viernes, diciembre 31

Soneto 93


 "Si alguna vez tu pecho se detiene,

si algo deja de andar ardiendo por tus venas,

si tu voz en tu boca se va sin ser palabra,

si tus manos se olvidan de volar y se duermen.


Mary, amor, deja tus labios entreabiertos

porque ese último beso debe durar conmigo,

debe quedar inmóvil para siempre en tu boca 

para que así también me acompañe en mi muerte.


Me moriré besando tu loca boca fría,

abrazando el racimo perdido de tu cuerpo,

y buscando la luz de tus ojos cerrados.


Y así cuando la tierra reciba nuestro abrazo, 

iremos confundidos en una sola muerte

a vivir para siempre la eternidad de un beso".

(Adaptación)


Cien sonetos de amor (1959) Noche

Pablo Neruda

domingo, noviembre 28

Amamos


 "Amamos como nos amaron,

des-amamos como nos desamaron.

Si no nos amaron,

no nos amamos y no amamos.

Si no nos amaron,  

buscamos que nos amen 

quienes no nos amarán.


Si nos amaron mal, amamos mal.

Si nos amaron bien, amaremos bien.


La ausencia de amor

repite ausencia de amor,  

esperando amor donde no lo hay.


Es difícil dar si no se recibió. 

Es también difícil recibir si no se recibió.


Si no nos enseñaron a amar, 

no sabremos amar.


Uno da lo que recibe

y recibe lo que da.


Esa es la historia,

no hay otra historia.


Si no nos enseñaron a amar, 

tal vez, sólo tal vez, 

podamos inventar nuestra singular manera de amar.


¿Soportamos el desamor?

Y ¿soportamos el amor?"


Eduardo García Dupont


martes, noviembre 2

Mientras puedas


Aquí queda tu belleza, tu orgullo, tu soberbia, tu envidia, tu deslealtad, tu dinero, tus malas acciones, tus coches, tus joyas, tu egoísmo, tu vanidad, tus palabras, tu falta de decisión, tus miedos y todas tus ilusiones... 

Si así lo deseas, haz lo que te corresponde y sé feliz.


No le tengas miedo a la muerte porque algún día llegará. 

Coming back to life


 

martes, octubre 26

Interstellar

 « Cuando naciste, tu madre me dijo algo que nunca entendí. Me dijo: Ahora estamos aquí para ser los recuerdos de nuestros hijos. Creo que ahora entiendo lo que quería decir. Cuando eres padre, eres el fantasma del futuro de tus hijos »

martes, octubre 19

Hugh

 « Hacía mucho tiempo nació una persona de la realeza; su nombre era Hugh, y - aunque me referiré a Hugh en masculino - nadie sabía si era hombre o mujer y en realidad tampoco importaba. Hugh era diferente a cualquier ser humano que vivió antes o que habría de vivir después. Hugh era una persona irrepetible, incomparable y preciosa, un diamante en bruto.

Durante sus primeros quince días de vida, Hugh sólo se conoció a sí mismo a través de los reflejos que veía en los ojos de quienes lo cuidaban. Hugh era terriblemente desafortunado, pues sus celadores, aunque no eran ciegos, tenían gruesos anteojos frente a sus ojos. Dichos anteojos tenían impresa una imagen, y por eso, las personas que cuidaban de Hugh solamente lo veían de acuerdo con la imagen que aparecía en los lentes.

Así, aunque las personas que cuidaban de Hugh estuvieron físicamente presentes, ninguna de ellas lo vio realmente. Cuando Hugh hubo crecido, se convirtió en una especie de mosaico creado a partir de las imágenes que las otras personas tenían de él; ninguna de esas imágenes reflejaba al verdadero Hugh, pues como nadie lo había visto realmente, tampoco nadie podía reflejarle su verdadera imagen. En consecuencia, al no saber quién era realmente, Hugh creyó ser esa amalgama de imágenes.

A veces, cuando estaba solo en la oscuridad de la noche, Hugh intuía que algo de profunda importancia le hacía falta; entonces lo carcomía un sentimiento de vacuidad, un hondo vacío.

Hugh trató de llenar ese sentimiento de vacío con muchas cosas: poder, fama mundana, dinero, posesiones, estados alterados causados por substancias químicas, comida, sexo, excitación, entretenimiento, relaciones humanas, hijos, trabajo e incluso ejercicio. Sin importar qué hiciera, el sentimiento de vacío seguía carcomiéndolo  y no lo abandonaba.

En el silencio de la noche, cuando ya no había algo que lo distrajera, escuchaba una voz tranquila y muy queda que le decía: "No olvides, ¡Por favor, no me olvides!" Pero ¡Qué pena!, Hugh olvidó y murió sin saber jamás quién era ».

sábado, octubre 2

Job 11:15-17

 

15 Entonces levantarás tu rostro limpio de mancha,

y serás fuerte, y nada temerás;


16 Y olvidarás tu miseria,

o te acordarás de ella como de aguas que pasaron.


17 La vida te será más clara que el mediodía;

aunque oscureciere, será como la mañana.



jueves, septiembre 30

Saber hablar, saber escuchar

"La palabra es el arma más poderosa, dijo Raimundo Lulio, hace muchos años, cargado de criterio y sentido común. Palabras que gestionan la realidad. Somos humanos gracias al don del uso de la palabra. Orador viene de oración, oración viene de orar. Quien habla bien, quien es un buen orador, invita al otro a orar, a conectarse consigo mismo, a escuchar también su propia voz. De ahí la importancia de saber hablar. Para ello, antes es esencial saber escuchar. Escuchar para hablar bien. Hablar bien para llegar al alma del otro. Nada menos. Nada más". 



miércoles, septiembre 29

Utopía y realidad

"Muchos tenemos la necesidad de crecer, de aprender, de prosperar, de superar desafíos, incluso de encarnar una utopía que polariza y da sentido a la vida. Y unir esa utopía a la pasión, la vocación y la iniciativa cotidiana, a los hábitos que día a día; nos permite mejorar, da sentido a nuestra vida.


Las personas que tiran adelante, viven con una gran pasión su trabajo, sienten la vocación, disfrutan de lo que hacen y, por tanto, pueden hacer frente a circunstancias adversas porque tienen una reserva de energía psicológica, afectiva, espiritual enorme, porque viven desde la pasión y ahí no hay renuncia.


A pesar de las dificultades, las adversidades o las crisis, luchan y dan lo mejor de sí porque hay algo que los moviliza desde su esencia, su centro.


Eduardo Galeano se pregunta: “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.”


Algunos no podemos ni queremos renunciar a la utopía. No importa que nos puedan calificar de ingenuos, soñadores o idealistas. Nos da igual, no podemos renunciar nunca a la utopía, porque si renunciamos a la utopía sería como morir. En realidad el mundo avanza, a mi modo de ver, porque abundan afortunadamente los idealistas prácticos: los que tocan con los pies en el suelo pero anhelan las estrellas.


Sin utopía damos a la realidad una dimensión finita, cuando la realidad tiene un potencial de realización literalmente infinito.


