"Se mueven entre las sombras
donde nadie les ve.
Les encadenan y me los traen,
me preguntan:
¿Los matamos ahora o luego?
¡A mí me lo preguntan!
¿Los matamos ahora o luego?
El reloj da las doce,
qué tranquilo está el muelle.
Se oyen las sirenas a lo lejos.
Y en ese silencio de muerte,
yo diré: ahora mismo, ahora mismo.
Luego amontonarán los cuerpos
y yo diré:
¡Que os sirva de lección!"
« Con esta película abordamos el tema “La Cuestión Moral en la Existencia Humana”, dentro del ciclo del Existencialismo. Su trama nos presenta cómo las normas morales que se van pactando a lo largo de la película y muestran al final su fatal ambigüedad. De los sentimientos y los valores positivos en la primera mitad de la película a manera de una curva que se tuerce y comienza el descenso, donde afloran gradualmente aquellos aspectos escondidos de la naturaleza humana que gobiernan el comportamiento de las personas, como la explotación, la humillación y el abuso de poder.
Dogville muestra la esencia misma del alma humana y es una alegoría sobre la sociedad; Llena de símbolos y metáforas que prescinden de todo detalle y obligan al espectador a centrar su atención en el argumento central de la película: las relaciones humanas. Nos presenta el contraste de dos humanidades, dos visiones éticas y morales, teñidas de religiosidad donde los conceptos «bueno» o «malo» son confusos y ambiguos.
También es una crítica a la filosofía utopista de la Ilustración, que a través de la «razón» y la «educación» pretende elevar a la humanidad del estado presuntamente salvaje en el que se encuentra, produciendo el monstruo de una «ciudad de perros» (Dogville). Nos muestra las premisas erradas sobre la dignidad, el dar, el recibir y el sacrificio personal.
Grace (nótese el simbolismo del nombre) es una bella mujer que llega azarosamente a Dogville, un pueblo perdido, huyendo de unos gangsters. Su personalidad representa la generosidad, la indulgencia, la compasión y la caridad, que son los valores más puros de la moral cristiana. El error de Grace no reside en su generosidad, sino en el error de practicarla a costa de sacrificar sistemáticamente su propia integridad. En todo momento luce apacible y misericordiosa, perdonando cualquier acción de los demás y eximiéndolos de toda responsabilidad en su proceder. Su arrogancia es no considerar como iguales a los demás, es exculparlos y exonerarlos de cualquier responsabilidad. Ella está dispuesta a someterse a la progresiva explotación y humillación a la que va siendo sometida por parte del pueblo, siendo a la vez indulgente con tal de mantenerse escondida.
Cuando llega al límite de su tolerancia, las cosas se han degenerado a tal punto que no logra escapar cuando lo intenta, es traicionada y acusada injustamente de robar un dinero. Sufre a manera de penitencia los abusos de todo el pueblo.
La perversidad de Grace consiste en mostrarse supuestamente impotente e indefensa, cuando en realidad puede, al final de la película, hacerse justicia respaldada por un poder efectivo: su padre, con el cual contaba desde el principio. En este sentido, ella es al igual que Tom, «una experimentadora», que al ver fracasado su «experimento», elige, la venganza decidiendo que el pueblo debe ser eliminado, «masacrado». En este hecho se constituye una forma simbólica de eliminar el exceso de poder utilizado para el sometimiento y destrucción del más débil. Ordena asesinar a todos sus habitantes y por mano propia da muerte a Tom. En este acto da muerte, por el mecanismo de la proyección a su propio fracaso, más que a su traición, ya que en la comunidad, lejos de la paz ideal surgió la violencia. Grace es una heroína sacrificada en el altar de la armonía comunitaria: transformada de ángel vencido en ángel exterminador.
Tom es un escritor fracasado con aspiraciones de filósofo que representa el fracaso de la filosofía de la ilustración. Inicialmente muestra una personalidad relativamente estable, pero conforme transcurren los hechos, esta se va degenerando, desde la pasividad contemplativa hasta la traición y la cobardía. Tom se presenta como un espectador pasivo incapaz de defender a su amada frente a los abusos del pueblo, con una actitud hipócrita, insensible y racionalizadora.
