« Auslander: Yo empecé a desafiar a Dios de niño.
De entrada, accionando un interruptor en sabbat.
¿Perdón?
Sí: en sábado está prohibido hacer trabajo alguno, ni accionar un interruptor…
¡También me atreví a tocar dinero en sábado!
¿Le castigó Dios?
Fui incrementando mis desafíos.
Yo le daba una semana de plazo para castigarme, y a veces el castigo se demoraba…
¿A qué otros desafíos se refiere?
Miré pornografía, me masturbé…
¿Qué castigo merece eso?
El semen que desperdicias durante tu vida va llenando unas ollas…
en las que serás hervido al morir. Eso me enseñaron.
¿Y cuántas ollas lleva llenas?
¡Un océano Atlántico, calculo! Pero un día pensé:
“Habré llenado ya una olla, así que… ¿qué me importan ya las siguientes?”
Y siguió dándole.
Sí, y primero era entre semana, luego pujé y lo hice en Sabbat, y luego en Yom Kipur…
Qué osado.
En Yom Kipur hay que ayunar, ¡y después de masturbarme me zampé un donut!
Valiente: ¿educará así a sus hijos?
No les diré que Dios les fulminará si se tocan el pene. ¡Que se lo toquen si quieren!
¿Y qué me dice de la circuncisión?
La idea es que el hombre está por completar y Dios nos deja ayudarlo a culminar su Creación… cortándonos el prepucio. La idea es bella, pero ¿por qué eligió Dios el pene? ¿Por qué no una uña? ¡Qué cabrón!
¿Qué otros desvaríos le enseñaron?
Cuando llegue el Mesías, todos los muertos judíos rodarán bajo tierra hasta Jerusalén.
Ja, ja… Otra.
Me dijeron que Dios permitió el holocausto como castigo a los judíos por haberse integrado demasiado en la sociedad alemana.
El colmo de la culpa.
Sentirte víctima es muy autoindulgente: te exculpa de todo, te hace sentirte inocente.
¿Tiene Dios sentido del humor?
Dios jamás ríe. Y si tuviese sentido del humor… ¡se trataría de un humor muy sádico! Pero no sé, quién sabe si ya muertos descubrimos que todo esto era un gran chiste…»
Desafié a Dios desde niño
De entrada, accionando un interruptor en sabbat.
¿Perdón?
Sí: en sábado está prohibido hacer trabajo alguno, ni accionar un interruptor…
¡También me atreví a tocar dinero en sábado!
¿Le castigó Dios?
Fui incrementando mis desafíos.
Yo le daba una semana de plazo para castigarme, y a veces el castigo se demoraba…
¿A qué otros desafíos se refiere?
Miré pornografía, me masturbé…
¿Qué castigo merece eso?
El semen que desperdicias durante tu vida va llenando unas ollas…
en las que serás hervido al morir. Eso me enseñaron.
¿Y cuántas ollas lleva llenas?
¡Un océano Atlántico, calculo! Pero un día pensé:
“Habré llenado ya una olla, así que… ¿qué me importan ya las siguientes?”
Y siguió dándole.
Sí, y primero era entre semana, luego pujé y lo hice en Sabbat, y luego en Yom Kipur…
Qué osado.
En Yom Kipur hay que ayunar, ¡y después de masturbarme me zampé un donut!
Valiente: ¿educará así a sus hijos?
No les diré que Dios les fulminará si se tocan el pene. ¡Que se lo toquen si quieren!
¿Y qué me dice de la circuncisión?
La idea es que el hombre está por completar y Dios nos deja ayudarlo a culminar su Creación… cortándonos el prepucio. La idea es bella, pero ¿por qué eligió Dios el pene? ¿Por qué no una uña? ¡Qué cabrón!
¿Qué otros desvaríos le enseñaron?
Cuando llegue el Mesías, todos los muertos judíos rodarán bajo tierra hasta Jerusalén.
Ja, ja… Otra.
Me dijeron que Dios permitió el holocausto como castigo a los judíos por haberse integrado demasiado en la sociedad alemana.
El colmo de la culpa.
Sentirte víctima es muy autoindulgente: te exculpa de todo, te hace sentirte inocente.
¿Tiene Dios sentido del humor?
Dios jamás ríe. Y si tuviese sentido del humor… ¡se trataría de un humor muy sádico! Pero no sé, quién sabe si ya muertos descubrimos que todo esto era un gran chiste…»
Desafié a Dios desde niño