuando estés airado o resentido y habla sólo cuando estés en paz. De las palabras depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra.

Una cometa se puede recoger después de echarla a volar, pero las palabras jamás se podrán recoger una vez que han salido de nuestra boca.

Las palabras tienen mucha fuerza, con ellas podemos destruir lo que hemos tardado tanto tiempo en construir. Cuantas veces una palabra fuera de lugar es capaz de arruinar algo por lo que hemos luchado, cuantas veces una palabra de aliento tiene el poder de regenerarnos y darnos paz.

Las palabras insultantes o despectivas nunca han creado algo edificante. Con el uso de expresiones agresivas, lastimamos a las personas provocando heridas creando resentimientos y dolor, que se volverán a nosotros,…
La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado papel y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado.

Las palabras son la manifestación de nuestro mundo interior, al cuidar de nuestro lenguaje purificamos nuestro mundo interior. Muchas enfermedades son únicamente el producto de nuestros pensamientos desequilibrados. La violencia, las mentiras, el resentimiento y tantas otras cosas existen y conviven con nosotros en este mundo.

Ante ello tenemos que cultivar cualidades de amor, verdad y gratitud, creando un sólido mundo interior en donde la bondad y la verdad brillen; para luego extender este mundo interior a las personas de nuestro alrededor.

Una palabra amable: puede suavizar las cosas.
Una palabra alegre: puede iluminar el día.
Una palabra oportuna: puede aliviar la carga.
Una palabra de amor: puede curar y dar felicidad.
Una palabra irresponsable: puede encender discordias.
Una palabra cruel: puede arruinar una vida.
Una palabra de resentimiento: puede causar odio.
Una palabra brutal: puede herir o matar.

¡Las palabras son vivas! ¡Bendicen o maldicen, Alientan o abaten, Salvan o condenan!

Cuida tus palabras, ellas tienen poder. Habla de tal manera que en tu alma  y en la de los demás quede la Paz »

lunes, febrero 27

Versos olvidados: los muertos

«  Tres golpes, tres palmadas contra el muro:
Uno, dos tres: al escondite inglés.
Resuenan y avanzamos, y quedamos inmóviles
mirando hacia la espalda de la Muerte,
que, rápida, se vuelve para así sorprender
a los que aún arrastra el propio impulso
y los echa del juego para siempre.

Uno, dos, tres: al escondite inglés.
Se va la luz. Igual que un punto de oro
la vela hace temblar las sombras de la estancia.
¿Por qué hace tanto frío en la posguerra?
Y la Muerte se vuelve y ve a mi hermana
que se agita, febril, y llora bajo el hielo.

Uno, dos, tres: al escondite inglés.
El pasado era el rostro de mi padre:
prisiones, cicatrices, deserciones.
Qué terror le causaban las palmadas
contra el muro: no pudo terminar
un gesto de impaciencia.
La ira, el miedo
lo delataron a la Muerte.

Uno, dos, tres: al escondite inglés.
Nunca nos apartamos de su lado.
Ahora juego con mi hija muerta.
¿Por qué no pude adivinar sus ojos?
Pero el futuro, astuto, hace trampas.
No escuché los tres golpes: me sonrió
y junto a mí ya estaba su vacío.
Pero el juego debía continuar.

Uno, dos, tres: al escondite inglés.
Ya no me importa si me ve la Muerte:
sonriente miro hacia los que me siguen.
Ahora, tan cercano ya del muro,
ignoro lo que pueda haber detrás.
Sólo sé que me marcho con mis muertos »


Joan Margarit

sábado, febrero 25

Deja de elegir, empieza a vivir


El arte de insultar como Churchill

Para usted

La enseñanza del Buda

« El BUDA (El iluminado) siempre apeló a la inteligencia primordial del ser humano y su enseñanza carece de dogmas. Cada uno, por sí mismo, debe descubrir la última realidad. El Buda mostró lo que él mismo había comprendido supra conscientemente, pero insistió en que cada ser humano debía trabajar por sí mismo para por sí mismo experimentarlo. Declaró:

Siempre que vosotros mismos sepáis: “Estas enseñanzas no son buenas, están llenas de errores, son condenadas por los santos; cuando se siguen y se practican conducen a la disputa, a la ruina y a la pena”, entonces, rechazadlas. Siempre que sepáis vosotros mismos tras una completa indagación: “Estas enseñanzas son buenas, están libres de errores, son alabadas por los santos; cuando se siguen y se practican conducen al bienestar y a la felicidad propia y de los otros”, entonces aceptadlas como verdaderas, vivid según las mismas y de acuerdo con ellas.

El Buda insistía en que nada debe aceptarse porque lo digan la tradición, la moral convencional o las escrituras, sino solo aquello que uno compruebe por sí mismo que es beneficioso para uno y para los demás. De hecho, toda su enseñanza hay que refrendarla con la práctica, es decir siguiendo el Noble Sendero Octuple, que exige tres tipos de disciplina: 

1.La genuinamente ética, la moralidad (SILA) (hacer el bien y no dañar), 
2.El cultivo de la concentración y de la aptitud para controlar los procesos mentales (SAMADHI)
3.El desarrollo de la Sabiduría (PAÑNA) (visión lúcida, visión cabal). Hay tres clases de sabiduría: La sabiduría recibida (leída u oida) (suta-maya pañña), la sabiduría intelectual (comprensión de lo leído u oido) (cinta-maya pañña) y la sabiduría experimentada (que surge de la propia experiencia) (bhavana-maya pañña). Los dos primeros tipos de sabiduría no son exclusivos de la enseñanza del Buda, ambos existían antes de él. La contribución única del Buda al mundo fue un sistema para realizar la verdad personalmente y desarrollar así una sabiduría empírica, bhavana-maya pañña. El mencionado sistema para obtener una realización directa de la verdad es la técnica de vipassana-bhavana, el desarrollo de la visión cabal, llamado comúnmente meditación Vipassana.

