jueves, abril 30

El amor en la infancia

Complejo de Edipo 


"1- Experimentas por primera vez un afecto significativo, la persona en su entrega dedica todo su esfuerzo, atención, compañía para que estés y te sientas bien, eres amado, recibes amor y sucede gratuitamente en el sentido de que simplemente lo recibes por existir. Este amor primero define tu identidad: “Soy especial”, “soy único”, “soy maravilloso”, “soy todo y el otro es mío, el otro no existe, el otro soy Yo”. Ese amor nos coloca en narcisismo primario, ese amor nos provoca sentimientos de omnipotencia. Ese es el primer amor. Todos los demás amores son réplicas, representaciones o resonancias de este primer amor.


2- Ese amor intenso recibido provoca un deseo de unión con el objeto de amor. Sin embargo hay un deseo pero también una prohibición/limitación , ese amor intenso y fuerte, experimentado hacia los padres no puede expresarse eróticamente, hay una prohibición: amo a este individuo pero no puedo trasladar este amor a la esfera sexual. 

Es interesante que muchas parejas sólidas en su afecto y estables han dejado (o reducido significativamente) de tener contacto sexual, ¿están replicando ese amor primero, esa experiencia edípica? 

Por otro lado ¿Qué concreta el promiscuo cuando no puede limitarse ni reprimir sus impulsos sexuales y termina enredándose con quien se le presente? Al no regular esto ¿Acaso está satisfaciendo sus deseos de trasladar lo erótico a las figuras paternas? 

3 - ¿Por qué nos sentimos tan cómodos ante la imposibilidad de concretar una relación?, ¿por qué nos sentimos tan intimidados al momento de concretar una relación? El fantasma que mueve al amor romántico actual es el de la prohibición ante ese objeto de amor, ese amor imposible es el amor anhelado...

4- Ocurre otro momento psicológico importante, aparece otro individuo, arrebata atención y tiempo, amenaza la imagen omnipotente “soy todo”, “soy único”. Nuestro objeto de amor le da atención y entrega, al hacerlo estamos descubriendo que no somos únicos, que el otro individuo es más fuerte, es más hábil, es más grande, incluso podría desaparecernos, ese otro individuo nos quitará a nuestro objeto de amor pero no solo eso, al arrebatar a ese objeto nos arrebatará la identidad construida gracias a esa relación, dejaremos de ser omnipotentes, únicos y especiales. Entran los celos, la envidia, el enojo, la frustración, tememos a ese otro que nos puede desaparecer, le envidiamos y sentimos un profundo deseo de su desaparición, sin embargo también hay una prohibición: no puedo asesinar al individuo que me arrebata a mi objeto de amor, poder asimilar esta experiencia nos ayuda a incorporar la frustración, la derrota y la pérdida. He perdido a la madre como aspiración de objeto de amor sexual, he perdido al padre como objeto de admiración y seguridad, también me he perdido como individuo omnipotente. Al asimilar ambas prohibiciones, la autorregulación y la frustración queda una herida narcisista, nos rompimos, no somos perfectos, no seremos amados por existir, hay que ser dignos de amor, no podemos aspirar a ser eternamente amados, es momento de amar, por eso es que los narcisistas están imposibilitados para amar. 

5 - El deseo sexual sobre las figuras paternas queda latente, el amor se transforma en ternura, el amado se transforma en amante. Se sabe ahora que hay que ser dignos de amor, cuidando, considerando al otro, obedeciendo, aprendiendo del otro. No soy todo, soy un individuo frágil, vulnerable y común, soy mortal, soy falible, no soy omnipotente, incluso no hay un amor incondicional de mis objetos de amor primarios, necesito obedecer las reglas para tener su aprecio, aprender y seguir las reglas es lo que me hace responsable, me hace independiente, asumir gradualmente mi soledad me vuelve individuo: primero me daban de comer, luego había un plato en la mesa, posteriormente asumí la soledad cuando aprendí a cocinar, al hacerlo interioricé a mis figuras de amor, he dejado a mi padre y a mi madre porque ahora soy mi padre y mi madre, me cuido como ellos me han cuidado, me regaño y me exhorto como ellos lo harían, me amo como ellos me han amado. Quien no ha asumido la derrota, la pérdida y la soledad sigue añorando activamente la búsqueda de su figura paterna/materna, sigue pretendiendo lo imposible: restaurar la herida narcisista. No sabe estar solo.

¿Qué nos enseña la experiencia de elaboración edípica?

✅ A situar nuestro amor, a regularlo, a experimentar la ternura y darle cauce a lo sexual. 

✅ A ceder una parte del narcisismo, el individuo no es único, omnipotente, especial e imprescindible. Somos mortales, falibles, frágiles y vulnerables. Para enamorar a alguien especulamos sobre nuestra “divinidad”, para ser amados renunciamos a nuestra “divinidad” para humanizarnos. 

✅ A lidiar sanamente con los celos, la envidia y los deseos destructivos frente a aquellos que amenazan nuestros objetos de amor y nuestra identidad idealizada. Si aprendo del otro, puedo incorporar sus habilidades, interiorizarle, encontrarme conmigo mismo y con un poco de suerte encontrar alguien a quien darle mi amor."




Jonathan R. Ahumada.
Clínica de las Emociones. 





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