Hay tres tipos de personas: las que ven el vaso medio vacío -los pesimistas-; las que ven el vaso medio lleno -los optimistas-, y las que se dedican a llenar el vaso, es decir, las que tienen iniciativa y buscan todavía una utopía.


Es también cierto que la utopía puede generar frustración. Pero incluso las frustraciones nos aportan algo: vienen repletas de lecciones, de aprendizajes.


Podemos vivir la vida como una experiencia o como una anécdota. Vivirla como una anécdota es hacer una lectura superficial, no ir a fondo, no encontrarle un sentido; un sentido que, normalmente, es un elemento alquímico que nos permite reinventarnos y salir adelante, extraer un aprendizaje que nos lleve a una revisión de nuestra visión de la existencia y de nuestras creencias.


En este sentido, las frustraciones son buenas y los fracasos pueden ser buenos. Porque pueden ser una posibilidad de abrir los ojos a la realidad de una manera mucho más lúcida y amplia, a pesar de la pátina del dolor.


Pero cuidado con la utopía porque, como en todo, el veneno es la dosis: si nos fijamos objetivos elevadísimos nos frustraremos ya de entrada. Así que hay que ir paso a paso, integrar el aprendizaje progresivamente, fijarnos unos objetivos que nos conduzcan hacia nuestra meta anhelada de una manera progresiva.


Lo importante no es la realización del deseo, sino lo que hace el deseo que nos realizamos. Lo importante no es encontrar el trébol de cuatro hojas, sino aprender a cultivar la tierra para crear las circunstancias para que infinitos tréboles puedan nacer en todos lo ámbitos de nuestra vida".


Álex Rovira 

Certeza: esperanza

 


martes, septiembre 28

Un filósofo indómito

"El objeto de la vida humana es la felicidad del hombre, pero ¿quién de nosotros sabe cómo se consigue? Sin principio, sin fin cierto, vagamos de deseo en deseo y aquellos que acabamos de satisfacer nos dejan tan lejos de la felicidad como antes de haber conseguido nada. […] Víctimas de la ciega inconstancia de nuestros corazones, el disfrute de los bienes deseados sólo nos prepara para privaciones y penas; todo lo que poseemos únicamente nos sirve para mostrarnos lo que nos falta, y a falta de saber cómo hay que vivir todos morimos sin haber vivido".


Jean-Jacques Rousseau

Todo se borrará


"Todo se borrará en un segundo. El diccionario acumulado de la cuna hasta el lecho de muerte se eliminará. Llegará el silencio y no habrá palabras para decirlo. De la boca abierta no saldrá nada. Ni yo ni mí. La lengua seguirá poniendo el mundo en palabras. En las conversaciones en torno a una mesa familiar seremos tan solo un nombre, cada vez más sin rostro, hasta desaparecer en la masa anónima de una generación remota".

Annie Erneaux

Elogio de la Sombra, 1969

"Abel y Caín se encontraron después de la muerte de Abel. Caminaban por el desierto y reconocieron desde lejos, porque los dos eran muy altos. Los hermanos se sentaron en la tierra, hicieron un fuego y comieron. Guardaban silencio, a la manera de la gente cansada cuando declina el día. En el cielo asomaba alguna estrella, que aún no había recibido su nombre. A la luz de las llamas, Caín advirtió en la frente de Abel la marca de la piedra y dejó caer el pan que estaba por llevarse a la boca y pidió que le fuera perdonado su crimen.

Abel contestó:

—¿Tú me has matado o yo te he matado? Ya no recuerdo; aquí estamos juntos como antes.

—Ahora sé que en verdad me has perdonado —dijo Caín—, porque olvidar es perdonar. Yo trataré también de olvidar.

Abel dijo despacio:

—Así es. Mientras dura el remordimiento dura la culpa". 


Jorge Luis Borges

Circunstancias

"A los que sólo creen en el azar, crear circunstancias les resulta absurdo. A los que se dedican a crear las circunstancias, el azar no les preocupa".

Álex Rovira 

lunes, septiembre 27

𝗗𝗲𝗰𝗹𝗮𝗿𝗮𝗰𝗶ó𝗻 𝗱𝗲 𝗮𝘂𝘁𝗼𝗲𝘀𝘁𝗶𝗺𝗮


« Yo soy yo. En todo el mundo, no hay nadie exactamente igual a mí. Hay personas que tienen algo parecido a mí, pero nadie es igual.

Por lo tanto, todo lo que sale de mí es auténticamente mío porque yo sola lo elijo. Soy dueña de todo lo mío; mi cuerpo, incluido todo lo que hace; mi mente, incluidos mis pensamientos e ideas; mis ojos, incluidas las imágenes de todo lo que perciben; mis sentimientos, sean cuales fueren, rabia, alegría, frustración, amor, decepción, excitación; mi boca y todas las palabras que salen de ella, corteses, dulces o duras, correctas o incorrectas; mi voz, fuerte o suave; y todas mis acciones, se dirijan a otros o a mí misma.

Como soy dueña de toda mi persona, puedo conocerme íntimamente. Al hacerlo, puedo amarme y querer todas mis partes. Entonces, puedo hacer que todo en mí trabaje para mi bien. Sé que hay aspectos míos que me confunden y otros aspectos que no conozco.

Pero si soy cariñosa y buena conmigo, puedo buscar con valentía y esperanza soluciones a los enigmas y formas de saber más sobre mí. Independientemente de cómo luzca y parezca, diga y haga lo que sea, y piense y sienta lo que sea en determinado momento, siempre soy yo. Sólo yo.

Esto es auténtico y representa dónde estoy en ese momento del tiempo. Cuando miro atrás y analizo cómo llegué a lucir y parecer, qué dije e hice y cómo pensé y sentí, algunas partes pueden resultar inadecuadas. Puedo descartar lo inadecuado, conservar lo que resultó adecuado e inventar algo nuevo en lugar de lo que descarté. Puedo ver, oír, sentir, pensar, decir y hacer. Tengo las herramientas para sobrevivir, para estar cerca de los otros, para ser productiva, para poner orden y armonía en el mundo, en la gente y en las cosas que están fuera de mí. Soy dueña de mí misma y por lo tanto puedo manejarme. Soy yo y estoy bien ».

𝗩𝗶𝗿𝗴𝗶𝗻𝗶𝗮 𝗦𝗮𝘁𝗶𝗿




El placer de leer a Freud

 "En psicoanálisis, el yo no designa al individuo o a la persona, sino una instancia del aparato psíquico afectada por los rasgos siguientes:

• una organización muy estructurada de las representaciones mayoritariamente inconscientes, pero igualmente preconscientes y conscientes;

• una localización espacial excepcional entre dos mundos que le son intrínsecamente extraños: el del adentro, el Ello, y el del afuera, la realidad exterior;

• una sensibilidad que lo constituye en la antena del psiquismo, en el órgano de percepción de todas las excitaciones, provengan del adentro (variaciones de la tensión pulsional) o del afuera. Esta función de radar se completa con otra función que es la de integrar y adaptar la vida pulsional interna a las exigencias del mundo externo;

• una génesis particular, porque el yo ha nacido del Ello, como un pedazo de él que se habría desprendido;

• un desarrollo cuyo camino está jalonado por las identificaciones sucesivas con los diversos objetos pulsionales tenidos en mira por el Ello (objetos sexuales y fantasmatizados);

• y, por último, una relación exclusiva con el cuerpo, por lo mismo que el yo se define como la proyección mental de la superficie del cuerpo propio; más exactamente, como la proyección mental de los contornos de nuestro cuerpo".


