« El rotativo The New York Times publicó recientemente una extraña información de 6,000 palabras detallando la forma en que Barack Obama toma decisiones sobre la vida y la muerte de individuos sospechosos de ser terroristas. Según la información, todos los martes Obama barajea cartas con la imagen y la biografía de estos individuos para determinar quiénes han de morir víctimas de ataques de naves aéreas manejadas por control remoto y que son conocidas como "drones"( zángano o abejorro en traducción libre al español). Obama incluso se reserva el derecho de decidir si se debe o no seguir adelante con la acción aún en los casos de que exista la posibilidad de que las víctimas incluyan a familiares del terrorista a quien se quiere dar muerte.
El artículo del Times debió haber sido titulado "Barack Obama: Guerrero por control remoto". En el mismo se ofrecen detalles elaborados sobre la forma en que Obama dirige personalmente la campaña de asesinatos. En el artículo aparecen citas para publicación de declaraciones formuladas por los más altos funcionarios del gobierno. Esto no fue una filtración. Fue una nota de prensa de la Casa Blanca.
¿Por qué motivo? Para mostrar a Obama como un guapetón de barrio. ¿Por qué ahora? Porque durante numerosas crisis en tiempos recientes Obama ha proyectado una imagen de debilidad. Entre ellas, su inercia ante la masacre siria, su torpeza para confrontar las burlas iraníes en las negociaciones sobre armas nucleares que condujeron al colapso de las negociaciones de Bagdad y el desprecio con que lo trató Vladimir Putin al negarse a participar en la Conferencia Cumbre de la OTAN en Chicago.
El equipo de campaña de Obama pensó que cualquier problema en el campo de la política exterior podría ser curado por la operación en que fue ultimado Osama bin Laden. Pero los intentos del gobierno de sacar ventaja política a la conmemoración del primer aniversario de la acción fueron un rotundo fracaso. Peor aún, lo hicieron objeto del ridículo y le ganaron la crítica de quienes vieron el gesto como el robo de méritos por actos heroicos de otros.
Un anuncio de campaña mostró a Bill Clinton elogiando a Obama por haber dado la orden de que se efectuara el ataque. De haber fracaso la acción y conducido a la muerte de soldados norteamericanos--dice Clinton en el anuncio--"las consecuencias negativas habrían sido terribles para él", (el presidente Obama). Un grupo indignado de veteranos contestó que cualquier fracaso habría sido mucho más terrible para los miembros del equipo de SEALs que efectuaron el ataque. Obama hizo aún más notoria su autopromoción cuando una semana más tarde declaró que los militares que participaron en la acción "combatieron en mi nombre".
¿Qué hacer entonces al ver que la carta de la muerte de Osama había sido utilizada en exceso? Jugar una nueva carta. Obama el guerrero por control remoto quién, a solas y con mano firme, barajaba las cartas de los restantes miembros de al-Qaeda y ordenaba su muerte.
Fue así como el pacificador, el laureado con el Nobel, el que pidió disculpas al mundo por los transgresiones morales de los Estados Unidos por haber maltratado a los mismos terroristas que ahora él mismo manda a matar sufrió una transformación radical a la luz de la campaña política de 2012. Ahora, como transformado por el impacto de un rayo, se ha convertido en un vengador Dios Zeus.
Una ética verdaderamente extraña. Por una parte, Obama recorre el mundo diciendo que los Estados Unidos han alcanzado una mayor estatura moral al elegir a un presidente profundamente indignado por la beligerancia de George Bush. Por el otro, Obama no tiene el menor reparo en demostrar que se ha convertido en juez, jurado y verdugo de combatientes que ni siquiera ha visto, sin importarle en lo más mínimo las víctimas adicionales de la acción militar.
Lo que he dicho no es un argumento en contra de los ataques por "drone". En principio, están plenamente justificados. No se les puede dar cuartel a terroristas que se visten de civiles, se esconden dentro de la población civil y atacan en forma indiscriminada a personas inocentes. El objetivo de este trabajo es destacar la amnesia moral de aquellos que se ofendieron por los métodos de Bush--los cuales nos mantuvieron a salvo por toda una década--y ahora apoyan con vehemencia los asesinatos por control remoto perpetrados por Obama.
Por otra parte, este procedimiento tiene un agudo problema militar. Los terroristas muertos no pueden hablar. Los ataques por drone tienen la ventaja de un bajo costo financiero. Pero la línea de menor esfuerzo tiene un alto costo. No produce información sobre redes terroristas o futuros ataques terroristas.
Un terrorista capturado podría resultar más beneficioso para nuestra seguridad que 10 terroristas muertos. Pero debido a la incoherencia moral de la guerra contra el terrorismo implantada por Obama ya no estamos capturando terroristas. ¿Para qué capturarlos si la CIA ya no tiene la facultad de interrogarlos o las instalaciones donde mantenerlos presos? Y ¿de qué nos servirían sus confesiones si Obama ha ordenado que se les trate con guantes de seda en el curso de los interrogatorios?
Desde un principio este gobierno se opuso a los tribunales militares, quiso enjuiciar a los terroristas en tribunales civiles, insistió en otorgarles los mismos derechos de los norteamericanos en lo relativo a la autoincriminación y hasta intentó--aunque sin éxito alguno--cerrar las instalaciones en la Base Naval de Guantánamo. Sin embargo, junto a este compasivo enfoque sobre los derechos de los terroristas, Obama desata la campaña de matarlos en su propio lecho.
