sábado, abril 7

Lo que uno es

« Vivir de verdad es ser el que verdaderamente soy. Más allá y más acá de quién seas tú y de lo que esperes de mi. Tu presencia me actualiza y me confirma, pero no me define.

Vivir " de verdad" significa, precisamente, dejar atrás todos los personajes que he creado para otros. Abandonar el papel que diseñé para inscribirme en una sociedad determinada.

Dejar salir lo que yo llamo "el yo verdadero": sinónimo del "héroe escondido"Pero... ¿Cómo saber si estoy siendo el que soy o estoy actuando lo que me dijeron que sea?

En primer lugar: asumiendo la primera de mis tres verdades: ("Siempre se puede decir que no") y tomando la decisión, sin duda heroica, de no dejarme forzar jamás a ser lo que no soy. No hace falta mucho más, dicho de otra manera:  ¿Es esto que hago lo que quiero hacer o estoy tratando de complacer a alguien?


Lo mejor de mi, aunque a ustedes no les guste, es lo que soy. Lo mejor de cada uno de ustedes, aunque a nadie le simpatice, es lo que cada uno de ustedes es. Y puede que seamos muchos a los que no nos guste, y a pesar de todo, vale la pena.


Bastante en broma y muy poco en serio: Cuando uno finge, cuando uno representa un personaje, cosecha un montón de relaciones hipócritas, diplomáticas, de poco valor y de poca trascendencia. En cambio, cuando uno es quien es, ¡no se le acerca ni el gato! Y es una broma. Pero aún en algunos momentos pareciera cierto, no es dramático...


Si puedo confiar en que más adelante, a la vuelta de la esquina, aparecerá el que me pueda aceptar, amar y desear tal como soy, nada es dramático.


Desde hace tiempo he descubierto muchas cosas increíbles, una de las más increíbles de todas es que hay gente para todo:  Hay gente a la que le gustan las personas con dinero, sin dinero, taradas, alcohólicas, los que hablan tonterías, los que no hablan, los graciosos, los sobrios, los charlatanes, los instruidos, los gordos, los flacos, los compulsivos, los feos, los narizones, los altos, los chaparros, los orejones, los blancos, los azules.... Hay hombres para las gordas, para las austeras, para las anorexicas, para las enérgicas, para las caprichosas, para las bobas, para las dependientes, para las gastadoras, para las ahorradoras, para las codas, para las sensuales, para las frígidas, y con un poco de suerte, para las inteligentes.


¡Hay para todo! Así que lo único que hay que tener es paciencia para buscar. Y si de esos que busco, los que me aceptan así, no encuentro ni uno en toda la ciudad, habrá que empezar a viajar. En algún lugar, está (ella o él). Alguien a quien le encanta como soy.


Sabiendo que hay alguien en el mundo a quien le encanto así, ¿porqué voy a conformarme con alguien que me idealiza y me dice lo que tengo que componer para ser "mejor"? ¿Porqué avalar la estúpida inclinación que todos tenemos, de casarnos con alguien pensando: "Ahora es así, pero cuando esté conmigo va a cambiar" (o "yo lo voy a cambiar", en fin) ?


Creo que no hay mujer que no se case con esta fantasía, (y pido disculpas si estoy generalizando injustamente).Y lo peor es que, no nos equivocamos: La gente si cambianos con el tiempo: ¡Nos volvemos peores!


Porque con el paso del tiempo, uno se vuelve peor. La virtudes se van amainando o no, pero los defectos florecen y se agrandan. Y si eras increiblemente sociable, después te vuelves un charlatán. Y si eras muy gracioso, te vuelves un payaso de horario e insoportable. Y si eras un tipo sensual, te vuelves un pervertido que persigue a las adolescentes. 


Los rasgos se van exagerando, se acentúan cada vez más. Porque uno se va rigidizando con el paso del tiempo- No en todo, lamentablemente- y se vuelve casi siempre, una caricatura de sí mismo. Entonces será más inteligente y efectivo que, desde el principio, decida estar a lado de otro que me gusta tal como es. Puedo entender que el otro mejore, seguramente, ¡pero no por mi! ¡no para gustarme a mi! Si el otro no me gusta como es ahora, entonces simplemente, no me gusta.


No puede ser que lo que más me gusta sea "lo que yo potencialmente veo en él" . No nos enamoramos del potencial del otro, sino de lo que el otro verdaderamente es. Y mientras estemos juntos, alentémoslo para que lo deje salir cada vez más »

Bucay Jorge