Se muestra como un hombre puritano y desensibilizado. Cuándo le confiesa su amor a Grace, ésta espera un beso o una caricia, pero Tom «racionaliza» el momento de forma cómica y no tiene algún contacto físico con Grace. De hecho, “es el único que no se acuesta con ella”, no en virtud de una cualidad moral, sino obedeciendo a su propia represión sexual. No obstante, él trata de argumentarlo por el “respeto que le debe a ella”.
La agresividad que le caracteriza se conoce como agresividad pasiva. Si bien no participa al inicio de manera directa en las agresiones y abusos contra Grace, es un instigador y autor intelectual de los hechos, ya que es de él la idea de someter a prueba a Grace. Más tarde, cuando se siente confrontado por ella, su agresión se vuelve más directa al inculparla del robo, con lo cual exhibe su verdadero temperamento vengativo.
Asímismo, es arrogante al considerarse como superior a los demás, adjudicándose la misión de educarlos. Es ingenuo y vanidoso, con una gran sensibilidad a la desaprobación social.
En su personalidad encontramos elementos del delirio mesiánico, “el quiere salvar al pueblo y quiere salvar a Grace”, él mismo se sitúa como el «salvador del mundo». Sus ideas de grandeza lo hacen considerarse autónomo y superior al «vulgo»; se siente más importante y diferente a los demás, cuando en realidad es hipócrita, e incapaz de salvar a su amada de la progresiva explotación y humillación a la que es sometida, y que él precisamente ocasiona. Fracasa creando un monstruo del cual él mismo será víctima, porque su razón utópica no calcula las consecuencias de su proceder. Utiliza a Dogville como su laboratorio particular. Esta imprudencia en su proceder muestra un contacto pobre con la realidad externa y un contacto más acentuado con su mundo interno; esto es, con sus necesidades narcisistas y su vanidad idealista.
Tom responde activando sus resistencias y defensas contra lo externo, y decide denunciar a Grace para «deshacerse» de ella, como si de esta manera pudiera «deshacerse» de su realidad.
Es egocéntrico cuando se sitúa como la persona elegida para guiar un cambio moral en la sociedad. Es utilitario, cuando se aprovecha de la necesidad de Grace para usarla como el medio para la «salvación» del pueblo. Idealista cuando su razón utópica no calcula los efectos y consecuencias de lo que intenta realizar. Aprovechado de la generosidad e indulgencia de Grace. De ahí la irresponsabilidad culpable de su «proyecto», el cual fracasa creando un «ángel exterminador» del cual él mismo será víctima; de hecho, es el único en la película que muere a mano de Grace. Él le declara antes de ser ejecutado: “¡lo tuyo sí que es ilustración!”, sellando de esta manera su fracaso.
Los símbolos
La democracia es simbolizada por las reuniones en la Iglesia, que nos muestran cómo el consenso de un grupo (moral) puede ser profundamente injusto (desde la perspectiva ética). Entendemos la moral como las normas que permiten la supervivencia del grupo, y que no siempre son compatibles con las virtudes éticas del individuo.
El pueblo constituye una alegoría a la forma cómo el ser humano puede estar gobernado por el utilitarismo y la explotación de los demás en busca de su propio beneficio individual. Las personas de este pueblo simbolizan a los hombres vulgares, mezquinos y simples, que sólo se preocupan por satisfacer sus caprichos. El pueblo carece de sacerdote así como no tiene sheriff porque no requiere de la ley externa para autogobernarse.
El padre de Grace y su bando, los mafiosos (nótese el contraste), son seres divinos, mientras que ella es un ángel que refleja la bondad y la compasión hacia las clases inferiores.
Chuck representa a un forastero, quien viola a Grace, simbolizando en este acto la venganza por el resentimiento que tiene contra Grace al recordarle su propio fracaso. Grace será, al igual que Tom, víctima de sus propios argumentos: Chuck la viola justificando su acto con las mismas palabras de Grace.
