miércoles, octubre 10

El planeta de los simios

« En cierto momento, Ulises descubrió que para que existiera una civilización no se requerían muchos sujetos geniales, sino más bien uno que otro sujeto al cual alguna vez se le ocurre una idea genial que luego es repetida de modo rutinario y monótono por miles de seres humanos por miles y miles de años. Ulises descubrió que fue así como la civilización simia sustituyó a la humana en el planeta Soror, poco a poco los humanos fueron siendo víctimas de la pereza cerebral y dejaron de consultar libros, y en cambio los simios comenzaron a emplear su cerebro hasta acabar sustituyendo a los humanos. (...) ¿Qué es lo que caracteriza una civilización? ¿Es el genio excepcional? No. Es la vida de cada día, de todos los días... Demos prioridad al espíritu. Hagamos que lo primero sean las artes y, en primer plano, la literatura. ¿Es que la literatura está verdaderamente fuera del alcance de nuestros grandes monos superiores si admitimos que son capaces de juntar las palabras? ¿De qué está hecha nuestra literatura? ¿De obras maestras? La respuesta debe ser negativa. Se escribió un libro original -no se escriben muchos más de uno o dos cada siglo- y los hombres de letras lo imitan, es decir, lo copian, de manera que se publican centenares de miles de obras que tratan exactamente de las mismas materias, con títulos algo distintos y combinaciones de frases modificadas. Esto, los monos, imitadores por naturaleza, pueden ser capaces de realizarlo, siempre a condición de que puedan utilizar la lengua. (...) No es indispensable que los monos comprendan lo que copian para componer cien mil volúmenes partiendo de uno solo. Esto no les es evidentemente más necesario que a nosotros mismos. Igual que a nosotros, les basta con poder repetir las frases después de haberlas oído. Todo el resto del proceso literario es puramente mecánico ».


 Pierre Boulle