jueves, septiembre 23

Un millón de amigos


"Me encanta el tono rojizo de tu cabello"... Así comenzó una hermosa amistad. Desde que escuché tu voz, supe que sería para siempre. "No sé qué hago en Veracruz" fue suficiente para la empatía, para reír desde el primer día. Convertimos esa nostalgia por CDMX en largas caminatas junto al mar, puertas abiertas, lágrimas, risas, secretos, complicidad, bibliotecas, café, trenes y tus primeras historias de amor (me tocó ser la hermana centrada). 

¿Recuerdas cuando emprendimos la venta de hot cakes picosos? Retábamos a la física con nuestros experimentos. Me hiciste aprender a hacer tatuajes, lo conseguí (hasta puse un puesto en el malecón), perforadora de  orejas y teje cabellos, partir mi uña a la mitad porque, de pequeña, se te quebró para siempre y te sentías deforme. Me gustaba ver cómo te brillaban los ojos al entregarte la paleta payaso que tanto te gusta. Me hiciste ver un fantasma, tocar serpientes y comer cuando no tenía hambre... Me hiciste llorar cuando me enfrentabas conmigo misma, sequé tus lágrimas también. Salimos a pasear a tus perros a las 6:00 de la mañana para ver las luces de la ciudad desde el cerro. Me hiciste colarme en un hospital para ir a cantarle a tu abuelita en sus últimos días, también dirigí la ceremonia de cremación. No es que me creyera buena cantando, sólo que, si para ti era importante, para mi también. Platicar con el abuelo sobre el antiguo Veracruz, los juegos de mesa, las noches de rockola casera con mamá, las tardes de películas y palomitas, las tocadas de rock con tus amigos, dar el rol por D.F.. Siempre me sentí en casa.

Hicimos nuestro propio mundo. Nunca he tenido miedo porque siempre me recuerdas quién soy. Sabes que yo haré lo mismo.  Te admiro, me hace feliz verte crecer y triunfar. Sé que, dentro de un tiempo, podré llamarte también colega. Siempre serás mi psicóloga favorita. 

Faltan muchas anécdotas (como que jugábamos barbies, que vendíamos pulseras y dibujos, que leíamos las cartas, que tú eras metalera y yo tan Beatles) y aunque me cuesta expresar lo que siento, sé que ya no es momento para guardar.

Te contaré algo (por primera vez). 

Esta canción me encantaba cuando tenía la edad de Sofi. Me parecía utópica y difícil de dedicar. Literalmente, la letra me hacía llorar. Imaginaba el día en que por fin conocía a mis mejores amigos y cambiábamos al mundo (je, je, je). Hoy puedo decir, con gratitud, que nunca necesité tener un millón de ellos para transformar la realidad. He tenido a los mejores. Compartimos lealtad, amor y responsabilidad. Por eso la vida nos hizo familia. 

Gracias por todo. Me siento afortunada. Te amísimo panísimo. 

Tu cumpleaños es suficiente para bailar como Carlos (es prestado). 



Joyeux anniversaire, 

sœur 💜🎂💐


2 comentarios:

  1. Wow, me sacaste unas lagrimas, el mejor regalo enumero 33 te lo llevas tú, yo nunca he sido buena siendo amiga porque luego me encierro en mi mundo y no permito que la gente me vea, siento que no les voy agradar si me ven, te nombre sister porque en ti vi a una persona similar a mi, alguien que realmente podriamos ser hermanas de sangre por la similitud y cariño que existe entre nosotras, eres la persona a la cual le donaria mi riñon y por la cual viajaria al fin del mundo si me lo pidieras, por siempre koreana,te amisimo panisimo.

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