La sirvienta negra se regodea en el trato vejatorio hacia Grace. Es la reproducción del trato que ella ha recibido como clase marginada y discriminada.
El perro es utilizado para asociar su significado peyorativo con la conducta despreciable del pueblo. Asimismo, Grace adquiere la condición de ese perro, incluso es encadenada por el cuello para que no escape. Moisés, perro de “Dogville”, es el único ser que perdona la venganza de Grace. Dibujado en el suelo, la cámara enfoca la silueta del animal, cuadro final que lo muestra adquiriendo forma de temible mastín ladrando con ferocidad a los espectadores.
La hermenéutica literaria permite comparar el texto fílmico con los textos bíblicos. Parafrasea a la Biblia: «Y la Gracia Divina se hizo carne, pero los hombres la degradaron». El diálogo final representa a Dios Padre reclamando a su hija: «Y anonada la idea de un Mesías derrotado, sin esperanzas él mismo, que, hastiado de su misión salvadora, hace descender a los hombres a los infiernos para quedarse a solas con la voz de la naturaleza, en su feroz inocencia».
El final apocalíptico (con su luz rojo infernal), simboliza la necesidad de la desaparición de toda la maldad de la tierra, bajo la lógica primitiva de “para hacer de este mundo un mundo mejor, hay que erradicar su maldad”. Simboliza la necesidad de terminar con la violencia y el egoísmo del mundo, pero no basta con la razón para transformar al mundo si no se aborda desde las más profundas pasiones del ser humano.
Las siete figuras de porcelana simbolizan los siete pecados capitales. Grace es una figura mesiánica que llega a una sociedad en miniatura, un pequeño pueblo, que refleja un símbolo de la corrupción que anida en toda sociedad humana. Grace es la gracia salvadora en el particular evangelio de Von Trier.
«Dogville se descubre entonces como una historia de humillación y venganza, como una revulsiva suite musical de doble e inverso movimiento que deviene envenenada metáfora de la sociedad americana, equiparada aquí a una «ciudad de perros» donde el precio a pagar por los extraños para su integración en ella es la explotación laboral, la renuncia moral y hasta la violación. Una disyuntiva ante la que sólo cabe aceptar de manera dócil las reglas de juego o rebelarse por la vía de asumir las maneras del poder, encarnado aquí por una banda de gansters cuyas leyes criminales han acabado siendo interiorizadas y asumidas, no sólo por los honestos y píos ciudadanos del pueblo, sino también por su singular protagonista: heroína sacrificada en el altar de la armonía comunitaria y renacida de sus cenizas (como vengativo ave fénix) cual ángel vencido y convertido en demonio »
Eso es lo que hace la sociedad. Como aquellos dioses de la antigüedad que castigaban a las personas de las que se sentían celosos porque éstas poseían cualidades que envidiaban, la sociedad acaba por engullir todo aquello que brilla con su propia luz. Experimenten toda la crudeza de la historia que va alcanzando un clímax casi intolerable que acaba por desembocar en un desenlace aún más revulsivo y sorprendente.
Todos los personajes de “Dogville” han aparentado ser ingenuos. Todos, menos los gángsters. Y como enseñan las tragedias de Sófocles, estudioso de las crisis sociales y sus repercusiones psicológicas, la auténtica quimera es la impersonalidad total de la mirada. “El tiempo, que vela por todo, ha dado la solución, a pesar de ti”, dijo el rival de Eurípides »
--Diálogo final--
Grace "-¿Necesitas justificar tus actos antes de dispararme? Vaya, eso es nuevo.
Podría ser interpretado como síntoma de debilidad papá... Me decepcionas.
Padre – No voy a dispararte.
Grace – No sería la primera vez que me disparas.
Padre – Si, perdóname. Lo lamento.
Pero dispararte no sirvió para solucionar tus problemas.
Grace – Si no quieres matarme ¿Para qué has venido?
