Marx, Rimbaud, Lacan y el Estadio del Espejo
"Al hombre le ocurre en cierto modo lo mismo que a las mercancías. Como no viene al mundo provisto de un espejo ni proclamando filosóficamente, como Fichte: “yo soy yo”, sólo se refleja, de primera intención, en un semejante. Para referirse a sí mismo como hombre, el hombre Pedro tiene que empezar refiriéndose al hombre Pablo como a su igual. Y al hacerlo así, el tal Pablo es para él, con pelos y señales, en su corporeidad paulina, la forma o manifestación que reviste el género hombre."
(Marx: El Capital, cap. 1, nota 20. 1867)
"(...) Nos equivocamos al decir: yo pienso; deberíamos decir 'se me piensa' (on me pense). — Perdón por el juego de palabras."
"(...) YO es otro. (JE est un autre). Tanto peor para la madera que se descubre violín, ¡y al carajo con los inconscientes, que pedantean sobre lo que ignoran por completo!"
"(...) Porque Yo es otro. Si el cobre se despierta convertido en clarín, la culpa no es en modo alguno suya."
"(...) Si los viejos imbéciles hubieran descubierto del yo (moi) algo más que su significación falsa, ahora no tendríamos que andar barriendo tantos millones de esqueletos que, desde tiempo infinito, han venido acumulando los productos de sus tuertas inteligencias, ¡proclamándose autores de ellos!"
(Rimbaud: Fragmentos de Cartas del vidente, 1871, a sus 16 años)
"Los poetas, que no saben lo que dicen, sin embargo siempre dicen, como es sabido, las cosas antes que los demás: Je est un autre (yo es otro)".
Jacques Lacan
(17/11/54)
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