« Me agrada que me digan que soy emocional,
porque puedo llorar y reír a gusto.
Me agrada que me digan que soy histérica,
porque entonces puedo lanzar platos
a la cabeza de quien intente hacerme daño.
Me gusta que me llamen bruja,
porque entonces puedo cambiar
la dirección de los vientos a mi favor.
Me gusta que me llamen demonio,
porque puedo quemar el lecho donde me abusan.
Me gusta que me digan débil,
porque me recuerdan que la unión hace la fuerza.
Me gusta que me digan chismosa,
porque nada de lo humano me será ajeno.
Pero lo que más agradezco, lo que más me agrada,
lo que más me gusta y lo que me hace más feliz,
es que me digan loca,
porque entonces ninguna libertad me será negada.
Una y mil veces me quemó la Inquisición
y aprendí a nacer de las cenizas.
Me encerraron en un harén
y encerrada no dejé de reír.
Me pusieron un cinturón de castidad
y adquirí las artes de un cerrajero.
Cargué fardos de leña y me hice fuerte.
Me pusieron velos en la cara
y aprendí a mirar sin ser vista.
Me despertaron los niños a medianoche
y aprendí a mantenerme en vigilia.
No me enviaron a la Universidad
y aprendí a pensar por mi cuenta.
Transporté cántaros de agua
y supe mantener el equilibrio.
Me extirparon el c...
y aprendí a gozar con todo el cuerpo.
Pasé días bordando y tejiendo
y mis manos aprendieron
a ser más exactas que las de un cirujano.
Segué trigo y coseché maíz,
pero me quitaron la comida
y con hambre aprendí a vivir.
Me sacrificaron a los dioses
y a los hombres
y volví a vivir.
Me golpearon y perdí los dientes
y volví a vivir.
Me asesinaron y me ultrajaron
y volví a vivir.
Me quitaron a mis hijos
y en el llanto volví a la vida.
Con tanta fortaleza acumulada,
con tantas habilidades
y destrezas aprendidas,
Mujer, si lo intentas,
tú puedes dar vuelta el mundo...»
Lobo Wiehoff