Juan David Nasio

# Calidad

"La calidad de tu vida depende de las respuestas que le des a la vida.

Y la calidad de esas respuestas depende de la calidad y la honestidad con que respondas a tus propias preguntas para crecer y mejorar".

Álex Rovira

Sublime objeto de la ideología

"Tomemos la noción freudiana de la "pulsión de muerte". Hemos de abstraer por supuesto el biologismo de Freud: "pulsión de muerte" no es un hecho biológico, sino una noción que indica que el aparato psiquico humano está subordinado a un automatismo de repetición ciego más allá de la búsqueda de placer, de la autoconservación, de la conformidad del hombre con su medio. El hombre es-Hegel dixit "un animal enfermo de muerte", un animal extorsionado por un insaciable parásito (razón, logos, lenguaje). Según esta perspectiva, la "pulsión de muerte", esta dimensión de radical negatividad, no puede ser reducida a una expresión de las condiciones sociales enajenadas, sino que define la condition humaine en cuanto tal. No hay solución ni escape, lo que hay que hacer no es "superarla", "abolirla", sino llegar a un acuerdo con ello, aprender a reconocerla en su dimensión aterradora y después, con base en este reconocimiento fundamental, tratar de articular un modus vivendi con ello".

Slavoj Zizek

domingo, septiembre 26

Determinación

 "... El hecho de tomar la menor determinación me cuesta un cúmulo de dificultades, antes de cometer el acto más insignificante necesito poner tantas personalidades de acuerdo, que prefiero renunciar a cualquier cosa y esperar a que se extenuen discutiendo lo que han de hacer con mi persona, para tener, al menos, la satisfacción de mandarlas a todas juntas a la mierda".

Oliverio Girondo

Sobre la crítica del arte

“Afortunadamente, para los críticos, la mayoría de las crónicas pasan inadvertidas, porque pocos son los que las leen, menos los que las leen con atención, y casi ninguno el que habiendo leído con atención y teniendo capacidad suficiente, se toma el trabajo de coger una hoja de papel, meterla en la máquina y escribir una refutación.


Ahora bien, ¿qué puede pasarle a un señor que está dispuesto a defender sus opiniones a capa y espada y al que nadie le tira un lazo? Muy sencillo, o se amarga, o cree que sus opiniones son irrefutables y se siente oráculo. […] Máxime cuando, como suele ocurrir, se le cita como oráculo. Porque las opiniones favorables que emite aparecen, de vez en cuando, en catálogos de exposiciones, en programas, en las solapas de los libros, etc. Y aparecen tal cual, separadas del contexto que podría haberlas hecho risibles, con toda la autoridad y la ambigüedad que han de haber tenido las frases dichas por la sacerdotisa de Delfos.


Por ejemplo, en una ocasión, me encontré en un catálogo de exposición una cita de uno de nuestros más connotados críticos de pintura, que decía: ‘mutatis mutandis, las obras presentadas en esta exposición son la representación plástica del concepto que del Universo tiene la gran pintora Filomena Maturano’. Muy bien. Las obras en cuestión costaban entre tres mil y cinco mil pesos. Filomena Maturano era considerada, por la mayoría de los que la frecuentaban, como una de las personas más imbéciles que habían visto en su vida. A nadie se le hubiera ocurrido preguntarle cuál era su concepto del universo; menos, colgarlo en la pared; y menos todavía, pagar por el de tres a cinco mil pesos. Sin embargo, la nota del catálogo nunca fue puesta en tela de juicio, por lo que su autor se sintió más oracular que nunca".


Jorge Ibargüengoitia

sábado, septiembre 25

Yourself

- So the soap opera is told and unfolds. 

I suppose its old partner, but the beat goes on (da da dum - da dum - da da) - 

El valor de educar

“No se puede pasar de la nada a lo sublime sin paradas intermedias, no debe exigirse que quien nunca ha leído empiece por Shakespeare, que Habermas sirva de introducción a la filosofía y que los que nunca han pisado un museo se entusiasmen de entrada por Mondrian o Francis Bacon”.

 

Fernando Savater


Resonance science

"La geometría tiene dos grandes tesoros: uno es el teorema de Pitágoras, y el otro el número áureo. El primero puede compararse a una medida de oro, y el segundo a una piedra preciosa".


Johannes Kepler

El poder del No

"Si niegas lo que te niega, creces. Ya lo dice la matemática: menos por menos es más. Al decir "no" a quien te hace mal, te haces bien. La libertad consiste en dejar de ser esclavo de los noes impuestos por otros para su propio beneficio. Ese es el Poder del NO".

Álex Rovira

viernes, septiembre 24

El secreto

 

"No se trata de estar siempre enamorados a tope, se trata de no soltarse, de elegirse cada día sabiendo que, quizá, hay mejores opciones allá afuera, pero nadie tan increíble como quien está a tu lado.

No se trata de evitar las peleas, los conflictos o los malentendidos, se trata de que nunca sean más grandes que las ganas de remediarlo todo, de no tener miedo a ensuciarse las manos y coser lo que se ha roto, si es que la tela es suficiente.


No se trata de si vendrá alguien mejor, se trata de luchar por ese alguien que ya tienes, y jamás, jamás olvidar los nervios tan bonitos que sentías en las primeras citas, en los primeras risas y en las primeras canciones.


No se trata de estar con las persona correcta, se trata de que cualquier persona se vuelva la correcta... con detalles, acciones, cariño, apoyo y constancia, que ambos aprecien lo mucho que obtienen por haber  esperado por alguien como quien llegó. 


No se trata de encontrar al amor de tu vida, se trata de construir ese amor... Tabique a tabique, palmo a palmo, hasta que un día se den cuenta que tienen enfrente una casita hecha para refugiarse sólo los dos.


No se trata de una silueta pronunciada, de una sonrisa simétrica o de rasgos perfectos, se trata de quién te hace sentir fuera de este planeta con una palabra, con una caricia y con una mirada.


No se trata de mariposas, se trata de estabilidad, calma y tranquilidad, de cambiar los amores fugaces, pasajeros e intensos, por llenarte el pecho de atardeceres y días de campo colmados de paz.


No se trata de ser cursi, o de discursos trillados llenos de promesas y eternidades, se trata de llegar sin aviso, besar en la frente, abrazar fuerte y de quedarte... Quedarte junto a esa persona... Habiendo tenido la libertad de irte".

Cosas inexpresables

"Las cosas no son todas tan comprensibles ni tan fáciles de expresar como generalmente se nos quisiera hacer creer. La mayor parte de los acontecimientos son inexpresables; suceden dentro de un recinto que nunca olló palabra alguna". 


