jueves, abril 19

Pulp

« Me senté en un compartimiento. La camarera vino hacia mi. Llevaba una minifalda, tacones altos, una blusa transparente y sostén bien relleno. Todo le estaba demasiado pequeño: su uniforme, el mundo, su cerebro. Tenia un rostro duro como el acero. Cuando sonreía dolía. Le dolía a ella y me dolía a mi. Siguió sonriendo. Aquella sonrisa era tan falsa que se me erizaron los pelos del brazo.Se alejo con paso suave, tratando de menear el trasero provocativamente. No lo consiguió.

De repente empece a deprimirme.No, no Belane, me dije a mi mismo.No dio resultado. Todo el mundo estaba jodido. No había ganadores. Solo había ganadores aparentes. Todos íbamos detrás de un montón de nada. Día tras día. Sobrevivir parecía ser lo único necesario. Y eso no parecía suficiente. No con la señora Muerte esperando. Me volvía loco cuando pensaba en eso. No pienses en eso, Belane, me dije a mi mismo. No dio resultado ».


Bukowski