« Dentro de tus ojos veo un lago,
donde un hada se desnuda
para que la adore el sol.
La melancolía de la tarde
me ha ganado el corazón
y se nubla de dudas.
Son esos momentos
en que uno se pone a
reflexionar
y alumbra una tormenta.
Todo es tan tranquilo
que el silencio anuncia el ruido
de la calma que antecede
al huracán.
De repente, no puedo respirar,
necesito un poco de libertad,
que te alejes por un
tiempo de mi lado,
que me dejes en paz.
Siempre fue mi manera de ser,
no me trates de comprender,
no hay algo que se pueda hacer,
soy un poco paranoico, lo siento.
Al ratito, ya te empiezo a extrañar,
me preocupa que te pueda perder,
necesito que te acerque a mi,
para sentir el calor de tu cuerpo.
Un osito de peluche de Taiwan,
una cascara de nuez en el mar,
suavecito como alfombra de piel,
delicioso como el dulce de leche.
Dentro de mi lecho
duerme un ángel,
que suspira boquiabierto
entre nubes de algodón,
junto con la luz de la mañana
se despierta la razón y
amanece la duda.
Son esos momentos...
De repente... »
Los auténticos decadentes