Moralidad y concentración – sila y samadhi – son valiosas por sí mismas, pero su verdadero propósito es conducir a la sabiduría. Tan solo encontraremos un auténtico camino medio entre los extremos de la auto-indulgencia y la autorrepresión desarrollando pañña. Practicando moralidad evitamos las acciones que causan las formas más burdas de agitación mental. Concentrando la mente, la calmamos y al mismo tiempo la convertimos en una herramienta eficaz con la que abordar el camino de la auto-investigación, pero penetraremos en la realidad interna y nos liberaremos de toda ignorancia y todo apego sólo si desarrollamos la sabiduría. Cualquiera puede ser un Buda... un iluminado.

El esfuerzo debes hacerlo tú mismo, El Dharma solo señala el camino »

Vs el contenido

« Estamos en plena cultura del envase: El contrato del matrimonio importa más que el amor, el funeral más que el muerto, la ropa más que el cuerpo y la misa más que Dios ».

Eduardo Galeano

Epigrama

¿Cuento o novela?

« A un escritor amigo le robaron el móvil mientras caminaba por la calle charlando con su amante. En Madrid se está poniendo de moda este tipo de hurto, que deja a la víctima absurda, con una mano hueca en la oreja y la mirada perdida en la espalda del caco. Se queda uno en medio de la acera no ya sin teléfono, sino sin plática. En el caso al que me refiero, el robo se produjo cuando la mujer animaba al hombre a abandonar de una vez a su esposa para poner fin a aquella situación enloquecedora. Justo una décima de segundo antes de que el escritor se comprometiera a hacerlo, una sombra le rozó el costado y le extirpó, como un bisturí, el teléfono de la mejilla.

Tras los primeros momentos de perplejidad, la víctima buscó una cabina para disculparse con la amante, pero como no vio ninguna a mano entró en una cafetería y pidió un gin tonic con la idea de serenarse antes de tomar ninguna decisión. Al segundo trago le pareció que aquello había sido un aviso de que no debía separarse de su mujer. Era demasiada casualidad que le hubieran quitado el teléfono cuando iba a dar un sí con el que tal vez habría arruinado su vida. Al cuarto trago, dedujo que el ladrón era en realidad un ángel protector. Pidió otro gin tonic y con la ayuda de la ginebra y de la culpa acabó construyendo un relato moral sobre aquella situación adulterina a la que decidió poner fin en ese mismo instante.Se incorporó, pues, para telefonear a su amante. Pero hete aquí que antes de llegar a la zona de los teléfonos encontró debajo de una mesa del establecimiento otro móvil idéntico al suyo que además estaba encendido. 

Mi amigo miró alrededor, por si hubiera alguien con cara de haber extraviado una conversación, pero la cafetería se encontraba desierta. Cogió el aparato y tras unos segundos de incertidumbre interpretó esta nueva señal como un aviso de que no debía dejar a su amante, a la que telefoneó desde allí mismo para prometerle que esa noche abandonaría a su mujer. 

Después, se acodó en la barra, pidió otro gin tonic y cuando estaba reescribiendo mentalmente la historia del ángel, sonó el móvil que acaba de encontrar, pero no lo descolgó porque le habían encargado escribir un cuento y aquello empezaba a parecer una novela ».


Juan José Milla

La ciudad de los pozos

« Esta ciudad no estaba habitada por personas, como todas las demás ciudades del planeta. Esta ciudad estaba habitada por pozos. Pozos vivientes, pero pozos al fin.

Los pozos se diferenciaban entre sí no solo por el lugar en el que estaban excavados sino también por el brocal, la abertura que los conectaba con el exterior. Había pozos pudientes y ostentosos con brocales de mármol y de metales preciosos; pozos humildes de ladrillo y madera y algunos otros más pobres, con simples agujeros pelados que se abrían en la tierra.

La comunicación entre los habitantes de la ciudad era de brocal a brocal, y las noticias cundían rápidamente, de punta a punta del poblado.

Un día llegó a la ciudad una "moda" que seguramente había nacido en algún pueblito humano: La nueva idea señalaba que todo ser viviente que se precie debería cuidar mucho más lo interior que lo exterior. Lo importante no es lo superficial sino el contenido.

Así fue como los pozos empezaron a llenarse de cosas. Algunos se llenaban de cosas, monedas de oro y piedras preciosas. Otros, más prácticos, se llenaron de electrodomésticos y aparatos mecánicos. Algunos más optaron por el arte y fueron llenándose de pinturas , pianos de cola y sofisticadas esculturas postmodernas. Finalmente los intelectuales se llenaron de libros, de manifiestos ideológicos y de revistas especializadas.

Pasó el tiempo.

La mayoría de los pozos se llenaron a tal punto que ya no pudieron incorporar nada más.

Los pozos no eran todos iguales así que, si bien algunos se conformaron, hubo otros que pensaron que debían hacer algo para seguir metiendo cosas en su interior. Alguno de ellos fue el primero: en lugar de apretar el contenido, se le ocurrió aumentar su capacidad ensanchándose.

No paso mucho tiempo antes de que la idea fuera imitada, todos los pozos gastaban gran parte de sus energías en ensancharse para poder hacer más espacio en su interior.

