« Un buen puro es como una mujer bella. Primero, uno se siente atraído por su forma, después por su olor, después por su compañía..., pero jamás de los jamases hay que dejar salir la llama. (...) ¿Quien va a cargo de ese tren del que rechinan los ejes? Se acerca raudo el peligro, pero el maquinista duerme, y en vano lucen los discos, que el tren dirige la muerte »
Winston Churchill