Rainer María Rilke

jueves, septiembre 23

Un millón de amigos


"Me encanta el tono rojizo de tu cabello"... Así comenzó una hermosa amistad. Desde que escuché tu voz, supe que sería para siempre. "No sé qué hago en Veracruz" fue suficiente para la empatía, para reír desde el primer día. Convertimos esa nostalgia por CDMX en largas caminatas junto al mar, puertas abiertas, lágrimas, risas, secretos, complicidad, bibliotecas, café, trenes y tus primeras historias de amor (me tocó ser la hermana centrada). 

¿Recuerdas cuando emprendimos la venta de hot cakes picosos? Retábamos a la física con nuestros experimentos. Me hiciste aprender a hacer tatuajes, lo conseguí (hasta puse un puesto en el malecón), perforadora de  orejas y teje cabellos, partir mi uña a la mitad porque, de pequeña, se te quebró para siempre y te sentías deforme. Me gustaba ver cómo te brillaban los ojos al entregarte la paleta payaso que tanto te gusta. Me hiciste ver un fantasma, tocar serpientes y comer cuando no tenía hambre... Me hiciste llorar cuando me enfrentabas conmigo misma, sequé tus lágrimas también. Salimos a pasear a tus perros a las 6:00 de la mañana para ver las luces de la ciudad desde el cerro. Me hiciste colarme en un hospital para ir a cantarle a tu abuelita en sus últimos días, también dirigí la ceremonia de cremación. No es que me creyera buena cantando, sólo que, si para ti era importante, para mi también. Platicar con el abuelo sobre el antiguo Veracruz, los juegos de mesa, las noches de rockola casera con mamá, las tardes de películas y palomitas, las tocadas de rock con tus amigos, dar el rol por D.F.. Siempre me sentí en casa.

Hicimos nuestro propio mundo. Nunca he tenido miedo porque siempre me recuerdas quién soy. Sabes que yo haré lo mismo.  Te admiro, me hace feliz verte crecer y triunfar. Sé que, dentro de un tiempo, podré llamarte también colega. Siempre serás mi psicóloga favorita. 

Faltan muchas anécdotas (como que jugábamos barbies, que vendíamos pulseras y dibujos, que leíamos las cartas, que tú eras metalera y yo tan Beatles) y aunque me cuesta expresar lo que siento, sé que ya no es momento para guardar.

Te contaré algo (por primera vez). 

Esta canción me encantaba cuando tenía la edad de Sofi. Me parecía utópica y difícil de dedicar. Literalmente, la letra me hacía llorar. Imaginaba el día en que por fin conocía a mis mejores amigos y cambiábamos al mundo (je, je, je). Hoy puedo decir, con gratitud, que nunca necesité tener un millón de ellos para transformar la realidad. He tenido a los mejores. Compartimos lealtad, amor y responsabilidad. Por eso la vida nos hizo familia. 

Gracias por todo. Me siento afortunada. Te amísimo panísimo. 

Tu cumpleaños es suficiente para bailar como Carlos (es prestado). 



Joyeux anniversaire, 

sœur 💜🎂💐


miércoles, septiembre 22

Cartas a Clara


"Pero no soy bueno para decir las cosas, me faltan las palabras. Siento que hay algo sublime en el amor que hiciste nacer en mí; pero en mi diccionario no están las palabras para explicar eso. No las encuentro. A veces, cuando he estado cerca de ti y he intentado decirte qué es lo que siento, me han dado ganas de esconderme entre tus brazos y quedarme callado, quieto, sin decir nada, porque esa es mi intención, explicarte de ese modo mi gran amor por ti, apretándome muy fuerte contra tu cuerpecito, como si yo fuera una cosa humilde y pequeña que me quisiera encerrar entre tus brazos y no salir nunca". 


Juan Rulfo

El camino de Nietzsche

 "Nadie puede construir el puente para que puedas cruzar el río de la vida, nadie más que tú mismo. Hay, sin duda, innumerables caminos y puentes y semidioses que te llevarían a través de este río; pero sólo a costa de ti mismo; te venderías y te perderías. Hay en el mundo un solo camino por el cual nadie, excepto tú, puede viajar. ¿A dónde conduce? No preguntes, acéptalo". 


Friedrich Nietzsche

martes, septiembre 21

Roberto


 

Cuida tu corazón

"No entregues lo mejor de ti a lo irrelevante, cuida tus pensamientos, cuida tu corazón, cuida tus hábitos, protege tus relaciones, deteriorar todo lo anterior te puede conducir a lo irreparable". 

lunes, septiembre 20

Infiernos

"Personalmente, no creo que haya ningún infierno más allá de esta vida. En cambio, sí creo que hay una gran variedad de infiernos que las personas crean para sí mismos o para otros". 


 Wislawa Szymborska

Voces de Chernóbil


"En la tierra de Chernóbil uno siente lástima del hombre [...]. El hombre sólo se salva a sí mismo traicionando al resto de los seres vivos. Después de que la población abandonara el lugar, en las aldeas entraban unidades de soldados o de cazadores que mataban a tiros a todos los animales. Y los perros acudían al reclamo de las voces humanas…, y también los gatos. Y los caballos no podían entender nada. Cuando ni ellos, ni las fieras ni las aves eran culpables de nada, y morían en silencio, que es algo aún más pavoroso". 


Svetlana Alexiévich


domingo, septiembre 19

Narcisismo versus amor

"Puedes desear algo pero no quererlo, puedes querer algo pero no estar preparado para lo que quieres. Trascender el deseo al querer, prepararse para eso que se quiere, esa es la manera en que haces un compromiso contigo". 

The other half

 

"En cada uno de nosotros duerme un extraño de rostro desconocido". 


Carl Gustav Jung

sábado, septiembre 18

El libro del dolor y del amor

"¿Qué diferencia se puede establecer entre duelo normal y duelo patológico?


La diferencia sería la siguiente: en el duelo normal, el retiro de la libido se desplaza progresivamente a otro objeto. La libido abandona paulatinamente la representación del objeto perdido para investir la representación de un nuevo objeto elegido. Mientras que en el duelo patológico, una vez desprendida del objeto perdido, la libido se disemina en el conjunto del yo y se cristaliza bajo la forma de una identificación coagulada con la imagen del objeto perdido". 


Juan David Nasio

Todos somos un mundo


“Llevamos todos por dentro un mundo de cosas, en cada uno el suyo propio. ¿Cómo es posible que nos entendamos, señor, si en las palabras que yo digo incluyo el sentido y el valor de las cosas tal como yo las considero, mientras quien lo escucha, las asume inevitablemente con el sentido y el valor que tienen para él, de acuerdo al mundo que lleva en su interior?”

 Luigi Pirandello

Las novelas de Kundera

 "Todas mis novelas podrían titularse La insoportable levedad del ser, La broma o El libro de los amores ridículos. Los títulos son intercambiables, reflejan el escaso número de temas que me obsesionan, me definen y, por desgracia, me limitan. Más allá de esos temas, no tengo nada más que decir o escribir."


