domingo, septiembre 25

La entrevista

«Me sorprendió su aspecto, no era en absoluto el que me había imaginado [...]

« Era bajito y con un poco de barriga. Tenía aspecto de ser un contable o el conserje de un edificio de oficinas. En cambio su voz sí confirmó la sensación que me dio en la breve charla telefónica de aquella mañana: era absolutamente neutra, oscura, sin algún tipo de oscilación, como carente de cualquier tono o ritmo.

- Buenas tardes, disculpe el retraso.
Me levanté y le saludé. Apenas pude mantener su mirada durante un segundo. Volví a sentarme y simulando ordenar mis papeles revisaba de reojo el hall del hotel buscando confirmar que seguían habiendo empleados y clientes deambulando por él, como si ese hecho me ofreciera algún tipo de protección.
- Dispongo de media hora, creo que ya le advertí.
- Sí – la voz me salió temblorosa. Después de haber entrevistado a los personajes más poderosos, a los deportistas más laureados y a las actrices más deseadas me encontraba como si fuera un joven inexperto que se enfrenta nervioso a su debut – Sí ..em... tampoco habrá fotografías ni grabaciones.
- Ahá, perfecto.
- Antes de empezar ... ¿por qué se puso en contacto conmigo?, ¿por qué quiere que la opinión pública conozca de su existencia? Se encendió un cigarro sin dejar de mirarme ni por un instante. Le dio dos largas caladas antes de contestarme, me daba la impresión que ganaba tiempo buscando una respuesta creíble.
- Porque quiero dejarlo y no sé qué me pasará cuando sepan que lo dejo. – Por unos instantes su mirada perdió la fuerza que emanaba – Quiero que la gente sepa que estas cosas existen..


Empecé la entrevista bruscamente, deseando terminarla cuanto antes.

- ¿A cuántas personas ha torturado usted?
- A treinta y una.



Había conseguido controlar mi voz pero las piernas me temblaban incontroladamente disimuladas por la mesa que nos separaba.

- ¿Por qué?
- Me han pagado muy bien por ello, extraordinariamente bien. Es algo que sé hacer como nadie y algo por lo que determinadas personas son capaces de pagar mucho dinero. Ha sido mi única ocupación profesional en los últimos siete años.

- ¿Quiénes son esas personas?
- La discreción forma parte fundamental de mi trabajo como puede usted imaginar. La gente que me contrata son siempre las mismas personas .. se pueden contar con los dedos de una mano... son los que están arriba en la pirámide, los que subiendo de escalafón hasta no poder hacerlo más,
( partiendo de cualquier persona: desde un taxista al carnicero de la esquina, desde un periodista a un payaso de circo), acaban por aparecer ... allá arriba .. de ellos cuelga todo y colgamos todos.

- ¿Quiénes han sido los torturados?
- Gente extraordinariamente inteligente, extraordinariamente capacitada. Científicos destacados, políticos de brillante carrera .. incluso algún premio Nobel de Literatura – durante un instante cambió su pétreo gesto por una especie de mirada evocadora, como si por un segundo hubiese rememorado aquel caso en concreto. - ... Todos continúan vivos, excepto uno, una mejor dicho, que murió de accidente de tráfico a poco de mí ...ehmm .. “sesión”.Intentaba continuar la entrevista sin mostrar emociones, sin dar a entender la sorpresa y el escalofrío que me provocaba escuchar sus manifestaciones.

- ¿Cuál era su función?, ¿Qué información debía sonsacarles?
- ¿Información? No!, ninguna! ... – pareció realmente sorprendido - Mis instrucciones eran muy claras: provocar el máximo dolor físico soportable por un ser humano, sin dejar algún tipo de marca visible .. o, al menos, ninguna marca que no desapareciera por sí sola en un par de semanas .. en una única e intensa sesión que no se fuera en ningún caso más allá de las dos horas ... Y grabarlo todo bien – Se detuvo unos instantes, me pareció que me escrutaba, que buscaba algún tipo de reacción en mí. Intenté mantenerme externamente inalterable.- ... principalmente que se “escuchara” todo con absoluta nitidez.

- ¿Cómo er..- Antes de que me lo pregunte o sospeche de algún tipo de negocio o tráfico con ese material ...– me interrumpió- Esas cintas se entregaban única y exclusivamente al torturado al finalizar su sesión .. nunca se han hecho copias .. sólo ellos las tienen y a ellos pertenece. Esa era la otra instrucción que tenía.

