« Para construir una relación íntima, no alcanza con el amor, hace falta además la atracción y la confianza, hace falta además del amor, que yo sienta que hay algo en ti que me atrae, que me fascina, que me gusta, que me mueve, que me lleva a pensarte. Hace falta, que confíe en ti.
La confianza en una relación íntima implica tal grado de sinceridad con el otro que uno no contempla la posibilidad de mentirle.
Habrá que darse cuenta que el amor, la atracción, la confianza son cosas que suceden o no suceden y cuando no suceden la relación puede ser buena, pero no será íntima y si no es íntima, no será trascendente.
Puedo hacer cosas para impedirme a mí mismo amarte, pero no puedo hacerlo por decisión, no puedo confiar por decisión, no puedo sentirme atraído por decisión, ni por gratitud ni por historia, es simplemente algo que sucede o no sucede, algo que permanece o ha dejado de pasar y de nada sirve querer permanecer en el tiempo con lo que ya no está y de nada sirve creer que el sacrificio puede hacer que dure más allá de su tiempo.
Si me sacrifico, me mutilo, si cancelo mi vida por ti podré conseguir tu lástima, tu desprecio, tu consideración, quizá tu gratitud, pero jamás podré conseguir que me quieras, porque eso, eso, ni siquiera depende de ti, de hacer de nuestras vidas algo que valga la pena vivir.
Me parece que a veces olvidamos lo que quiere decir esa frase, repetimos todo el tiempo "vale la pena esto, no vale la pena aquello" no nos damos cuenta de que estamos hablando de valer la pena: vale penar por aquellas cosas que amamos, vale penar por aquellas cosas que nos importan, vale penar por aquellas relaciones íntimas que en verdad generan encuentros comprometidos y transcienden en el tiempo »