miércoles, octubre 17

Espantapájaros

« El día era magnifico: Brisa, sol, calma. Mi cabello ondeaba. El aire me acariciaba la cara. Entonces apareció la niña.

-¡Buen día, amable Espantapájaros! Acompañame en mi viaje y el mago de Oz te dará el cerebro que tanta falta te hace.

Miré al rededor. Pensé que era una joda. No había alguien más. Se dirigía a mi.

 -¿Perdón?- le pregunté.

 -¿No eres tú el Espantapájaros sin cerebro?- Me preguntó ella, a modo de respuesta. Supuse que la chica no tenía todos los patitos en fila.

-No, yo soy el granjero. El Espantapájaros está allá- dije, y señalé al Espantapájaros.

-¡Oh! le pido disculpas, estimado granjero. Su cabellera al viento y su evidente carencia de cerebro me confundieron. ¿Puedo llevarme su Espantapájaros, para que mi travesía no sea tan solitaria?

-Bueno, depende. Si tú me dejas a tu perrito, para que yo lo clave en un poste a fin de espantar a los cuervos y a las adolescentes hincha pelotas, puedes llevarte mi Espantapájaros.

La piba salió despavorida. Yo seguí tomando el sol »