Milan Kundera

Contrapunto


#Anécdota - Un atardecer muy agradable, estaba con mis amigos, tomando una soda frente al mar, ya saben, como buenos estudiantes, haciendo bromas de nuestra carrera, de los paradigmas y de cuál maestro era más electrizante con la Pedagogía. Nos gustaba contar historias de fantasmas. Yo siempre salía con la historia del catrín (todos escuchaban con emoción, como si fuera la primera vez, xd, xd) para luego saltar con la ufología. Compartíamos la comida y comprábamos chatarra para el final de las clases. Siempre he tenido grandes amigos, lo aprecio bastante. Todo era bonito y, para mi felicidad, desde un bar, alguien escuchaba "nada es gratis en la vida" (yo, como el hermano de Ratatouille cuando probó la trufa asada). Nos encontramos para siempre. En fin, así fue como conocí a mi grupo favorito en español. 

viernes, septiembre 17

Detrás del blog

Hola, mundo lector. Comparto el gusto de encontrar cada día estas visitas. Gracias por hacer posible este espacio. Hemos leído juntos por 10 años. Este blog ha llegado a muchas aulas y otros espacios a través de colegas, lo cual es un honor para esta sencilla servidora. Saludos cordiales. Éxito y muchas gracias. 





Sobre el goce de escribir y el compromiso

"El general Tal era el comandante en jefe del ejército israelí en la guerra del 67. Se hizo un silencio y él comenzó a compartir con nosotros algunas de sus ideas sobre la batalla inminente. Tras unas cuantas frases, un cabo anciano, rotundo y con anteojos, le interrumpió y preguntó: “Perdóneme, general, ¿ha leído alguna vez Guerra y Paz de Tolstói?”. El general dijo: “Claro que sí, vaya pregunta, la he leído muchas veces”. “Es consciente, general, de que está a punto de cometer el mismo error de concepto que, según Tolstói, cometieron los rusos en la batalla de Borodino?”. De inmediato el escuadrón por completo estaba inmerso en una feroz discusión a gritos sobre Tolstói, sobre estrategia, sobre literatura, sobre traducción, sobre todo, y todo el mundo gritaba a voz en cuello, llamándose perfecto idiota, incluidos el general y el cabo. Al final resultó que este último era profesor de literatura rusa en la Universidad de Tel Aviv". 


 Amos Oz

miércoles, septiembre 15

El grito del ajetreo


“El  vale la pena contarlo. Voy a referirme a él brevemente nomás para no perder el hilo del relato y precisar algunos puntos que la leyenda ha borroneado. Es el que empieza con mi cabalgada nocturna y termina con Periñón en la iglesia dando lo que ahora se llama el 'Grito de Ajetreo'. 


“Dicen que yo tenía tanta prisa por avisar a mis compañeros que la Junta de Cañada había sido descubierta, que reventé cinco caballos aquella noche. Que me detuve en Muérdago nomás el tiempo que necesité para dar el mensaje y dejar que Ontananza y Aldaco montaran, desenvainaran espadas y gritaran '¡a las armas!'. Luego viene 'el abrazo'. Un pintor que quiso evocar mi llegada a Ajetreo, me representó sacando el pie de debajo de un caballo muerto, al fondo se ve la iglesia, Periñón está en el atrio y va corriendo hacia mí con los brazos abiertos. Dicen que apenas di la noticia Periñón hizo tocar a rebato, que llegaron los fieles corriendo y que cuando se llenó la iglesia, Periñón subió al púlpito y gritó: 

— ¡Viva México! ¡Viva la independencia! ¡Vamos a matar españoles! 

“Que la gente le hizo coro, que él sacó una espada, que salió de la iglesia y que todos lo seguimos. 

“Es una visión inexacta”.


Jorge Ibargüengoitia


Fragmento de Los pasos de López (Océano, Méxíco, 1981).

En la imagen, "Hidalgo", mural de José Clemente Orozco en el Palacio de Gobierno de Jalisco, en Guadalajara, sitio donde el cura abolió la esclavitud el 6 de diciembre de 1810. Pintado en 1937.



Caperucita y el Lobo Feroz


"Érase una vez Caperucita, su abuelita y el lobo Feroz. 

Un día, viendo que las cosas no iban del todo bien, que llevaban unas vidas un tanto ajetreadas y complicadas, y, sobre todo, que estaban cansados de vivir siempre el mismo cuento, decidieron ponerse manos a la obra y hacer un buen trabajo terapéutico…

Caperucita decidió dejar de hablar con lobos seductores, manipuladores y mentirosos que la engañaban y la hacían andar más de la cuenta por caminos largos y complicados.

La abuelita decidió dejar de abrir la puerta a lobos que se hacían pasar por tiernas niñas, aunque peludas y con la voz ronca. Decidió, además, dejar de vivir en una casa aislada en medio del bosque y se compró un pisito en la ciudad. También contrató a una asistenta para que la cuidase y le hiciera la compra, a fin de evitar que su nieta tuviese que llevarle provisiones atravesando un bosque lleno de lobos mentirosos y peligrosos. Porque la abuelita, gracias a la buena fe de su hija y su nieta, había ido ahorrando con el tiempo dinero de sobras para pagarse el pisito y la asistenta.

Y el lobo Feroz decidió dejar de disfrazarse de abuelita y de meterse en camas ajenas para cazar. Vio que era más fácil cazar conejos en el bosque que complicarse la vida engañando a niñas y abuelas usando disfraces… Es decir, decidió ser un lobo de verdad, un lobo auténtico.

Y colorín colorado, el cuento se ha acabado…

¡Definitivamente!

Para descanso y felicidad de sus tres protagonistas.

Moraleja: quizá, para empezar a ser felices de verdad, lo que toca es empezar a ser sinceros con nosotros mismos para vernos tal cual somos, pedir ayuda si la necesitamos y, en definitiva…

¡Dejarnos de cuentos!"



martes, septiembre 14

El duelo

"Trabajar un duelo es un tema idealizado también, no haces un duelo para ser feliz y olvidar lo que ocurrió, ni mucho menos para soltar. El trabajo de duelo implica más bien una incorporación, una asimilación, se hace un cierre pero nunca se cierra por completo.

Ese cierre es importante porque permite que puedas incorporar la experiencia de la pérdida y el dolor, de una manera que esto no te paralice o que te quedes en una posición melancólica en donde "no puedo continuar mi vida porque el pasado fue lo mejor que he vivido".

Se hace cierre para asumir que se ha perdido y que eso duele pero que es necesario continuar, entonces, a pesar de todo esto, nace la ilusión y la esperanza en una vida que no es la que se anhelaba, pero decidimos continuar, sí, recordando el pasado, cargando con lamentaciones pero caminando, armando nuestro día a día, nuestra nueva vida".

lunes, septiembre 13

El amor a aprender

 “Quien no conoce nada, no ama nada. Quien no conoce, no puede hacer. Quien nada comprende, nada vale. Pero quien comprende, también ama, observa, ve… Cuanto mayor es el conocimiento, más grande es el amor”.

