domingo, octubre 21

Poema a una madre



«  Yo fui medio consentido
Por ser el hijo menor,
Y ya mi hermano el mayor
Me llamaba: “El preferido”.

Razones habrá tenido
Que cuando me perseguía
Detrás de ella me ponía
Y ya estaba protegido. 



Si mi padre me mandaba
A la cama sin cenar,
La veía aparecer
Haciéndose "la enojada",
Y a escondidas me pasaba
La parte mía en un plato,
“Y a la próxima !Te mato!”
me decía, y lagrimeaba.

Aquel delantal mojado
De lavar en la pileta
Que retorcía inquieta
Porque alguno había avisado
Que su hijo había peleado
Con otro chico en la esquina,
Y al rato yo aparecía
Con un ojo amoratado.

Me acuerdo lo que sintió
La vez del pantalón largo;
Fue un momento muy amargo:
Me miraba, me tocó,
Decía: “¡Cómo creció!
Y ayer lo hacía dormir”.
Y al quererse sonreír,
El llanto la traicionó.

Igual que muchos creí
Que sabía demasiado;
Por unos labios pintados
Del lado de ella me fui.

Y aquel día en que volví
Arruinado y amargado,
En vez de dejarme a un lado
Se puso a rezar por mí.

¡Cómo castiga la vida!
¡Cómo traiciona la gente!
¡Cómo se dobla la frente
por un plato de comida…!

No hay uno que no te pida
Su parte por un favor;
Y se calcula el valor
Que pueda tener tu herida.

Sólo ella…, ella comprende
El dolor de tu mirada,
Porque su vista cansada
Desde niño nos entiende.

Sólo ella te defiende
Porque eres su misma sangre
Y solo te da una madre 
La amistad que no se vende.

Yo quería hacerle versos
Como ella los merecía;
¡Los empecé tantas veces!
Y no salgo del comienzo;
Es que a una madre, yo pienso,
¡Qué se le puede escribir!
Solo se puede decir
En la ternura de un beso » 


Héctor Gagliardi