« Yo no creo en la Providencia ni en el Destino. No necesito alguna clase de mística para admitir lo inverosímil como un hecho experimental. Lo probable y lo improbable no difieren por su esencia, sino únicamente por su frecuencia. Pero cuando acaece lo improbable no es a causa de algo superior o milagroso, como suele pensar el profano. Cuando hablamos de probabilidad comprendemos también la improbabilidad como caso límite de lo probable, y si alguna vez sobreviene lo improbable, no hay motivo para maravillarse o asombrarse, ni estremecerse, ni creer en algún misterio »
Max Frisch