jueves, noviembre 1

Carta de Ana

 
« Querida Amiga:

Déjame presentarme. Mi nombre, o como me llaman los que se dicen "doctores", es Anorexia. Anorexia Nervosa es mi nombre completo, pero tú me puedes llamar Ana. Con un poco de suerte nos podemos volver grandes amigas. En los próximos meses, invertiré mucho tiempo en ti y esperaré que tú hagas lo mismo por mí.

En el pasado ya has escuchado a todos tus profesores y padres hablando sobre ti: Eres "tan madura", tienes "tanto potencial"...pero, dime ¿A dónde te ha llevado todo eso? ¡A ningún lado! No eres perfecta, ni siquiera estás tratando lo suficiente. En vez de eso, pasas tu tiempo pensando y hablando con esos amigos a quienes ni les importas. 
Esos actos de descuido no serán permitidos en el futuro.

Tus amigos no te entienden. No dicen la verdad, son mentirosos, no son de confiar. En el pasado, cuando la inseguridad había ganado territorio silenciosamente  en tu mente y les preguntabas "¿Me veo....gorda?", Ellos te respondían "no, claro que no", tú sabías que estaban mintiendo. Sólo yo te diré la verdad.
 
Tus padres, mejor ni empecemos. Tú sabes que te aman y que "se preocupan por ti", pero parte de eso es porque son tus padres y están obligados a hacerlo. Te voy a decir un  secreto: en el fondo, ellos se sienten decepcionados de ti. Su hija, la misma que tenía tanto potencial, se ha vuelto una vaca gorda, floja y una puta niña mal agradecida.

Pero yo voy a cambiar todo eso.

Espero mucho de ti. No se te permitirá comer mucho. Esto empezará suave y lentamente: disminuyendo la cantidad de comida, y así, de esa asquerosa grasa, leyendo las etiquetas nutrimentales de los productos, deshaciéndote de todo lo que sea comida chatarra en tu vida, comida frita, etc.. Por un tiempo, el ejercicio será simple: Hablemos sobre correr un poco, unos abdominales, unas sentadillas. Nada serio. Quizá, pierdas algunos kilos, quitarás algo de esa horrible lonja al rededor de la cintura.
Pero no pasará mucho tiempo para que yo empiece a decirte que eso no es suficiente.

Te exigiré que bajes tu ingesta de calorías y aumentes el ejercicio. Te llevaré al límite. ¡Tú lo harás porque no puedes desafiarme! Estoy comenzando a unirme a ti. Dentro de pronto, estaré siempre contigo. Estoy ahí cuando te levantas en la mañana y corres a pesarte. Los números se vuelven amigos y enemigos al mismo tiempo, estaré en las desesperadas oraciones que haces para que los números sean más bajos que ayer, que anoche, etc.. Miras al espejo con consternación. Te darán ganas de vomitar cuando veas grasa y sonreirás cuando veas un hueso.
 
Ya estoy ahí, cuando calculas el plan del día: 400 calorías, 2 horas de ejercicio. Yo soy la que está calculando todo eso, porque ahora tus pensamientos y los míos se están volviendo uno solo. 
 
Te seguiré durante el día en el colegio, cuando tu mente divague por un momento, yo te daré algo en qué pensar. "Recuenta las calorías que has comido. Son demasiadas". Yo lleno tu mente con comida, calorías, peso, IMC y cosas que realmente importan. Porque ahora ya estoy dentro de ti. Estoy en tu cabeza, en tu corazón y en tu alma. El dolor que te da el hambre que pretendes no sentir, soy yo, dentro de ti.

Muy pronto, no sólo te diré qué hacer con la comida, si no qué hacer todo el tiempo
. Si sonreír o nó; Preséntate bien. ¡Sume el estómago, maldita sea! Puedo hacer que una ensalada de lechuga o nopales se vea como un festín digno de un rey. Ningún pedazo, nada... Juega con la comida, haz parecer como si estuvieras comiendo algo, pero no se te ocurra hacerlo. Si comes, todo el control se romperá, ¿quieres eso? ¿Seguir siendo una vaca? Te obligo a mirar a las modelos de las revistas; son tan hermosas, tan perfectas. Te hago comprender que nunca podrás ser como ellas. Siempre serás gorda, nunca serás tan bonita.
 