Un pozo, pequeño y alejado del centro de la ciudad, empezó a ver a sus camaradas ensanchándose desmedidamente. El pensó que si seguían hinchándose de tal manera , pronto se confundirían los bordes y cada uno perdería su identidad.

Quizás a partir de esta idea se le ocurrió que otra manera de aumentar su capacidad era crecer, pero no a lo ancho sino hacia lo profundo. Hacerse más hondo en lugar de más ancho. Pronto se dio cuenta que todo lo que tenia dentro de él le imposibilitaba la tarea de profundizar. Si quería ser más profundo debía vaciarse de todo contenido.

Al principio tuvo miedo al vacío, pero luego , cuando vio que no había otra posibilidad, lo hizo.

vacío de posesiones, el pozo empezó a volverse profundo, mientras los demás se apoderaban de las cosas de las que él se había deshecho.

Un día , sorpresivamente el pozo que crecía hacia adentro tuvo una sorpresa: adentro, muy adentro , y muy en el fondo ¡encontró agua!. Nunca antes otro pozo había encontrado agua.

El pozo superó la sorpresa y empezó a jugar con el agua del fondo, humedeciendo las paredes, salpicando los bordes y por último sacando agua hacia fuera. La ciudad nunca había sido regada más que por la lluvia, que de hecho era bastante escasa, así que la tierra alrededor del pozo, revitalizada por el agua, empezó a despertar.

Las semillas de sus entrañas, brotaron en pasto , en tréboles, en flores, y en troquitos endebles que se volvieron árboles después. La vida explotó en colores alrededor del alejado pozo al que empezaron a llamar "El Vergel".

Todos le preguntaban cómo había conseguido el milagro.

- "Ningún milagro", contestaba el Vergel. "Hay que buscar en el interior, hacia lo profundo"

Muchos quisieron seguir el ejemplo del Vergel, pero desandaron la idea cuando se dieron cuenta de que para ir más profundo debían vaciarse. Siguieron ensanchándose cada vez más para llenarse de más y más cosas.

En la otra punta de la ciudad, otro pozo, decidió correr también el riesgo del vacío. Y también empezó a profundizar. Y también llegó al agua. Y también salpicó hacia fuera creando un segundo oasis verde en el pueblo.

- "¿Qué harás cuando se termine el agua?", le preguntaban.

-" No sé lo que pasará", contestaba. "Pero, por ahora, cuánto más agua saco, más agua hay"

Pasaron unos cuantos meses antes del gran descubrimiento.

Un día, casi por casualidad, los dos pozos se dieron cuenta de que el agua que habían encontrado en el fondo de sí mismos era la misma. Que el mismo río subterráneo que pasaba por uno inundaba la profundidad del otro »



viernes, febrero 24

La muerte en Venecia

« Nada hay más extraño ni más delicado que la relación entre dos personas que sólo se conocen de vista, que se encuentran y se observan cada día, a todas horas, y, no obstante, se ven obligadas,  ya sea por convencionalismo social o por capricho propio, a fingir una indiferente extrañeza y a no intercambiar saludo ni palabra alguna. Entre ellas va surgiendo una curiosidad sobreexcitada e inquieta, la histeria resultante de una necesidad de conocimiento y comunicación insatisfecha y anormalmente reprimida y, sobre todo, una especie de tenso respeto. Pues el ser humano ama y respeta al ser humano mientras no se halle en condiciones de juzgarlo, y el deseo vehemente es el resultado de un conocimiento imperfecto »

Thomas Mann

Así es

Proverbio Cree

« Cuando el último árbol sea cortado, el último río envenenado, el último pez pescado, entonces el hombre entenderá que el dinero no se come ».



Memoria de un torero

« Y de repente el toro miró hacia mí. Con la inocencia de todos los animales reflejada en los ojos, pero también con una imploración. Era la querella contra la injusticia inexplicable, la súplica frente a la innecesaria crueldad. Esta vez el me tuvo pìedad a mi y me senti la peor basura del mundo »



Cultura norteamericana contemporánea

« ¿Por qué funcionan mal las cosas? Al carecer de una comprensión objetiva de la vida social, la gente se imagina atrapada por fuerzas satánicas incontrolables. Pero somos nosotros, los hombres y mujeres corrientes, los únicos autores de nuestras desgracias. Buscando un mundo mejor, hemos ido tejiendo entre todos, poco a poco, la tela que nos separa de nuestros sueños »


Marvin Harris

Luz

« Solo se volverá clara tu visión cuando puedas mirar en tu propio corazón, 
porque quien mira hacia afuera duerme y quien mira hacia adentro despierta ».


Carl Jung

-- Fe --

Memorias de Churchill

« Un buen puro es como una mujer bella. Primero, uno se siente atraído por su forma, después por su olor, después por su compañía..., pero jamás de los jamases hay que dejar salir la llama. (...) ¿Quien va a cargo de ese tren del que rechinan los ejes? Se acerca raudo el peligro, pero el maquinista duerme, y en vano lucen los discos, que el tren dirige la muerte »


Winston Churchill

jueves, febrero 23

Sueños

Sin miedo

« Durante las guerras civiles en el Japón feudal, un ejército invasor podía barrer rápidamente con una ciudad y tomar el control. En una aldea en particular, todos huyeron momentos antes que llegara el ejército; todos excepto el maestro de Zen.

