« Soy la siguiente. Noto otra vez ese emocionante cosquilleo como si fuera la primera vez. En unos instantes me mostraré ante mi nuevo lector y tendré apenas un minuto, el tiempo que suelen tardar en recorrer mis 734 palabras, para sentir el tacto de sus dedos, para comprobar ansiosamente el lugar donde me encuentro revisando los títulos en las estanterías, buscando fotografías enmarcadas que me hablen de la vida de aquel que me lee, y sobretodo para ver sus ojos, su expresión … especialmente en el momento en que leen aquella frase en mi segundo párrafo: “El corazón, si pudiera pensar, se pararía” ... sí, todos se detienen durante unos instantes tras leer esa frase, nadie queda indiferente. Me encanta mirarles en ese momento, sentir lo que están pensando, leerles mientras me leen.
No puedo desaprovechar ni una décima de segundo, no sé cuando será la próxima vez, ni siquiera si la volverá a haber . No, no puedo desperdiciar ni una sola emoción, ni un solo gesto, ni una sola mirada, tengo que empaparme de todas las intensas sensaciones que voy a vivir para poder rememorarlas, vivir de su recuerdo durante el largo océano de oscuridad que vendrá después … ¡Ya está ahí, ya viene! »