« Tengo una soledad
tan concurrida,
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos,
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos,
de primeras de cambio
y de último vagón.
Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas,
por época
por tacto
y por sabor.
Sin temblor de más,
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos.
Estoy lleno de sombras,
de noches y deseos,
de risas y de alguna
maldición.
Mis huéspedes concurren,
concurren como sueños
con sus rencores nuevos,
su falta de candor.
Yo les pongo una escoba
tras la puerta ,
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos.
Pero el rostro de vos
mira a otra parte,
con sus ojos de amor
que ya no aman,
como víveres
que buscan su hambre,
miran y miran
y apagan mi jornada.
Las paredes se van,
queda la noche,
las nostalgias se van,
nada queda.
Ya mi rostro de vos
cierra los ojos
y es una soledad
tan desolada »
tan concurrida,
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos,
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos,
de primeras de cambio
y de último vagón.
Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas,
por época
por tacto
y por sabor.
Sin temblor de más,
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos.
Estoy lleno de sombras,
de noches y deseos,
de risas y de alguna
maldición.
Mis huéspedes concurren,
concurren como sueños
con sus rencores nuevos,
su falta de candor.
Yo les pongo una escoba
tras la puerta ,
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos.
Pero el rostro de vos
mira a otra parte,
con sus ojos de amor
que ya no aman,
como víveres
que buscan su hambre,
miran y miran
y apagan mi jornada.
Las paredes se van,
queda la noche,
las nostalgias se van,
nada queda.
Ya mi rostro de vos
cierra los ojos
y es una soledad
tan desolada »
Mario Benedetti