viernes, agosto 5

La gente feliz no se enamora

"El enamoramiento es algo que nos sucede, no lo planeamos. Vamos a una fiesta, miramos a no sé quién y ya, nos enamoramos. 

El enamoramiento se acaba, siempre, porque es un proceso químico del cerebro, que ni siquiera tiene qué ver algo con el otro de enfrente. En realidad, no importa el de enfrente, te enamoras de cualquiera ¿por qué? porque tiene que ver con tu proceso personal; si tú estás mal, si estás enjaluado, si tienes que decidir una bifurcación en tu vida y no sabes si acá o allá, y sientes que no tienes la claridad suficiente, la valentía, el empuje o impulso suficiente, entonces, te enamoras.

La gente feliz no se enamora.

Cuando la gente se encuentra realmente en un momento difícil de su vida, es cuando se enamora; generalmente, en la adolescencia y a los 40. Suele ocurrir cuando atravesamos pérdidas fuertes en la vida. No es la vulnerabilidad lo que te hace una persona proclive a enamorarse, es el sentir que no sabes quién eres para poder tomar la decisión que sigue, que no tienes la fuerza, la claridad, la aventura, la decisión para decir "por aquí o por acá".

¿Qué es lo que pasa en la edolescencia? Los adolescentes no saben ni a dónde van, ni con quién van, ni para qué van. Los cuarentones tampoco.

¿Se necesitan dos personas para hacer ese clic romántico? no, te puedes enamorar de alguien que no se enamora de ti.  Sin embargo, no es debilidad, el enamoramiento es algo hermoso; cuando es correspondido y cuando no, también. 

El objetivo del enamoramiento es el autoconocimiento, hay algún autor que dice que el enamoramiento es un síntoma narcisista del ser humano; te enamoras de ti mismo a través de los ojos del otro, porque sacas lo más fuerte, lo más luminoso, lo más aventurero. Eso es autoconocimiento; yo soy capaz de sentir de eso.

"Otra manera de amar, algo a largo plazo, quien apuesta compartir la vida con alguien y disfruta compartir la vida con esa persona". Eso es otra cosa.

¿Cómo se contruye ese amor? cuando se acaba el enamoramiento, porque cuando ya tomaste las decisiones, te vas desenamorando, las oxitocinas salen de los lóbulos prefrontales, y ves al otro como es, como siempre fue, pero antes no podías verlo. Ahí decides si vas a amar o no vas a amar.

 ¿De qué depende?, ¿ya sabemos que el príncipe azul no existe, cierto? Si en una balanza pesa más lo que te gusta que lo que te disgusta, puedo tomar la decisión consciente, como adulto, de construir una relación de pareja amorosa - erótica -leal - mútua - solidaria - fuerte - de largo plazo. Si la balanza está al 50%, mejor olvídalo. Si pesa más lo que disgusta en la balanza: "fue un placer conocerte, gracias por los servicios prestados".

Amar debe ser una decisión consciente, de adulto. Mientras tú seas hija/hijo, lo que sigue es conflicto; o dejas de ser hija/hijo de tus padres o de quién te crió, o vas a tratar de resolver los problemas que no resolviste en tu casa de origen con tu pareja, habrá una transferencia. Pero tienes que ser adulto, dejar de ser hijo.

¿Cómo te enteras que dejas de ser hija/hijo? fácil;  ¿quieres educar a tus padres?, "mi mamá tendría de dejar de sufrir", "mi papá tendría que dejar de maltratarla", "mi mamá tendría que mandarlo al diablo", "mi mamá tendría que trabajar", "mi papá tendría que tratarla bonito", todos esos "tendría", es porque sigues siendo hija/hijo. El amor a los padres empieza de ser adulto a ser adulto; de mujer a mujer, de mujer a hombre, de hombre a hombre, de hombre a mujer. 

No hay una conexión entre el enamoramiento y esa construcción del amor, ninguna. Es lo que más claro tendría que quedarnos, porque ahí llegan las confusiones entre amor romántico y amor; "¿por qué no estoy recibiendo lo que espero? cuando, a lo mejor, ni siquiera fue algo planteado", pero ¿quién espera del otro que lo cuiden, que lo mantengan, que lo provean, que lo apapachen, que le den de comer en la boca? ¿quién es el que espera del otro? el niño.

Si tú esperas eso de tu pareja, eres un hijo aún, porque no te estás haciendo responsable de tu bienestar. Quieres que tu bienestar venga de afuera. 

Nunca falta el roto para el descosido; la que se quedó hija y espera esa protección, y el que se quedó también hijo y se siente bien o controla protegiendo, pero eso no tiene nada que ver con el amor, sólo es un intento de reparar heridas anteriores, o cosas que te hubiera gustado recibir y no pasó. Esos son apegos, no amor. 

El amor adulto es un amor sin celos, porque nadie me quita nada, yo me hago responsable de mí".


Nilda Chiaraviglio

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