domingo, junio 7

La inteligencia fracasada

"Es muy sabido que el fin máximo de la vida humana debe ser la felicidad, la cual es una condición de bienestar muy intenso caracterizado por la ausencia de insatisfacciones y por el placer de la realización de deseos, la seguridad, la moral, la tranquilidad, los valores, la paz y obviamente la inteligencia, que también forma parte de la felicidad. (Difícilmente se puede ser feliz siendo estúpido), por lo tanto, absolutamente todos los fracasos y errores de la inteligencia tienen que ver con la desgracia por condición natural, y si la inteligencia es nuestra salvación, la estupidez es la gran amenaza como se verá más adelante. Básicamente la inteligencia fracasa cuando no es capaz de ajustarse a la realidad, la teoría freudiana lo dice con claridad; el principio del placer se ajusta al nivel del pensamiento primario propio de los niños, y el principio de la realidad se ajusta al nivel de pensamiento secundario propio de los adultos de lo cual se desprende que un adulto que actúa al nivel del pensamiento primario sujeto al principio del placer, se va a equivocar si no hace los ajustes necesarios para armonizar ese placer con el principio de la realidad, el cual incluye el medio ambiente en donde se vive, la cultura a la que se pertenece, las normas sociales, morales, religiosas, legales, el ideal que el individuo se ha formado para sí mismo, los ejemplos paternos, la autoestima, la propiedad privada, la libertad, etc.  Ese fracaso de la inteligencia incluye la incapacidad para entender lo que le pasa al mismo individuo, lo que sucede en su entorno, su incapacidad para solucionar problemas afectivos sociales o políticos, cuando se equivoca sistemáticamente y por consecuencia sus metas no son realistas ni siquiera alcanzables utilizado métodos ineficaces, cuando desaprovecha las oportunidades, cuando se rige por la crueldad o la violencia, y lo peor es cuando, esa persona estúpida causa daño a otra persona o grupo de personas, sacando un beneficio para sí mismo, o sin sacarlo. Es muy lamentable comprobar que frecuentemente las circunstancias, las experiencias sobre todo de infancia, limitan los recursos intelectuales de las personas y su capacidad para enfrentarse inteligentemente con la vida, un niño al que se le ha dado mal ejemplo, se le ha inculcado el rencor, va a experimentar un desajuste permanente durante toda su vida incurriendo en errores graves.

Esta no es una inteligencia fracasada, esta es una inteligencia DAÑADA.

En muchas ocasiones es difícil distinguir entre la inteligencia dañada y la inteligencia fracasada, porque en ambos casos se llega a los mismos lamentables resultados. Entremos ahora en el difícil tema de que es la inteligencia. 

La inteligencia es una capacidad de dirección, por lo tanto su éxito rotundo estriba en dirigir acertadamente la conducta, y una definición clásica admitida generalmente de inteligencia, es la de tener la capacidad para resolver problemas nuevos, por lo tanto el éxito de la inteligencia es dirigir acertadamente, cuando y sólo cuando permite resolver estas situaciones de conflicto, de lo contrario estaría funcionando mal, dicho de otra manera, la función principal de la inteligencia es el permitirnos salir bien parados de la situación cualesquiera en que estemos inmersos, por ejemplo, si es científica haremos una buena ciencia, si es económica, conseguir los beneficios, si es literaria escribir brillantemente y si es afectiva es ser feliz, como se puede inferir de estos postulados, la cosa no es nada sencilla, puesto que en el camino desde el nacimiento hay tropezones en la vida que nos dejan marcas las cuales posteriormente interactúan con nuestras decisiones, sin embargo, aquí trataremos de seres humanos con la menor carga negativa, como ejemplos de salud mental que supuestamente no padecían ninguna o muy pocas deficiencias de origen, sin embargo, en sus vidas las cosas podrían haber sido de otra manera, de hecho,  pudieron ser de otra manera, había las posibilidades pero no las vieron o no las quisieron tomar por diferentes causas, y de esta manera la posibilidad que no tomaron, adjunta un elemento trágico, fatal e inconcebible al fenómeno.