Teofrasto Paracelso


“Mi afán es comprender”.

José Luis Sampedro


"Hay un lazo poderoso entre la consciencia y el amor. De ese lazo nace la vida, la evolución y el sentido. Porque el amor despierta nuestra curiosidad, nuestro afán por comprender, nuestra voluntad de saber.

Quien ama quiere adentrarse en la realidad del objeto amado. También es cierto que, cuanto más conocemos aquello que amamos, más tiende a crecer nuestro amor por ello. El jardinero con sus flores, árboles y tierra, el artesano en su taller con sus materiales y herramientas, el músico con sus instrumentos, partituras y melodías, el pedagogo con sus conocimientos y métodos en su anhelo de acompañar a sus alumnos en el proceso de crecer. Evoco ahora a buenos amigos y amigas, todos ellos grandes expertos en sus disciplinas y bellas personas, que manifiestan un factor común: la gran pasión por su labor y por los frutos de ésta; por su servicio a los demás. Esta dialéctica entre el conocimiento y el amor, que tan bien definió Paracelso, es el motor del cambio, de la evolución, del avance de la ciencia y del arte, de la transformación que convoca utilidad, bondad y belleza. Sí, la pasión aplicada al conocimiento y a su vez el conocimiento aplicado con pasión a lo que hacemos transforma el mundo.

El rigor trenzado con la entrega nos regala resultados formidables. La belleza, la creatividad y la innovación nacen en el encuentro entre la mente inquieta y el corazón latiente. También surge la voluntad que nos empuja perseverantemente a conquistar nuevos saberes, y cómo no, la búsqueda del sentido a la vida cuando éste parece ausente por las adversidades. Porque, como afirmaba el Dr. Viktor Frankl a partir de sus observaciones en circunstancias límite, lo que sostiene al ser humano es la voluntad de amar a alguien o a algo, es decir, lo que da sentido a nuestra vida, lo que nos ayuda a comprender qué nos esta pidiendo la vida y nos permite seguir avanzando a pesar de todo, es el anhelo de amar y crear.

También la alegría es uno de los frutos del descubrimiento que nace de la pasión por comprender. A su vez, la alegría abre la puerta a la generosidad que desea compartir con los demás el valor del hallazgo. Porque, ¿de qué sirven los frutos de la consciencia si no son dados a otros que también puedan crecer con ella?

Antoine de Saint-Exupéry daba en el blanco cuando afirmaba “Si queremos un mundo de paz y de justicia debemos poner la inteligencia al servicio del amor”. Así, amar y comprender se unen para servir, desde la empatía, desde la voluntad de construir un bien común. Porque si la cultura y la verdad nos hace libres, el amor y la voluntad nos hacen fuertes, y la unión de todos ellos hace que esta vida que nos ha tocado vivir sea más plena y llena de sentido.

Y lo mejor de todo ello es que estamos rodeados de oportunidades para cultivar esta pasión por aprender: los buenos libros que nos brindan las bibliotecas públicas, las librerías o la misma red, o espacios como éste, o el encuentro con el amigo, la conversación amable, o tan sólo la escucha de nuestro dictado interior. Lectura, estudio, análisis, observación, contemplación, meditación también en la entrega al silencio. En todo ello nos aguarda el asombro del descubrimiento. Conozcámonos a nosotros mismos, conozcamos este mundo y vida que nos han sido regalados, entreguémonos a este ejercicio con el entusiasmo y curiosidad del niño que quiere aprender. Porque a quien tiene la pasión por aprender le es regalado el infinito libro de la vida para que lea y escriba en él.

Sumerjámonos entonces en esta aventura, quizás aquí mismo y, por qué no, ahora.


Feliz aprendizaje".


Álex


domingo, septiembre 12

El Zaratustra de Nietzsche

 

"Quienes crean malas proyecciones sobre otros tienen un efecto muy malo sobre ellos. Los envenenan o es como si les lanzaran proyectiles. La razón por la que la gente siempre ha hablado de brujería es que existe algo así como la proyección psicológica; si nuestro inconsciente nos lleva a proyectarnos en otros, introducimos tal atmósfera que, al final, podemos hacer que se comporten conforme a ella y después pueden quejarse con razón de estar embrujados. Naturalmente, no están embrujados y quien crea la proyección al final siempre se queja: yo vi al asno, yo vi al diablo. El diablo en el primero provocaba el diablo en el segundo, de modo que todo está mal en todas partes. Por ello, si algo está mal, lo quitamos de su lugar y lo ponemos en el recipiente que hay entre nuestro prójimo y nosotros. Pues el amor a nuestro prójimo, así como el amor propio, no lo introyectamos ni proyectamos. Creamos por amor a la humanidad un recipiente donde podemos capturar todo ese maldito veneno. Pues debe estar en alguna parte -siempre está en alguna parte- y no capturarlo, decir que no existe, da ocasión a cualquier tipo de germen. Afirmar que no existe algo así como el cólera sería el mejor medio para provocar una epidemia mundial". 


Carl Gustav Jung, El Zaratustra de Nietzsche, Volumen II, Trimestre de Primavera, Sesión VII, 22de Junio de 1938, Pág. 542

sábado, septiembre 11

De lágrimas y de santos

 

"Si dios creó el mundo, fue por temor a la soledad; ésa es la única explicación de la Creación. Nuestra razón de ser, la de sus criaturas, consiste únicamente en distraer al creador. 

Pobres bufones, olvidamos que vivimos dramas para divertir a un espectador cuyos aplausos todavía nadie ha oído sobre la Tierra". 


Emil Cioran

viernes, septiembre 10

El Zaratustra de Nietzsche

"Que las personas no se soportan a sí mismas es el verdadero motivo de su interés en sus prójimos. Como un hombre una vez me dijo, se volvería melancólico si tuviera que estar una hora al día solo. Amaba el mundo y al prójimo de siete de la mañana a siete de la noche y no me creía cuando le decía que debería pasar al menos una hora al día solo. Era una criatura tan triste que no podía soportar la visión o el olor de sí mismo. Ya podemos imaginar lo que merece la pena ese amor al prójimo. Apesta. Un hombre así sólo ama al prójimo porque es absolutamente incapaz de amar a alguien en sí mismo. Tan pronto como alguien me dice que me ama pero se odia a sí mismo, lo sé todo sobre él. Un amor semejante nunca es conveniente. Es toda una tontería. Sólo me ama para ir subido a mi espalda y verse apartado de sí mismo; nada más que egoísmo. Lo interesante es que lo predicamos". 


Carl Gustav Jung


jueves, septiembre 9

El discurso de los canallas

"Hay que negarle el discurso analítico a los canallas"


"Un canalla, es aquel que se convierte en el deseo del Otro. Es decir, se proclama como el defensor de las buenas causas.

Pero, a diferencia del "neurótico", éste no siente culpa. Es como el perverso, actúa sin importar el daño que ocasiona.