Les prodigas numerosos derechos a los prisioneros pero, por otra parte, nunca los tomas prisioneros. Los matas. Una moral definitivamente perversa. Que es la razón por la cual los resultados son tan inconclusos. Damos muerte a los terroristas, que es parte importante de la guerra contra el terrorismo, pero renunciamos de manera inexplicable a obtener información que podría salvar muchas vidas. Pero eso será un costo que pagaremos mas tarde. Lo que importa por el momento, para Obama y sus equipos de campaña, es la seriedad moral y la firmeza de nuestro presidente convertido en guerrero por control remoto ».
El artículo del Times debió haber sido titulado "Barack Obama: Guerrero por control remoto". En el mismo se ofrecen detalles elaborados sobre la forma en que Obama dirige personalmente la campaña de asesinatos. En el artículo aparecen citas para publicación de declaraciones formuladas por los más altos funcionarios del gobierno. Esto no fue una filtración. Fue una nota de prensa de la Casa Blanca.
¿Por qué motivo? Para mostrar a Obama como un guapetón de barrio. ¿Por qué ahora? Porque durante numerosas crisis en tiempos recientes Obama ha proyectado una imagen de debilidad. Entre ellas, su inercia ante la masacre siria, su torpeza para confrontar las burlas iraníes en las negociaciones sobre armas nucleares que condujeron al colapso de las negociaciones de Bagdad y el desprecio con que lo trató Vladimir Putin al negarse a participar en la Conferencia Cumbre de la OTAN en Chicago.
El equipo de campaña de Obama pensó que cualquier problema en el campo de la política exterior podría ser curado por la operación en que fue ultimado Osama bin Laden. Pero los intentos del gobierno de sacar ventaja política a la conmemoración del primer aniversario de la acción fueron un rotundo fracaso. Peor aún, lo hicieron objeto del ridículo y le ganaron la crítica de quienes vieron el gesto como el robo de méritos por actos heroicos de otros.
Un anuncio de campaña mostró a Bill Clinton elogiando a Obama por haber dado la orden de que se efectuara el ataque. De haber fracaso la acción y conducido a la muerte de soldados norteamericanos--dice Clinton en el anuncio--"las consecuencias negativas habrían sido terribles para él", (el presidente Obama). Un grupo indignado de veteranos contestó que cualquier fracaso habría sido mucho más terrible para los miembros del equipo de SEALs que efectuaron el ataque. Obama hizo aún más notoria su autopromoción cuando una semana más tarde declaró que los militares que participaron en la acción "combatieron en mi nombre".
¿Qué hacer entonces al ver que la carta de la muerte de Osama había sido utilizada en exceso? Jugar una nueva carta. Obama el guerrero por control remoto quién, a solas y con mano firme, barajaba las cartas de los restantes miembros de al-Qaeda y ordenaba su muerte.
Fue así como el pacificador, el laureado con el Nobel, el que pidió disculpas al mundo por los transgresiones morales de los Estados Unidos por haber maltratado a los mismos terroristas que ahora él mismo manda a matar sufrió una transformación radical a la luz de la campaña política de 2012. Ahora, como transformado por el impacto de un rayo, se ha convertido en un vengador Dios Zeus.
Una ética verdaderamente extraña. Por una parte, Obama recorre el mundo diciendo que los Estados Unidos han alcanzado una mayor estatura moral al elegir a un presidente profundamente indignado por la beligerancia de George Bush. Por el otro, Obama no tiene el menor reparo en demostrar que se ha convertido en juez, jurado y verdugo de combatientes que ni siquiera ha visto, sin importarle en lo más mínimo las víctimas adicionales de la acción militar.
Lo que he dicho no es un argumento en contra de los ataques por "drone". En principio, están plenamente justificados. No se les puede dar cuartel a terroristas que se visten de civiles, se esconden dentro de la población civil y atacan en forma indiscriminada a personas inocentes. El objetivo de este trabajo es destacar la amnesia moral de aquellos que se ofendieron por los métodos de Bush--los cuales nos mantuvieron a salvo por toda una década--y ahora apoyan con vehemencia los asesinatos por control remoto perpetrados por Obama.
Por otra parte, este procedimiento tiene un agudo problema militar. Los terroristas muertos no pueden hablar. Los ataques por drone tienen la ventaja de un bajo costo financiero. Pero la línea de menor esfuerzo tiene un alto costo. No produce información sobre redes terroristas o futuros ataques terroristas.
Un terrorista capturado podría resultar más beneficioso para nuestra seguridad que 10 terroristas muertos. Pero debido a la incoherencia moral de la guerra contra el terrorismo implantada por Obama ya no estamos capturando terroristas. ¿Para qué capturarlos si la CIA ya no tiene la facultad de interrogarlos o las instalaciones donde mantenerlos presos? Y ¿de qué nos servirían sus confesiones si Obama ha ordenado que se les trate con guantes de seda en el curso de los interrogatorios?
Desde un principio este gobierno se opuso a los tribunales militares, quiso enjuiciar a los terroristas en tribunales civiles, insistió en otorgarles los mismos derechos de los norteamericanos en lo relativo a la autoincriminación y hasta intentó--aunque sin éxito alguno--cerrar las instalaciones en la Base Naval de Guantánamo. Sin embargo, junto a este compasivo enfoque sobre los derechos de los terroristas, Obama desata la campaña de matarlos en su propio lecho.
Les prodigas numerosos derechos a los prisioneros pero, por otra parte, nunca los tomas prisioneros. Los matas. Una moral definitivamente perversa. Que es la razón por la cual los resultados son tan inconclusos. Damos muerte a los terroristas, que es parte importante de la guerra contra el terrorismo, pero renunciamos de manera inexplicable a obtener información que podría salvar muchas vidas. Pero eso será un costo que pagaremos mas tarde. Lo que importa por el momento, para Obama y sus equipos de campaña, es la seriedad moral y la firmeza de nuestro presidente convertido en guerrero por control remoto ».
Charles Krauthammer