« Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.
También escribí en mi época cartas de amor,
como las otras,
ridículas.
Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.
Pero, al final,
sólo las criaturas que nunca escribieron
cartas de amor
son que son, que son
ridículas.
Quién volviera a la época en que escribía,
sin darme cuenta,
cartas de amor,
ridículas.
La verdad es que hoy
mis memorias
de esas cartas de amor
son las que son
ridículas.
(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas) ».
Fernando Pessoa