El canalla, busca el goce o mejor dicho, "el amo del goce". No hay una posición subjetiva que le permita la búsqueda de la verdad, la empatía y el amor al otro.

Por eso, un psicoanálisis no es para estas personas". 



Jacques Lacan

¿Para qué sirve tener un amante?

"Supongamos que hay una persona que te gusta mucho, pero esta persona tiene pareja. También Supongamos que a esta persona le agradas, te corresponde y te comienza a platicar "que tiene problemas en su relación de pareja" y todo lo malo que vive. Y tú dices: "claro, creo que tengo alguna posibilidad, por supuesto". Te convences de que puedes intentarlo.

Así que, te diré cuál es la función de un amante:

La persona tiene una relación a largo plazo y, en efecto, tiene muchos problemas; "que si su pareja ya no es atenta, que no aporta económicamente, que no contribuye a las labores de la casa, que, de repente, se ha acabado la pasión y el deseo, que ya no tienen relaciones sexuales", etcétera, etcétera. Pero han encontrado una estabilidad en esa relación, llevan años juntos, han encontrado un estilo de vida. 

Pero la pasión se fue. 

Entonces tú, querido amigo, querida amiga, pequeñín, pequeñina, que ahora has tomado la función de un amante, has terminado por proveer lo que le falta a la relación; contigo hay deseo, contigo hay pasión, contigo se entretienen y se divierten. 


Entonces, la persona puede regresar a su hogar, a su estabilidad, a su cariño, a su afecto. 


Básicamente, lo que hiciste fue estabilizar esa relación


Por lo tanto, estás muy lejos de que la persona abandone esa relación y se vaya contigo, muy lejos, porque tú provees lo que le falta a esta relación, la estabilizas y estás evitando que la relación toque fondo en sus problemas, que entre en crisis y que ellos se confronten. Los uniste más".


Fin de la función 






miércoles, septiembre 8

Infección

“Para mí, lo peor de este mundo es el sentimiento de impotencia. 

Darse cuenta uno que todo lo que hace no sirve para nada. Estar uno convencido de que hace algo importante, mientras hay cosas mucho más importantes por hacer, para darse cuenta que se sigue en el mismo estado, que no se gana nada, que no se avanza terreno, que se estanca, que se patina. No poder uno multiplicar talentos, estar uno convencido de que está en este mundo haciendo un papel de estúpido, para mirar a Dios todos los días sin hacerle caso ".


Andrés Caicedo

Insomnio

"Una persona tenía insomnio crónico, recordaba que cuando niño alguno de sus padres le contaba una historia o le sobaba la cabeza, eso le hacía dormir confortable, pero esas experiencias de sueño confortable se terminaron a raíz de un divorcio. Hablando de goces ¿entonces disfruta no dormir? ¡No! Ahí entran los significantes, es decir, los símbolos que construimos y son las verdades, las experiencias del sujeto, el mundo de lo subjetivo, con eso trabajamos en sesión, con las verdades del sujeto, no con LA VERDAD. Entonces la persona evita ir a la cama, enfrentarse a la experiencia de una cama vacía, de un cuento que no se cuenta, de una cabeza que no recibe caricias, esas frases de “sin ti no puedo vivir…” se traducen en esos pequeños detalles, no querer vivir “ese dormir”, no querer enfrentar esa cama, esa hora. No es insomnio, es algo más, ¿en donde se goza? En no enfrentarse a un nuevo dormir, sin pareja, sin cuento, sin masaje en la cabeza".

lunes, septiembre 6

¿Qué es un significante?


"Lacan escribe el acontecimiento significante con la notación S₁, en la que el número 1 marca que se trata de un acontecimiento único -un síntoma es siempre del orden del Uno y la letra S señala la palabra significante. Entonces, considerar que el síntoma tiene una cara significante indica que es Uno, que ese Uno sorprende y se impone al paciente a su pesar y además que se repite; es decir que habrá otro Uno, luego otro Uno, etcétera.

Pero afirmar que el síntoma es significante subraya no sólo que es Uno, que se nos impone y escapa, pronto a repetirse, sino sobre todo que sobreviene justo a tiempo para interrogarnos. El síntoma en tanto significante no es un sufrimiento que padecemos pasivamente, por decirlo así. No, es un sufrimiento interrogante y, en el límite, pertinente. Pertinente como un mensaje que nos enseña hechos ignorados de nuestra historia, nos dice lo que hasta ese momento no sabíamos. Otro ejemplo de significante podría ser el chiste; el chiste considerado como una réplica espontánea que se dice sin saber, pero tan oportuna y precisa que todos ríen. Ahora bien, el síntoma puede tener la misma virtud. Puede manifestarse en la vida del sujeto de modo tan oportuno que, a pesar de su carácter doloroso, aparece como esa pieza faltante que, una vez vuelta a situar en el rompecabezas, revela nuestra vida bajo una nueva luz, sin que por ello el rompecabezas esté acabado.

Justamente, el alcance significante del síntoma reside en la pertinencia de aparecer en el momento justo, como la pieza indispensable para suscitar en el paciente, y a menudo en el analista, una nueva pregunta, quiero decir la pregunta adecuada que abre el acceso al inconsciente considerado como un saber: "¿Pero cómo es posible que este síntoma reaparezca tan oportunamente que, más allá del hecho de que yo sufra, esclarece mi vida con una nueva luz? ¿Cuál es entonces esta combinatoria que, por encima de mi voluntad, organiza la repetición de mis síntomas y asegura que uno de ellos aparezca justo a tiempo para que yo descubra que mi infortunio depende tan sólo de mi deseo?" Esta pregunta es muy diferente de aquella que planteaba el problema de la causa del síntoma e instituía el sujeto-supuesto-saber. Aquí, el sujeto ya no interroga al síntoma en tanto signo, no es el "por qué" lo que le preocupa, sino el "cómo". ¿Cómo se organiza el desfile de los acontecimientos de su vida? ¿Cuál es el orden de la repetición? Estas preguntas son adecuadas porque conducen a la hipótesis del inconsciente como estructura. Para explicarme bien, quisiera volver con más claridad sobre la distinción signo/significante.

Entendámonos. Tomar el sufrimiento del síntoma bajo el ángulo de la causa implica hacer del mismo un signo; mientras que sorprenderme por padecer este mismo malestar en un instante propicio, como si estuviera impuesto por un saber que ignoro, implica reconocerlo como significante. Retomemos la interrogación del analizante sorprendido, interrogación que abre al inconsciente: "¿Quién sabía?... ¿Quién sabía que esa palabra que hace reír o incluso ese síntoma que me esclarece debía situarse en tal momento preciso para que finalmente yo comprendiera?" La respuesta de la teoría analítica es la siguiente: "Aquel que supo situar el síntoma o el chiste, con entero conocimiento para sorprender y hacer comprender, no es un sujeto sino el saber inconsciente." Sí, en efecto, el inconsciente es el orden de un saber que el sujeto porta pero que ignora. Pero el inconsciente no es solamente un saber que conduce al sujeto a decir la palabra justa en el momento justo -sin saber sin embargo lo que dice-, es también el saber que ordena la repetición de esta misma palabra más tarde y en otro lugar. En suma, el inconsciente es un saber, no sólo porque sabe situar tal palabra en tal instante, sino también porque garantiza lo propio de la repetición. Digámoslo en una fórmula: el inconsciente es el saber de la repetición.

