« Creo en el poder de la imaginación para rehacer el mundo,
para soltar las riendas de la verdad dentro de nosotros,
para demorar la noche, para trascender la muerte,
para congraciarnos con los pájaros,
para ganarnos la confianza de los locos.
Creo en mis propias obsesiones,
en la belleza de los choques de autos,
en la paz de los bosques sumergidos,
en la excitación de las playas de vacaciones cuando están desiertas,
en la elegancia de los cementerios de automóviles,
en el misterio de los estacionamientos de muchos pisos,
en la poesía de los hoteles abandonados.
Creo en el vuelo, en la belleza de las alas
y en la belleza de todo lo que ha volado siempre,
en la piedra arrojada por un chico
con la misma sabiduría de los estadistas y de las parteras.
Creo en la inexistencia del pasado,
en la muerte del futuro y en las infinitas posibilidades del presente.
Creo en los próximos cinco minutos.
Creo en la historia de mis pies.
Creo en los dolores de cabeza, en el aburrimiento de los atardeceres,
en el miedo de los calendarios, en la traición de los relojes.
Creo en la muerte del mañana, en la fatiga del tiempo,
en nuestra búsqueda de un tiempo nuevo dentro de la sonrisa de las azafatas,
en los ómnibus de larga distancia y dentro de los ojos cansados de los hombres
que controlan el tránsito en los aeropuertos fuera de temporada.
Creo en la imposibilidad de la existencia, en el humor de las montañas,
en el absurdo del electromagnetismo, en la farsa de la geometría,
en la crueldad de la aritmética, en el propósito asesino de la lógica.
Creo en las adolescentes , en como se corrompen a sí mismas
por la posición que adoptan sus largas piernas,
en la pureza de sus cuerpos desarreglados,
en los vellos púbicos que dejan en los baños de los telos mas infames.
Creo en la delicadeza de los bisturíes quirúrgicos ,
en la ilimitada geometría de la pantalla de cine,
en el universo oculto dentro de los supermercados,
en la soledad del sol, en la charlatanería de los planetas,
en la repetitividad de nosotros mismos,
en la inexistencia del universo y en el aburrimiento del átomo.
Creo en la muerte de las emociones y en el triunfo de la imaginación.
Creo en todas las excusas
Creo en todas las razones
Creo en todas las alucinaciones
Creo en todas las mitologías, recuerdos,
mentiras, fantasías, evasiones
Creo en el misterio y en la melancolía de una mano,
en la gentileza de los árboles, en la sabiduría de la luz »
J. G. Ballard