lunes, marzo 12

Misericordia

« Yo hago caso de los sueños, porque bien podría suceder, una comparanza, que los que andan por allá vinieran por aquí y nos trajeran el remedio de nuestros males. Debajo de la tierra hay otro mundo, y el toque está en saber cómo y cuándo podemos hablar con los vivientes soterrados. Ellos han de saber lo mal que estamos por acá y nosotros vemos lo bien que por allá lo pasan. (…) No se si me explico, digo que no hay justicia, y para que la “haya” soñaremos todo lo que nos de la gana, y soñando, un suponer, traeremos acá la justicia”

” (…) Vamos, que Dios, digan lo que dijeren, no hace nunca las cosas completas. Así en lo malo como en lo bueno, siempre se deja un rabillo, para que lo desuelle el destino. En las mayores calamidades, permite siempre un suspiro, en las dichas que su misericordia concede, se le olvida siempre algún detalle, cuya falta lo echa todo a perder.“(…) Andando, andando, hijo, se llega de una parte del mundo a otra, y si por un lado sacamos el provecho de tomar el aire y de ver las cosas nuevas, por otro sacamos la certeza de que todo es lo mismo y que las partes del mundo son, un suponer, como el mundo en junto; quiere decirse, que en donde quiera que vivan los egoísmos, y unos que manden a los otros y les cojan la voluntad. Por lo que debemos hacer lo que nos manda la conciencia, y dejar que se peleen aquellos por un hueso, como los perros; los otros por un juguete, como los niños, o éstos por mangonear, como los mayores, y no reñir con la gente, y tomar lo que Dios nos ponga por delante, como los pájaros ».


Benito Pérez Galdós