"En psicoanálisis, el yo no designa al individuo o a la persona, sino una instancia del aparato psíquico afectada por los rasgos siguientes:
• una organización muy estructurada de las representaciones mayoritariamente inconscientes, pero igualmente preconscientes y conscientes;
• una localización espacial excepcional entre dos mundos que le son intrínsecamente extraños: el del adentro, el Ello, y el del afuera, la realidad exterior;
• una sensibilidad que lo constituye en la antena del psiquismo, en el órgano de percepción de todas las excitaciones, provengan del adentro (variaciones de la tensión pulsional) o del afuera. Esta función de radar se completa con otra función que es la de integrar y adaptar la vida pulsional interna a las exigencias del mundo externo;
• una génesis particular, porque el yo ha nacido del Ello, como un pedazo de él que se habría desprendido;
• un desarrollo cuyo camino está jalonado por las identificaciones sucesivas con los diversos objetos pulsionales tenidos en mira por el Ello (objetos sexuales y fantasmatizados);
• y, por último, una relación exclusiva con el cuerpo, por lo mismo que el yo se define como la proyección mental de la superficie del cuerpo propio; más exactamente, como la proyección mental de los contornos de nuestro cuerpo".
Juan David Nasio
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