Curioso por este viejo, el general fue hasta el templo para ver por sí mismo qué clase de hombre era este maestro. Como no fuera tratado con la deferencia y sometimiento a los cuales estaba acostumbrado, el general estalló en cólera. “¡Estúpido!”, gritó mientras alcanzaba su espada, “¿¡no te das cuenta que estás parado ante un hombre que podría atravesarte sin cerrar un ojo!?”. Pero a pesar de la amenaza, el maestro parecía inmóvil. “¿Y usted se da cuenta?”, contestó tranquilamente el maestro, “¿No se da cuenta que está parado ante una persona que podría ser atravesada sin siquiera cerrar un ojo?” »



Ni tan ateos

« Me aburren los ateos: 
Siempre están hablando de Dios ».

Heinrich B.

La ejecución

« En su peregrinación, el maestro y algunos de sus discípulos bajaron de la montaña al llano y se encaminaron hacia las murallas de la gran ciudad. Ante la puerta se había congregado una gran muchedumbre. Cuando se hallaron más cerca vieron un cadalso levantado y los verdugos ocupados en llevar a rastras hacia el tajo a un individuo ya muy debilitado por el calabozo y los tormentos. La plebe se agolpaba alrededor del espectáculo. Hacían mofa del reo y le escupían, movían bulla y esperaban con impaciencia la decapitación.

—¿Quién será y qué delitos habrá perpetrado —se preguntaban unos a otros los discípulos— para que la multitud desee su muerte con tanto afán? Aquí no se ve a nadie que manifieste compasión ni que llore.

—Supongo que será un hereje —dijo el maestro con tristeza.

Siguieron acercándose, y cuando se vieron confundidos con el gentío los discípulos preguntaron a izquierda y derecha quién era y qué crímenes había cometido el que en aquellos momentos se arrodillaba frente al tajo.

—Es un hereje —decía la gente muy indignada—. ¡Hola! ¡Ahora inclina su cabeza condenada! ¡Acabemos de una vez! En verdad ese perro quiso enseñarnos que la ciudad del Paraíso tiene sólo dos puertas, ¡cuando a todos nosotros nos consta perfectamente que las puertas son doce!

Asombrados, los discípulos se reunieron alrededor del maestro y le preguntaron:

—¿Cómo lo adivinaste, maestro?

Él sonrió y, mientras echaba de nuevo a andar, dijo en voz baja:

—No ha sido difícil. Si fuese un asesino, o un bandolero o cualquier otra especie de criminal, habríamos visto entre las gentes del pueblo pena y compasión. Muchos llorarían y algunos hasta pondrían el grito en el cielo proclamando su inocencia. Al que tiene una creencia diferente, en cambio, se le puede sacrificar y echar su cadáver a los perros sin que el pueblo se inmute ».

Hermann Hesse

Miedo esclavo

« Miedo al páro. Miedo al terror. Miedo a la pobreza. Miedo a la cultura de otras personas. Miedo a la guerra. Miedo a la soledad. Miedo a a hacer una revolución. Miedo al abandono. Miedo a ser distinto. Miedo al dolor. Miedo a cambiar. Miedo a la forma. Miedo a las reglas. Miedo al sistema.  Miedo a la muerte. Miedo a caer. Miedo a luchar. Miedo a triunfar. Miedo a vivir. Miedo a hablar. Miedo a escuchar. Miedo a salir. Miedo a volver. Miedo a ser. Miedo a aceptar. Miedo a crecer. Miedo a asumir. Miedo a tener. Miedo a perder. Miedo a ser feliz. Miedo al miedo. Miedo a oponerse. Miedo a soltar. Miedo al encierro. Miedo a esperar. Miedo a seguir. Miedo a la vida. Miedo a lo mismo. Miedo a despertar. Miedo al descontrol. Miedo a perder. Miedo a dar. Miedo a recibir. Miedo a soñar. Miedo al ridículo. Miedo a mostrar. Miedo a pensar. Miedo al vacío. Miedo a la predicción. Miedo a fallar. Miedo a aprender.Miedo a brillar. Miedo a recaer. Miedo al descubierto. Miedo a la nada. Miedo a la inmensidad. Miedo a disfrutar. Miedo al egoísmo. Egoísta por miedo. Miedo a pedir. Miedo a reconocer.Miedo a la costumbre. La costumbre del miedo. Miedo a la pequeñez. Pequeño miedo, grande, pequeño por miedo. Miedo a pervertir. Miedo que pervierte. Pervertir con miedo. Perversión por miedo. Miedo a la luz. Miedo a la verdad. Miedo al infierno. El infierno del miedo. Miedo a

Es toda una experiencia vivir con miedo ¿Verdad? ESO ES LO QUE SIGNIFICA SER UN ESCLAVO ».

Instrucciones para llorar

« Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que nadie entra, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos ».


Julio Cortázar

miércoles, febrero 22

Las nubes de Alberti

« Yo no quiero morir en tierra: me da un pánico terrible. A mí, que me encanta volar en avión y ver pasar las nubes, me gustaría que un día el aparato en el que viajo se perdiera y no volviera. Y que me hicieran un epitafio los ángeles. O el viento ».

Rafael Alberti Merello

La verdad sigue siendo la verdad

« Mucha gente, especialmente la ignorante, desea castigarte por decir la verdad, por ser correcto, por ser tú. NUNCA te disculpes por ser correcto o por estar años delante de tu tiempo. Si estás en lo cierto, y lo sabes, que hable tu razón. Incluso, si eres una minoría de uno solo,  la verdad sigue siendo la verdad ».

Mahatma Gandhi

Juntos


Masacre

« La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, 
en provecho de gentes que si se conocen, pero que no se masacran ».


