lunes, febrero 13

El ángulo agudo

« ...La amistad sin límites no existe. Por el contrario. Son precisamente los límites que la inteligencia fija a la amistad, el factor esencial que la mantiene viva. No hay amistad sin respeto ni intimidad que violente los tabúes recónditos que todos llevamos dentro, llámense como se llamen: ideas, principios, recuerdos, esperanza, locura o fanatismo, si se quiere. No es posible ser amigo de don Quijote y reírse de Rocinante, como tampoco fraternizar son Sancho sin perdonar sus eructos. El amor se idealiza y muere, finalmente, estrellado contra la realidad, como un ICARO vencido por el sol. La amistad explosiona como una pompa de jabón si se le busca perfeccionar distorsionándola. El amigo es como es. Y, como tal, se le toma o se le deja, sin pretender modificarlo. Yo lo he visto en la cárcel. ¡Cuántos amigos no se han atrevido a visitarme en todos estos meses, por temor al gobierno, a la policía, a comprometerse… ¡que sé yo!. Pero es que son amigos en la medida de sus posibilidades. Ni héroes ni mártires, ni semidioses forjados en la mitología, sino seres humanos con los cuales nos une cualquier. La amistad profunda es un amor sin sexo, de igual manera que en el amor no existe la amistad sino pasiones cataclísmicas en la cumbre y un apocalipsis de rencor en el epílogo »

Sofocleto