lunes, enero 23

Greguería de las letras

« Desde 1910 me dedico a la greguería, que nació aquel día de escepticismo y cansancio en que cogí todos los ingredientes de mi laboratorio, frasco por frasco, y los mezclé, surgiendo de su precipitado, depuración y disolución radical, la greguería. Desde entonces, la greguería es para mí la flor de todo lo que queda, lo que vive, lo que resiste más al descreimiento. La greguería ha sido perseguida, denigrada, y yo he llorado y reído por eso entremezcladamente, porque me ha dado pena y me ha hecho gracia »


Las palabras con puntos suspensivos resultan aderezadas con guisantes.
Prosa con asteriscos: prosa condecorada.
Los bostezos son “oes” que huyen.
“Ídem” es una palabra ahorradora.
El etc., etc., etc., es la trenza de lo escrito.
El lápiz sólo escribe sombras de palabras.


El escritor quiere escribir su mentira y escribe su verdad.
Los rosales son poetas que quisieron ser rosales.
El soneto es el chaleco de terciopelo de la poesía.
El libro es un pájaro con más de cien alas para volar.


Escribir es que le dejen a uno llorar y reír a solas.
Cuando el escritor ha llegado a la vejez, 

es cuando sospecha que el artículo que está escribiendo lo escribió ya otra vez.
La luna es un banco de metáforas arruinado.
El tango está lleno de despedidas.
Sólo el poeta tiene reloj de luna.


El libro es el salvavidas de la soledad.
El lector como la mujer ama más a quien más lo ha engañado.
El poeta miraba tanto al cielo que le salió una nube en un ojo.
Las vacas escriben con el tintero de sus ojos el poema de la resignación.


Ramón Gómez de la Serna