« -¿Qué se puede hacer si nada se puede vender? - repitió la mujer.
-Entonces ya será veinte de enero- dijo el coronel, perfectamente consciente-. El veinte por ciento lo pagan esa misma tarde.
-Si el gallo gana- dijo la mujer-. Pero si pierde. No se te ha ocurrido que el gallo puede perder.
-Es un gallo que no puede perder.
-Pero supónte que pierda.
-Todavía faltan cuarenta y cinco días para empezar a pensar en eso- dijo el coronel.
La mujer desesperó.
"Y mientras tanto qué comemos", preguntó, y agarró al coronel por el cuello de la franela. Lo sacudió con energía.
-Dime, qué comemos.
El coronel necesitó setenta y cinco años- los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto- para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder:
-Mierda ».
Gabriel García Márquez