Paul Ambroise Valéry

De prejuicios & mediocres

« Los grandes espíritus siempre han encontrado violenta oposición de parte de los mediocres. Estos últimos no pueden entender cuando una persona no sucumbe impensadamente a prejuicios hereditarios, sino que, honestamente y con coraje, usa su inteligencia. Es más fácil destruir un átomo que un prejuicio »

Albert Einstein

Dinero


El para otra

« Esperaba verlo pero no inmediatamente, porque hubiera sido demasiado grande mi perturbación. Siempre postergaba nuestro encuentro, por algún motivo que él entendía o no. Un simple pretexto para no verlo o para verlo otro día. Y así pasaron los años, sin que el tiempo se hiciera sentir, salvo en la piel de la cara, en la forma de las rodillas, del cuello, del mentón, de las piernas, en la inflexión de la voz, en el modo de caminar, de escuchar, de colocar una mano en la mejilla, de repetir una frase, en el énfasis, en la impaciencia, en lo que nadie se fija, en el talón que aumenta de volumen, en las comisuras de los labios, en el iris de los ojos, en las pupilas, en los brazos, en la oreja escondida detrás del pelo, en el pelo, en las uñas, en el codo, ¡ay, en el codo!, en la manera de decir ¿qué tal? o realmente o puede ser o ¿a qué horas? o no le conozco. No, Brahms no, Beethoven, bueno, algunos libros. El silencio, que era más importante que la presencia, tejía sus intrigas. 

Ningún encuentro, que no fuera totalmente absurdo, se producía: un montón de paquetes me cubría y él, comiendo pan y empuñando una botella de vino y una de Coca-cola, pretendía estrecharme la mano. Invariablemente alguien tropezaba y el adiós resultaba anterior al ¿qué tal?. El teléfono llamaba, equivocado siempre, pero la respiración de alguien correspondía exactamente a su respiración, y surgían entonces, en la oscuridad del cuarto, los ojos de él, en el color aparecía el timbre de aquella voz sin fondo, una voz que la comunicaba con el desierto o con algunas ramificaciones de un río que corre entre las piedras sin llegar jamás a su desembocadura, un río cuyo nacimiento, en las más altas montañas, atraía a los pumas o a los fotógrafos que venían de muy lejos a ver esas maravillas. Me agradaba ver a personas parecidas a él. Algunas que tenían mirada casi idéntica, si entrecerraban los ojos; o un modo de cerrar totalmente los párpados, como si algo doliera. 

Me agradaba también hablar con personas que solían hablar con él o que lo conocían mucho o que irían a verlo en esos días. Pero ya el tiempo corría, como un tren que tiene que llegar a destino, cuando el guarda golpea la puerta del pasajero que está durmiendo o anuncia la estación próxima, el término del viaje. Teníamos que encontrarnos. Tan acostumbrados a no vernos estábamos que no nos vimos. Aunque no estoy segura de no haberlo visto, siquiera por la ventana. En aquella luz tenebrosa de la tarde, sentí que algo me faltaba. 

Pasé frente a un espejo y me busqué. No vi dentro del espejo sino el armario del cuarto y la estatua de una Diana Cazadora que jamás había visto en ese lugar. Era un espejo que fingía ser un espejo, como yo inútilmente fingía ser yo misma. 

Entonces sintió miedo de que se abriera la puerta y que él apareciera en cualquier momento y que terminaran las postergaciones que mantenían vivo su amor. Se echó al suelo sobre la rosa de una alfombra y esperó, esperó a que dejara de sonar el timbre de la puerta de la calle, esperó, esperó y esperó. Esperó que se fuera la última luz del día, entonces abrió la puerta y entró el que no esperaba. Se tomaron de la mano. Se echaron sobre la rosa de la alfombra, rodaron como una rueda, unidos por otro deseo, por otros brazos, por otros ojos, por otros suspiros. Fue en ese momento cuando la alfombra empezó a volar silenciosamente sobre la ciudad, de calle en calle, de barrio en barrio, de plaza en plaza, hasta que llegó a los confines del horizonte, donde empezaba el río, en una playa árida, donde crecían las totoras y volaban las cigüeñas. Amaneció lentamente, tan lentamente que no advirtieron el día ni la falta de noche, ni la falta de amor, ni la falta de todo por lo que habían vivido esperando ese momento. Se perdieron en la imaginación de un olvido -él para otra, para otro ella- y se reconciliaron »

Silvina Ocampo

Metamorphè

« Lo que estamos intentando es ver si podemos lograr de manera radical una transformación de la mente. No aceptar las cosas como son, sino entenderlas, profundizar en ellas, examinarlas. Entregar tu corazón y mente, con todo lo que tienes por descubrir, una manera diferente de vivir. Pero, eso depende de ti y de nadie más. Porque, en esto, no hay tutor, no hay alumno, no hay lider, no hay gurú, no hay maestro, no hay salvador. Tú mismo eres el tutor y el alumno, tú eres el maestro, eres el gurú, eres el lider, eres el salvador, ¡eres todo! Y ENTENDER ES TRANSFORMAR LO QUE ES ».

Jiddu Krishnamurti




Corzo Cojo

« No soy un borracho, pero tampoco soy un santo. 
Un hechicero no debería ser un “santo”… 
Debería poder descender tan bajo como 
un piojo y elevarse tan alto como un águila… 
Debes ser dios y diablo a la vez. 
Ser un buen hechicero significa estar 
en medio de la tormenta y no guarecerse. 
Quiere decir experimentar la vida en todas sus fases. 
Quiere decir hacer el loco de vez en cuando. 
Eso también es sagrado »

Sioux

Evolución


martes, febrero 21

La iluminación de Ananda

« Es sabido que Ananda era el más amable y cariñoso de todos los discípulos de Buda Gautama, sirvió como su custodio personal por los últimos veinte años, o más, que aquél vivió. Él atendía las necesidades personales del Buda, en ocasiones lo representaba, memorizaba los discursos de Buda y repetía estos discursos en su ausencia, y además, le servía como mensajero. Bueno, tenía mucho que hacer, de hecho, no tenía tiempo para su propia práctica.