- ¿Cómo eran esas sesiones?
- No voy a entrar en detalles .... “técnicos”. No creo que tengan relevancia ... Simplemente sepa que cumplía con mi obligación a la perfección. Me formaron durante dos intensos años ... estuve en China la mayor parte de ese período ... me especializaron ... hice prácticas con cientos de perros ...

- Pero ... – notaba que perdía la compostura, la famosa e impertérrita “pose” de mis entrevistas televisivas más difíciles y tensas - ¿cómo podía usted hacerlo?, ¿es usted algún tipo de enfermo?, ¿no sentía ningún tipo de compasión, de lástima, de asco?Se encendió un nuevo cigarro; seguía mirándome a los ojos continuamente ... Notaba que con aquella entrevista quería lanzarme un mensaje concreto y definitivo y que su mayor preocupación era asegurarse que iba a entenderlo.

- Todo aquello, señor Molina, estaba absolutamente justificado. Es, si me permite la comparación, como cuando un padre abofetea a su hijo porque, en determinadas ocasiones debe hacerlo, aunque le duela en el alma, para hacerle aprender una lección, para educarlo ...Era una especie de entrenamiento necesario que aquellas brillantes personas necesitaban para ... para dar el paso ... para entrar en el último escalafón de la pirámide ... cómo en su día hicieron aquellos que me han contratado ... – su mirada se iluminaba, aunque intentaba disimularlo se evidenciaba que se emocionaba - Todos los que nos dirigen, no hablo de los que dan la cara, de los presidentes de los estados más poderosos o de las organizaciones más influyentes, hablo de los que nos dirigen de verdad, ... han sufrido torturas físicas hasta el límite de su capacidad, algunos de ellos por estas manos que tiene usted delante – se alardeaba -.. Y eso, unido a su indudable capacidad intelectual, les hace capaces de superar cualquier dificultad en el futuro, asumir cualquier responsabilidad, aceptar cualquier reto, ¿Me explico?, cualquier tipo de reto...- hizo una pausa intentando recuperar su calma inicial - Señor Molina, todos aquellos que han pasado por mis sesiones, con el tiempo, las recuerdan con orgullo ... gracias a ellas han pasado de ser personas brillantes a personas insuperables ... ¿Se da cuenta?... si una mente privilegiada ha conocido el dolor máximo, sabe que nunca podrá sentir algo peor que aquello .. ¡pierden el miedo! . ¿se da cuenta?... Mentes brillantes que ya no” temen al miedo” .. ¿se da cuenta del potencial que eso supone?

Permanecimos en silencio durante lo que me pareció una eternidad. Intentaba asimilar las palabras de aquel extraño. Aquel extraño .. En ese momento me di cuenta que todo aquello podía ser una farsa, que aquel tipo achatado podría ser un loco que había conseguido acceder al periodista más laureado del continente para vomitarle todas sus fantasías, su locura.
- Oiga, ¿Por qué cree que tengo que creerme toda esta historia que parece sacada de cualquier pseudo-novela con ansias de best-seller que me está explicando? .. No sé quien es usted, no sé de donde ha salido ...Apagó su cigarro pausadamente .... me dio la sensación como si estuviera a punto de marcharse .. así era.

- Cómo le he dicho antes, quiero dejarlo, la próxima será mi última sesión ... Quiero que sea especial, quiero que sea una especie de broche de oro a mi carrera ... A lo largo de estos siete años siempre he creído en el “método” y me he sentido un privilegiado por haber sido escogido para dar ese empujón definitivo a personajes tan brillantes ...pero siempre he tenido una discrepancia con mis “jefes” .. y quiero, en mi última sesión, atreverme a discrepar con ellos ... Creo firmemente que el torturado debiera conocer el porqué se le somete a esas sesiones antes de llevarlo a las mismas..., que se está haciendo por su bien, y por el bien de todos .. hizo una pausa y noté que su labio inferior temblaba ligeramente -quiero que por una vez no me miren con odio ¿Lo entendió?

Me sentía petrificado, era incapaz de mover un solo músculo. Recogió su abrigo y se levantó. Dio dos lentos pasos antes de girarse y con una mirada mezcla de respeto, de simpatía y de emoción se despidió con un:

- Hasta pronto Señor Molina...
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[to be continued] .

Por España, no es mi vida.