Cuando te mires al espejo, distorsionaré la imagen. Te mostraré un luchador de zumo hediondo, donde, en realidad, hay una niña hambrienta. Pero tú no debes enterarte, no debes saber que puedes estar bien, porque, si sabes la verdad, comenzarás a comer otra vez y nuestra relación se destruirá.

A veces te rebelarás. Con suerte, no lo suficientemente seguido. Seguirás un pequeño pedazo de rebeldía que queda en ti y te aventurarás a la oscura cocina. La puerta de la alacena se abrirá lentamente, crujiendo suave. Tus ojos irán de un lado a otro contemplando toda esa comida de la que te había mantenido lejos y a salvo. Encontrarás tus manos tratando de alcanzar, apáticamente, como una pesadilla en la oscuridad, aquella caja de galletas. Te abalanzarás sobre ellas, mecánicamente. No las saboreas, simplemente gozas el hecho de que te estás rebelando en mi contra. Buscas otra caja y otra y otra más. Tu estómago se vuelve abultado y grotesco, pero no paras. ¡Y todo el tiempo estoy gritando que pares, gorda, realmente no tienes autocontrol, estúpida vaca, te volverás gorda!

Cuando acabes, volverás corriendo hacia mí, pidiéndome consejo, porque, de verdad no sabes qué hacer, no quieres estar gorda. Rompiste una regla fundamental; comiste. Ahora quieres que yo vuelva. Te obligaré a ir al baño y te pondré de rodillas. Tus dedos se insertarán en tu garganta, y no sin dolor, tu atracón resurgirá de tu estómago. Esto se repetirá y se repetirá, hasta que escupas sangre y agua y sepas que todo ha salido. Cuando te pares, te sentirás mareada. No te desmayes ¡Párate ahora mismo! ¡Vaca gorda, mereces el dolor!

Tal vez, la forma en la que elimines el sentimiento de culpa será diferente. Tal vez, elija hacerte tomar muchos laxantes, haciéndote sentar en el baño hasta altas horas de la madrugada, sintiendo tus entrañas llorar. O, tal vez, se me ocurra que  tienes que hacerte daño. Cortarte es efectivo. Quiero que veas tu sangre, verla correr por tu brazo y que entiendas que mereces cualquier dolor que yo te dé. Estás deprimida, obsesionada, adolorida, buscando ayuda, pero nunca la encontrarás. Dime ¿A quién le importa? Si tú a nadie le importas. Te lo mereces, tú sola cavaste tu tumba.

¡Oh!, ¿Es muy duro? No quieres que esto te ocurra? ¿Estoy siendo injusta? Tienes que entender que todo lo que hago, lo hago por tu bien, es lo mejor para ti. Yo hago posible que tú dejes de pensar en personas y cosas que sólo te estresan. Pensamientos de rabia, tristeza, desesperación y soledad pueden detenerse, porque yo los llevo lejos y lleno tu cabeza con la metódica cuenta de calorías. Yo me llevo tu lucha por encajar con las personas de tu edad, tu lucha por agradar a tus padres, tu lucha por complacer a la gente. Porque ahora, yo soy tu amiga y soy la única a la que debes complacer.

Tengo un punto débil. Pero no debemos decírselo a alguien. Si decides luchar, contarle a alguien qué tanto hemos hecho con tu vida, todo el infierno desaparecerá. Nadie debe descubrirlo, nadie debe enterarse y romper esta máscara, esta coraza tras la cual te he escondido. Yo he creado esta perfecta, delgada, competente y exitosa niña. Tu eres mía y sólo mía. Sin mí, nada eres. Así que no luches en mi contra. Cuando otros hagan comentarios, ignóralos. Olvídate de ellos, olvídate de cualquiera que trate de llevarme. Yo soy tu más grande logro, date cuenta que hasta hoy, soy tu mejor opción y pretendo mantener las cosas de este modo. Que así sea siempre »
 


Sinceramente, Ana.

 
Yo pude decirte, ayer por la mañana
"No estás sola. Sinceramente, te entiendo".
Y estaba en mi mundo. No te conocí,
estando en la misma escuela.
Espero que me perdones
¡Hasta siempre, Wendy!