Así, para la muerte de Buda, Ananda aún no había alcanzado la iluminación. Cuando Buda estaba agonizando, Ananda lloró, en vez de aceptar lo inevitable con tranquilidad, como las personas iluminadas tratan de hacer.

Después que Buda muriera, Ananda tuvo tiempo para dedicar a su propia práctica. En aquella época otros de los principales discípulos de Buda, organizaban el Primer Consejo Budista, una reunión de todos los monjes budistas para ordenar y consolidar todas las Enseñanzas de Buda. 

Ananda quería alcanzar la iluminación para cuando se efectuara este consejo. Así, cada día meditó estrictamente. Pero el día anterior al consejo todavía no parecía estar siquiera cerca de su iluminación. 

Esa noche, Ananda lo intentó duramente, pero de todas maneras no conseguía llegar a ninguna parte. Ya era muy tarde, y al final se dijo, "me relajaré y trabajaré para la iluminación después del consejo. No necesito apurarme ahora".

Pensando así, se acostó para descansar. En el momento que se relajó y su cabeza tocó la almohada, él se iluminó ».


Una idea

« La mente que se abre a una nueva idea 
jamás regresa a su tamaño original »


Albert Einstein

Presente futuro


La mariposa

« Un día, una pequeña abertura apareció en un capullo; un hombre se sentó y observó a la mariposa por varias horas, mientras ella se esforzaba para hacer que su cuerpo pasase a través de aquel pequeño agujero. En tanto, parecía que ella había dejado de hacer cualquier progreso. Parecía que había hecho todo lo que podía, pero no conseguía agrandarlo. Entonces el hombre decidió ayudar a la mariposa: el tomó una tijera y abrió el capullo. La mariposa pudo salir fácilmente, pero su cuerpo estaba marchito, era pequeño y tenía las alas arrugadas.

El hombre siguió observándola porque esperaba que, en cualquier momento, las alas se abrieran y estirasen para ser capaces de soportar el cuerpo, y que éste se hiciera firme.

¡Nada aconteció! En verdad, la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose con un cuerpo marchito y unas alas encogidas. Ella nunca fue capaz de volar.

Lo que el hombre, en su gentileza y su voluntad de ayudar no comprendía, era que el capullo apretado y el esfuerzo necesario para que la mariposa pasara a través de la pequeña abertura, era la forma en que la vida hacía que el fluido del cuerpo de la mariposa, fuese a sus alas, de tal modo que ella estaría lista para volar, una vez que se hubiese liberado del capullo.

Algunas veces, el esfuerzo es exactamente lo que necesitamos en nuestra vida. Si la madre naturaleza nos permitiese pasar por nuestras vidas sin encontrar algún obstáculo, nos dejaría limitados. No lograríamos ser tan fuertes como podríamos haber sido. Nunca podríamos volar ».



lunes, febrero 20

Quizá ganemos

Capacidad


V


« ¡Buenas tardes, Londres! Permitid que, primero, me disculpe por esta interrupción. Yo, como muchos de vosotros, aprecio la comodidad de la rutina diaria, la seguridad de lo familiar, la tranquilidad de la monotonía. A mí, me gusta tanto como a vosotros. Pero con el espíritu de conmemorar los importantes acontecimientos del pasado, normalmente asociados con la muerte de alguien o el fin de alguna terrible y sangrienta batalla y que se celebran con una fiesta nacional, he pensado que podríamos celebrar este 5 de noviembre, un día que, lamentablemente, ya nadie recuerda, tomándonos 5 minutos de nuestra ajetreada vida para sentarnos y charlar un poco. Hay, claro está, personas que no quieren que hablemos. Sospecho que, en este momento, estarán dando órdenes por teléfono, y que hombres armados ya vienen de camino. ¿Por qué? Porque mientras pueda utilizarse la fuerza ¿Para qué el diálogo? Sin embargo, las palabras siempre conservarán su poder, las palabras hacen posible que algo tome significado y, si se escuchan, enuncian la verdad. Y la verdad es, que en este país, algo va muy mal, ¿no? Crueldad e injusticia, intolerancia y opresión. Antes tenías libertad para objetar, para pensar y decir lo que pensabais. Ahora, tenéis censores y sistemas de vigilancia que os coartan para que os conforméis y os convirtáis en sumisos. ¿Cómo ha podido ocurrir? ¿Quién es el culpable? Bueno, ciertamente, unos son más responsables que otros. Y tendrán que rendir cuentas. Pero, la verdad sea dicha, si estáis buscando un culpable, sólo tenéis que miraros al espejo. Sé por qué lo hicisteis, sé que teníais miedo ¿Y quién no? Guerras, terror, enfermedades. Había una plaga de problemas que conspiraron para corromper vuestros sentidos y sorberos el sentido común. El temor pudo con vosotros y, presas del pánico, acudisteis al actual líder, Adam Sandler. Os prometió orden, os prometió paz. Y todo cuanto os pidió a cambio fue vuestra silenciosa y obediente sumisión. Anoche intenté poner fin a ese silencio. Anoche destruí el Old Bailey para recordar a este país lo que ha olvidado. Hace más de cuatrocientos años un gran ciudadano deseó que el cinco de noviembre quedara grabado en nuestra memoria. Su esperanza era hacer recordar al mundo que justicia, igualdad y libertad son algo más que palabras; son metas alcanzables. Así que si no abrís los ojos, si seguís ajenos a los crímenes de este gobierno, entonces os sugiero que permitáis que el cinco de noviembre pase sin pena ni gloria. Pero si veis lo que yo veo, si sentís lo que yo siento y si perseguís lo que yo persigo, entonces, os pido que os unáis a mí, dentro de un año, ante las puertas del parlamento Y juntos, les haremos vivir un cinco de noviembre que jamás, jamás nadie olvidará »

