« Los viajes son una brutalidad. Le obligan a uno a confiar en extraños y a perder de vista toda la comodidad familiar de la casa y de los amigos. Se está en continuo desequilibrio. Nada le pertenece a uno salvo las cosas esenciales: el aire, el descanso, los sueños, el mar, el cielo, y todo tiende hacia lo eterno o a lo que imaginamos de la eternidad. Es la máxima contribución que uno puede hacer en deshumanizarse, deconstruyendo su propia esencia, para luego volver a su vida normal completamente perdido ».
Ian McEwan