Un ejemplo clarísimo del fracaso de la inteligencia  es el famoso caso del expresidente de los Estados Unidos de Norteamérica, William Clinton, en su lío con la becaria, el cual él mismo trató de ocultar, porque sabía que había cometido un error de lo más estúpido, siendo el presidente del país más poderoso del mundo, y un hombre de inteligencia superior, con una vasta cultura, hombre refinado hábil en la política y la dirección de su país, se metió en un lio desastroso, no obstante al paso del tiempo más pareció que le pusieron una trampa, en la cual cayó de la manera más cándida; observando la realidad no nos queda más que admitir que nuestra inteligencia puede funcionar en dos niveles, es decir, una cosa es la “capacidad intelectual,” y otra y la más importante para este trabajo, es “qué  hacemos con esa capacidad intelectual”, de hecho, una persona muy inteligente puede dar muy mal uso a su inteligencia, el caso Clinton es una inteligencia fracasada, porque no tenía aparentemente ningún motivo patológico para cometer semejante error. De lo anterior podemos deducir que hay una gran diferencia entre ser inteligente y “comportarse inteligentemente”, y pareciera que los mecanismos de la inteligencia se han ido desarrollando a través de una larguísima evolución biológica, y mediante un procedimiento de “ensayo y error”.

Para ilustrar un poco este asunto podríamos revisar cuántas veces hemos comprado algo de lo que no nos gustó su sabor, su textura o su olor y sin embargo lo comemos porque ya lo hemos pagado, ahí cometemos doble error, haberlo comprado, y lo peor es comerlo sin gusto por que el gasto ya está hecho, a riesgo de que incluso nos caiga mal, este es otro caso típico de inteligencia fracasada, lo correcto sería, regresarlo, o tirarlo, pero no comerlo. Aquí el fracaso de la inteligencia es permitir que la intervención de una circunstancia, (el pago) adquiera una inmerecida preeminencia sobre el fallo en la ejecución de la inteligencia, esta última, está fracasando de manera estrepitosa y lamentable, porque tuvo la oportunidad de rechazarlo y no lo hizo, afectarse a sí mismo con o sin benéfico es el fracaso más lamentable de la inteligencia, que pena.

Los errores se pueden considerar como un fracaso a la inteligencia, sin embargo todos los hemos tenido, y se presentan cuando la evidencia que tenemos acerca de algo es borrada por una evidencia más fuerte que elimina a la primera, por ejemplo “creí apagar la luz de mi oficina, pero a la distancia la veo encendida”, “conocí a una persona durante mucho tiempo y creí que era de una manera, sin embargo los hechos actuales me demuestran que es de otra muy diferente”, en esta experiencia del error siempre hay un progreso del conocimiento si es que se quiere o se puede aprovechar.

Reconocer el error o equivocación y aprovecharlo, es una de las cosas más productivas que le pueden suceder a una persona. Por el contrario, la inteligencia fracasa cuando una persona se niega a reconocer una evidencia, cuando sus creencias son inalterables a la crítica o a los hechos que la contradicen, cuando la persona no puede aprender de la experiencia, y sigue en lo mismo que cree de manera inalterable, de esto se sigue sin remedio el prejuicio, en él la persona sólo selecciona los datos de la información que corroboran su prejuicio, por lo tanto se está seguro completamente de una cosa que en realidad no se sabe a fondo, prejuicio significa literalmente hacer juicios anticipados a un hecho, es decir, antes de conocer realmente lo sucedido, incluso antes de que haya sucedido, lo cual obviamente conducirá a error , y finalmente el fanatismo que lleva a la persona al total fracaso de la inteligencia, porque cree y defiende situaciones que solo cree pero, no conoce, y que  contrastan estrepitosamente con la realidad. La inteligencia ha fracasado rotundamente".


Dr. Esteban L. Castro Ardon
Universidad Intercontinental
28/05/20




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