V for Vendetta

Confesiones de una máscara

« Todos dicen que la vida es un escenario. Pero la mayoría de las personas no llegan, al parecer, a obsesionarse por esta idea, o al menos no tan pronto como yo. Al finalizar mi infancia estaba firmemente convencido que así era, y que debía interpretar mi papel en ese escenario sin revelar jamás mi auténtica manera de ser. Como esa convicción iba acompañada de una tremenda ingenuidad, de una total falta de experiencia, pese a que existía la constante sombra de duda en mi mente que me hacía sospechar que quizá no estuviera en lo cierto, lo indudable es que todos los hombres enfocaban la vida exactamente como si de una interpretación teatral se tratara. Creía con optimismo que tan pronto como la interpretación hubiera terminado bajaría el telón y el público jamás vería al actor sin maquillaje. Mi presunción es que moriría joven era otro factor que colaboraba a mantener esa creencia. Sin embargo, con el paso del tiempo, ese optimismo, o, mejor dicho, ese sueño en vigilia, concluiría en una cruel desilusión »


Yukio Mishima

Razones para leer

« Para ser inteligente, para creerse inteligente, para sentirse inteligente. Para no estar solo, para estar solo, porque más que solo vale estar mal acompañado aunque mucho se diga que no hay libro malo. Porque hace frío ahí fuera, porque llueve sobre el corazón y gusta ver la tinta sobre los campos de nieve. Para ser entre la gente. Para fumar sin sentirse culpable, para dejar de fumar y las manos no se escapen en busca del aire de nadie.

Para tener un libro de bolsillo en el bolsillo y ocuparse de un mientras, un ya veremos y de un entretanto. Por vista, gusto, tacto, olfato y oído y para saber qué alumbra lo que tanto nos gusta. Por ego y por apego. Para esconderse, para mostrarse, para vestirte, para desnudarte. Porque sí, por si, porque no, para no. Para ser feliz, por no ser feliz, por infeliz. Para andar el camino, para encontrar el camino, para olvidar el camino, para construir un camino, para hacer un alto en el camino. Para no perder el tren.

Por sed, por hambre, por tierra, mar y aire. Para mirarse en el espejo, por reflejo incondicionado, para conocer quién nos habla desde el otro lado del espejo. Por ti, por mí y por ella. Porque queremos ver y que nos vean y sin embargo qué morbo da la “cita a ciegas” (el autor pone la alcoba, el editor la casa, el narrador es el que la luz apaga).

Para ver el humo que avisa donde está el fuego. Porque estar cansado tiene plumas, la avaricia comienza en el dar y porque sólo entonces soy como te quiero. Para tener la libertad que no tiene el solitario. Para pedirte perdón por el daño que me hiciste, echar sal en mis heridas e intentar saber cómo me llamo. Porque puedes estar en misa y repicando, nadar y guardar la ropa, ser Caín y el guardián de tu hermano. Porque si no se las lleva el viento, arden las palabras. Por pié quebrado y tan callado. Para conocer la voz de mi amo y para ver si de una vez alcanzo el silencio. Para ser el enfermo y el psiquiatra. Porque yo no soy como te amo.

Porque el poema es una copa de vino, y se fue, y el mañana no ha llegado. Por punto de partida y de hoja en hoja y leo porque me toca. Porque hay vida más allá del punto y aparte y es sano andar a pie de página. Porque si pierdo la memoria qué pereza. Para ni ser ciego en Granada ni nos obliguen a elegir entre la pena y la nada. Para jugar con fuego y no salir quemado. Porque la letra con letra entra, y sale y vuelve a entrar como beso que no quiere que te calles.

Porque entre todos los libros que he leído nunca he leído aquel entre cuyas letras desfallecieron de amor Paolo y Francesca. Para tirar la mano, esconder la piedra y mojar el pan en sangre ajena. Para que me llames y me ames. Para acabar con la propiedad privada de mis palabras. Porque si echas cuentas te sale a cuento y hasta te sobran dos quijotes y medio sancho. Y por los libros de los libros, mal o bien, pero amén ».

Constantino Bértolo

¡Feliz no cumple años!

« Sombrerero Loco: Bien sabido es que tienes tú un cumpleaños.

Liebre de Marzo: ¡Imagínate! Uno solamente al año.

SL: Aaaah… Pero te quedan 364 días de no cumpleaños.

LdM: ¡Precisamente, son los que celebramos aquí!

Alicia: Entonces, también es mi no cumpleaños hoy.

LdM: ¿De veras?

SL: ¡Ay, que pequeño es este mundo!

LdM: En tal caso… ¡Feliz, feliz no cumpleaños! ¿A mí? ¡A tú! ¡Feliz, feliz no cumpleaños! ¿Para mí? ¡Para tú! ¡Que los pases muy felices! Y ahora ¡sóplale a la luz! ¡Feliz, feliz no cumpleaños! ¡Feliz, feliz no cumpleaños a tú!Lirón: Lindo lindo parpadean estrellitas en el cielo. Y allá arriba están volando con alitas de murciélago ».