Padre – Nuestra última conversación, en la que me dijiste
qué era lo que no te gustaba de mi, quedó sin terminar, porque te escapaste... Creo que tengo derecho a decir qué es lo que a mi no me gusta de ti.
Me parece que es la regla de una conversación educada.
Grace - ¿Para eso estabas buscándome? ¿Seguro que no has venido para obligarme a volver y que sea como tú?
Padre – Si existiera la posibilidad de obligarte, lo haría, pero se que eso nunca pasará. Serás más que bienvenida, si quieres volver a casa y convertirte en mi hija otra vez y estaría dispuesto, incluso, a compartir mi poder y mi responsabilidad, si lo hicieras. Aunque, ya sé que te da igual.
Grace – Entonces ¿Qué es? esa cosa ¡¿Qué es esa cosa que no te gusta de mi?!
Padre – Fue una palabra que utilizaste para provocarme: me llamaste... "Arrogante".
Grace – Crees tener derecho a hacer todo lo que quieres como "por derecho divino". Eso es arrogancia.
Padre – ¿Sabes? Eso es exactamente lo que no me gusta de ti ¡Tú eres arrogante!
Grace - ¿Es lo que has venido a decirme? No soy yo quien espera un veredicto papá ¡Eres tú!
Padre – No, no. Tú no esperas un veredicto porque te solidarizas con ellos.
Una niñez llena de privaciones y un homicidio no te hacen necesariamente un criminal.
La culpa es sólo de las circunstancias. Los violadores y los asesinos, puede que sean víctimas, según tú, pero yo, yo los llamo PERROS y si los perros lamen su propio vómito, el único modo de detenerlos es azotándolos con el látigo.
Grace – ¡Los perros sólo se guían por su instinto! ¿Por qué no íbamos a perdonarlos?
Padre – A los perros les podemos enseñar muchas cosas, pero no, si les perdonamos cada vez que se dejan llevar por su "instinto".
Grace – Soy arrogante... Dices que soy arrogante porque perdono a las personas.
Padre - ¡Por Dios! ¡No te das cuenta de lo condescendiente que eres al decir eso!
Tienes la idea preconcebida de que no hay alguien que pueda alcanzar los elevados valores morales que tú tienes y disculpas a todos
¡No puedo pensar en algo más arrogante que eso!
Tú, mi querida hija, perdonas a los demás con excusas que por nada del mundo te perdonarías a ti misma.
Grace - ¿Por qué no he de ser clemente? ¿Por qué?
Padre – No, no, no. Tienes que ser clemente, cuando el momento lo exige, pero también tienes que conservar tu honor y tus valores. Grace, lo que se debe ha de pagarse.
El castigo que mereces por tus tropiezos, los demás lo merecen por los suyos.
Grace – Son seres humanos, papá.
Padre – No, no ¡No!
¿Acaso todos los seres humanos no tienen que responder por sus actos? ¡Por supuesto que si! Pero tú no les concedes esa posibilidad y eso es tremendamente arrogante ¡Te quiero a morir, pero eres la persona más arrogante que jamás he conocido! ¡Y tú me llamas arrogante!
(Silencio)
No tengo algo más qué decir.
Grace – "Tú eres arrogante", "yo soy arrogante". Ya lo has dicho, ya puedes irte...
Padre – Pero... Sin mi hija, supongo.
Grace – Sí.
Padre – He preguntado que sin mi hija.
Grace - Sí.
Padre – Tú decides... Te daré un poco de tiempo para que lo pienses.
A lo mejor, cambias de idea.
Grace – No lo haré.
Padre – Escucha mi amor, el poder no es tan malo.
Seguro que encuentras el modo de sacarle partido a tu manera. Da un paseo y piénsalo.
Grace – La gente que vive aquí... Se esfuerza mucho bajo circunstancias muy duras...
Padre – Si tú lo dices, Grace, pero, ¿El esfuerzo que hacen, realmente es suficiente? ¿Ellos de verdad te aman? Yo si te quiero".
Lars von Trier