« — ¡Estás loco!
La calma de Brutha era como un desierto.
—Podría ser.
— ¡Debemos luchar!
—Todavía no.
Simonía apretó los puños, visiblemente enfadado.
—Mira... Oye... Moríamos por mentiras.
La calma de Brutha era como un desierto.
—Podría ser.
— ¡Debemos luchar!
—Todavía no.
Simonía apretó los puños, visiblemente enfadado.
—Mira... Oye... Moríamos por mentiras.
Llevamos siglos muriendo por mentiras.
—Señaló al dios —. ¡Ahora tenemos una verdad por la cual morir!
—No. Los hombres deberían morir por las mentiras.
—No. Los hombres deberían morir por las mentiras.
Pero la verdad es demasiado preciosa para morir por ella.
Simonía abrió y cerró la boca sin que de ella saliera sonido alguno
Simonía abrió y cerró la boca sin que de ella saliera sonido alguno
mientras buscaba palabras con las que responderle.
Finalmente, encontró algunas en el alba de su educación.
—Me dijeron que no había destino más noble que morir por un dios —balbuceó.
—Vorbis decía eso. Y era... un estúpido.
Puedes morir por tu país o por tu gente o por tu familia,
pero para morir por un dios deberías llevar una existencia plena
y muuuy ocupada hasta el último día de una larga vida »
Terry Pratchett