Alicia en el país de las maravillas

domingo, febrero 19

La gente que me gusta ★ ••

« Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace

•La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad. 

• Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones.

• La gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño.

• Me gusta quien se permite huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios.

• Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma.

• La gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida.


• La gente que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar algo a cambio.

• Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme. 

• La gente que tiene tacto.

• Me gusta la gente que posee sentido de la justicia. A estos los llamo mis amigos.

• Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. 


• La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor. 


• La gente que nunca deja de ser como un niño.

• Me gusta la gente que con su energía, contagia.

• Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.

• Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.

• Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. 

• La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.

• La gente que lucha contra adversidades.

• Me gusta la gente que busca soluciones.

• Me gusta la gente que piensa y medita internamente. 

• La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen. 

• La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.

• Me gusta la gente que tiene personalidad.

• Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.

• La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE.

Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido ».


Mario Benedetti

La conquista del mundo


De la tierra

« El error consistió en creer que la tierra era nuestra, cuando, la verdad de las cosas, nosotros somos de la tierra »


Nicanor Parra

Flourescente

« Todo era normal, hasta que Gemma se volvió fluorescente. Si alguien la hubiese estado observando de manera detenida, habría notado que la fluorescencia de Gemma se iba manifestando de manera gradual, pero la realidad es que todos estaban ajenos a la situación, y se enteraron cuando la luminiscencia era imposible de ignorar. Esto sucedió a mediados del invierno, cuando los días son cortos y las velas no alcanzan para estocar a tanta oscuridad. Uno de esos días, la familia percibió una claridad casi total que llegaba a modo de inundación desde la habitación de Gemma. 

Encontraron a la muchacha sentada en su cama, bordando en el bastidor; parecía no darse cuenta de que su cuerpo emanaba luz, una luz que cegaba a quien osara mirarla de frente. Le preguntaron que qué le pasaba, y si se sentía mal. Asombrada, contestó que no le pasaba algo y que se sentía perfectamente. Le preguntaron, entonces, que qué era esa luz, y ella dijo que no sabía, pero que la tenía desde hacía tiempo, aunque tampoco sabía si el verbo correcto era tener, ya que la luz pare-cía obrar de acuerdo a una voluntad propia: Gemma no podía dejar de ser fluorescente.

El médico que la revisó se mostró estupefacto, y le recetó una precavida dieta a base de verduras y legumbres. La abuela aseguró que Gemma debía estar pagando algún grave pecado, y de ahí en adelante se dedicó a llorar y a perseguir a la muchacha con una palangana que rebalsaba agua bendita. Los padres decidieron atrincherarse dentro del castillo, agobiados por la vergüenza de ver cómo su hija experimentaba algo a todas luces, valga la ironía, inédito en la comarca.

Una tarde de agosto, la abuela descubrió a Gemma recostada en el pasto, a orillas del lago. A su lado, uno de los muchachos que labraban la tierra la abrazaba. Se decían cosas en el oído y reían. La abuela vio cómo el cuerpo del joven emanaba una fluorescencia idéntica a la de Gemma, y comprendió. Se metió en el castillo dando alaridos de santurrona inquisidora, y los padres de Gemma acudieron en su auxilio. El muchacho fue apaleado y echado del castillo, de la comarca y del reino, y Gemma se fue apagando de a poco, de manera gradual, hasta volver a ser una chica normal, sin rastros de fluorescencia ».

Gilda Manso

sábado, febrero 18

Primer amor


« ¿Podremos concluir entonces que la amaba con ese amor intelectual que hizo que se me cayera la baba? La verdad no creo. Pues si mi amor hubiera sido de este tipo, ¿Me habría detenido acaso a escribir el nombre de Anne en la boñiga de vaca, a cincelarlo en la pátina del tiempo? »

Samuel Beckett

Palabra de Dios

« Hola, soy Dios, cualquier Dios, el que quieras. Si últimamente he sido noticia porque muchos matan o mueren en mi nombre o por tanta gente que se pregunta honestamente cómo – en caso de existir – puedo permitir semejantes barbaridades, ahora ya solo soy publicidad de autobús: está claro que voy a menos.

En confianza: incluso yo, en horas bajas, a menudo me pregunto si realmente existo o solo soy una necesidad de los humanos que no se bastan consigo mismos. Debo de existir – digo yo-, ya que soy imprescindible en el lenguaje de cada día: en el adiós, el "si Dios quiere" o en el "me cago en Dios", expresión de mal gusto, pero comprensible ante según qué contrariedades. Si, según se dice, soy inmensamente bueno y sabio, ¿cómo voy a molestarme por estas u otras tonterías? Al fin y al cabo, pues yo los hice así – la ciencia ahora dice que no, que todo fue viniendo solo (y yo lo respeto)- alguna responsabilidad debo de tener.

A los que de verdad no soporto son a esos que sacan provecho de mí, distorsionando a favor suyo mis pobres enseñanzas. Pero también tengo, claro está, a mis favoritos: ahora disfruto mucho revisando el cine de Bergman o releyendo a Kierkegaard, Beckett, Cioran… ¡Qué gracia tienen los puñeteros!

Bueno, los dejo, que ahora me toca atender a los que rezan. Cada día son menos. Y lo entiendo. Me cuentan sus cosas, me piden favores… y yo no les respondo porque no sé qué decir, pero aprendo mucho de ellos. Ya lo decía el filósofo: “Soy humano y nada humano me es ajeno”. Y a mí, pese a mi condición probablemente divina, me pasa tres cuartos de lo mismo. Hala, que sean felices conmigo o sin mí. Adiós »

Juan Ollé