jueves, octubre 11

Mi sitio en la hermandad

« El primogénito intenta conquistar el mundo.
El segundo intenta vivir en armonía con el mundo.
El tercero se inclina a eludir el contacto con el mundo.

El cuarto, quinto y sexto hijos repiten las tendencias del primero, segundo y tercero hijo.
Lo mismo para los siguientes.

Como el 1º: el 4º, el 7º, el 10º…/Como el 2º: el 5º, el 8º, el 11º…/Como el 3º: 6º, el 9º , el 12º…

 Según la teoría de Bach y Anderson:

El primogénito ya sea varón o mujer, establece una relación especial con el padre, de tal modo, que si éste no cumple con su rol, el primogénito suele asumir la responsabilidad de sus fallos.

El segundo hijo o hija, está propenso a repetir o intentar resolver los conflictos no resueltos de su madre. Es también, el que suele enterarse primero de los secretos familiares, sobretodo los de su mamá.

El tercero se siente responsable de mantener la calidad de la relación de pareja de sus papás. Incluso de un modo inconsciente, llega a tomar como misión propia el resolver los conflictos sexuales de sus padres.

El cuarto se adjudica la necesidad de mantener unida a la familia. Y puede asumir dos conductas extremas: o es el que más busca conciliar y tener junta a la familia; o se aleja lo más posible de ella.

Si en la familia hay más hermanos, se repite el ciclo. El quinto es como el primero, el sexto cono el segundo, etc.

El hijo único (a) puede asumir diferentes roles. Generalmente se inclinará a tomar los conflictos no resueltos del progenitor que perciba más débil o con mayor dolor.

(Los hermanos fallecidos ocupan su orden en ambas propuestas teóricas) »
Karl König, Bach y Anderson