domingo, octubre 7

Desnuda, "el turno del ofendido"


« Amo tu desnudez 
porque desnuda me bebes con los poros, 
como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo. 

Tu desnudez derriba con su calor los límites, 
me abre todas las puertas para que te adivine, 
me toma de la mano como un niño perdido 
que en ti dejara quietas su edad y sus preguntas. 

Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo 
pasa a ser mi universo, el credo que me nutre; 
la aromática lámpara que alzo estando ciego 
cuando junto a las sombras los deseos me ladran. 

Cuando te me desnudas con los ojos cerrados 
cabes en una copa vecina de mi lengua, 
cabes entre mis manos como el pan necesario, 
cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra. 

El día en que te mueras te enterraré desnuda 
para que limpio sea tu reparto en la tierra, 
para poder besarte la piel en los caminos, 
trenzarte en cada río los cabellos dispersos. 

El día en que te mueras te enterraré desnuda, 
como cuando naciste de nuevo entre mis piernas »


Roque Dalton