lunes, marzo 12

Encuentro

« Perdí­ las piernas y me entristecí­ durante meses,
pensando en los caminos que podria recorrer,
hasta que perdí mis brazos...

Entonces, me entristecí­ pensando
en todas las caricias que podrí­a dar,
hasta que perdí­ mis ojos...

Entonces me entristecí­ pensando
en todos los amaneceres que podrí­a contemplar,
hasta que empecé a perder la lucidez de mi mente...

Entonces me entristecí­ pensando en todos los libros
que podría escribir,
hasta que empecé a sentir dolor
en todo lo que quedaba de mi...

Entonces me entristecí­ pensando
en todos los placeres que podría vivir sin ese dolor,
hasta que me olvidé de que era piernas,
de que era brazos, de que era ojos, de que era mente,
de que era dolor,
y comencé a sentirme como alma y a pensarme como alma...

Entonces la tristeza dejó de molestarme,
porque habí­a algo en mi que no podía perderse,
y mi vida dejó de convertirse en una constante pérdida
para transformarse en un permanente encuentro:
el encuentro con mi propia alma »


Fagondo