Pero ¿qué es la repetición? Recordemos la idea principal. Que un significante se repita idéntico a otro quiere decir que hay siempre un acontecimiento que ocupa el casillero formal del Uno, mientras que otros acontecimientos ausentes y virtuales están a la espera de ocuparlo. Estamos, insisto, en presencia de dos instancias: la primera es la instancia del Uno que corresponde al acontecimiento que efectivamente sobrevino, la segunda es la instancia de todos los otros acontecimientos ya pasados y por venir que ocuparon o van a ocupar el casillero del Uno. Afirmar que el inconsciente es el saber de la repetición significa que no sólo es un saber que sabe situar la palabra justa en el momento justo sino que, además, hace girar el carrusel de los elementos pasados o por venir que hayan alguna vez ocupado, o deban ocupar, el casillero del Uno, es decir el lugar del significante manifiesto. El inconsciente es el movimiento que asegura la repetición, o más bien que asegura la renovación de la ocupación del lugar del Uno. En suma, ¿qué queremos hacer entender con esta visión formalista de la dinámica del saber inconsciente? Que el inconsciente es un proceso constantemente activo que no cesa de exteriorizarse mediante actos, acontecimientos o palabras que reúnen las condiciones que definen a un significante, a saber: ser una expresión involuntaria, oportuna, desprovista de sentido y situable como un acontecimiento en ligazón con otros acontecimientos ausentes y virtuales". 


Juan David Nasio

Cinco lecciones sobre la teoría de Lacan

Errores

"Equivocarse es inevitable, sin embargo, evadir o negar los errores es persistir en el error y persistir en el error es hacer un estilo de vida basado en la equivocación". 

sábado, septiembre 4

La identificación

 

"Mientras que Freud propone el nombre de identificación para denominar la relación de intricación entre dos instancias inconscientes -el yo y el objeto, Lacan, en cambio, se enfrenta a un problema diferente, más delicado y difícil. El concepto lacaniano de identificación responde a una encrucijada más radical que la encrucijada freudiana, puesto que ya no se trata de dar cuenta de la relación entre dos términos relativamente bien constituidos -un yo determinado se identifica con un objeto igualmente bien definido, sino de nombrar una relación en la cual uno de los términos crea al otro. Para Lacan, la identificación es el nombre que sirve para designar el nacimiento de una nueva instancia psíquica, la producción de un nuevo sujeto. Hay aquí, respecto de Freud, una torsión aun más sustancial del pensamiento. Estamos lejos ahora del esquema tradicional de la identificación comprendida como una transformación entre dos términos previamente existentes -A convirtiéndose en B-; estamos ahora ante un esquema muy distinto, el esquema de la causación de uno de estos términos producido por el otro. Mientras que Freud transplanta el esquema tradicional al desplazarlo del espacio psicológico y tridimensional al espacio inconsciente, Lacan opera además una doble inversión: la identificación no sólo es inconsciente, no sólo significa engendramiento, sino que además, y esto es lo más importante, el sentido del proceso se invierte. En lugar de que A se transforme en B - como sucedía en el esquema freudia no, es B el que produce a A. La identificación significa que la cosa con la cual el yo se identifica es la causa del yo; es decir que el rol activo que antes jugaba el yo es ahora ejecutado por el objeto. Resumiremos en pocas palabras la encrucijada lacaniana sin abandonar el léxico freudiano: el agente de la identificación no es ya el yo sino el objeto. Así, por medio del concepto de identificación, Lacan resuelve un problema psicoanalítico fundamental: dar un nombre al proceso psíquico de constitución del yo, o formulado de manera más correcta, dar un nombre al proceso de causación del sujeto del inconsciente". 


Juan David Nasio

7 conceptos cruciales del psicoanalisis

La sabiduría del Doctor Puig


 

Love generation


 

El aprendizaje de Gandhi


 

viernes, septiembre 3

Decretitos

"Esperar a que las cosas se acomoden a tu favor, dejar las cosas “al tiempo” es invocar la nostalgia de una figura paterna que haga todo para ti. A veces, eso es lo que se anhela en una pareja, alguien que se haga cargo. Esa fórmula en donde esperas que todo suceda, que Dios, el universo, el destino y demás te otorguen algo sólo hacen evidente tu negligencia para involucrarte, también tu infantilismo". 

jueves, septiembre 2

El insignificante


"Sin lugar a dudas, el significante no nos provee identidad, un significante nunca es igual a otro( no es válido el ppio. de identidad A=A) y solo, el significante no significa nada y necesita de otro significante para significarse. Un sujeto no es otra cosa que lo que un significante representa para otro significante, dice Lacan.


Marx, Rimbaud, Lacan y el Estadio del Espejo 


"Al hombre le ocurre en cierto modo lo mismo que a las mercancías. Como no viene al mundo provisto de un espejo ni proclamando filosóficamente, como Fichte: “yo soy yo”, sólo se refleja, de primera intención, en un semejante. Para referirse a sí mismo como hombre, el hombre Pedro tiene que empezar refiriéndose al hombre Pablo como a su igual. Y al hacerlo así, el tal Pablo es para él, con pelos y señales, en su corporeidad paulina, la forma o manifestación que reviste el género hombre."


(Marx: El Capital, cap. 1, nota 20. 1867) 


"(...) Nos equivocamos al decir: yo pienso; deberíamos decir 'se me piensa' (on me pense). — Perdón por el juego de palabras."


"(...) YO es otro. (JE est un autre). Tanto peor para la madera que se descubre violín, ¡y al carajo con los inconscientes, que pedantean sobre lo que ignoran por completo!"


"(...) Porque Yo es otro. Si el cobre se despierta convertido en clarín, la culpa no es en modo alguno suya."


"(...) Si los viejos imbéciles hubieran descubierto del yo (moi) algo más que su significación falsa, ahora no tendríamos que andar barriendo tantos millones de esqueletos que, desde tiempo infinito, han venido acumulando los productos de sus tuertas inteligencias, ¡proclamándose autores de ellos!"


(Rimbaud: Fragmentos de Cartas del vidente, 1871, a sus 16 años)


"Los poetas, que no saben lo que dicen, sin embargo siempre dicen, como es sabido, las cosas antes que los demás: Je est un autre (yo es otro)". 


Jacques Lacan

(17/11/54)

miércoles, septiembre 1

Sé libre

 "¿Qué es para ti lo más humano? Ahorrarle vergüenza a alguien. ¿Cuál es el sello de la libertad alcanzada? Ya no avergonzarse ante uno mismo". 


Friedrich Nietzsche

Universo 25

 

"Es uno de los experimentos más terroríficos en la historia de la ciencia, que, a través del comportamiento de una colonia de ratones, es un intento de los científicos de explicar las sociedades humanas. La idea del "Universo 25" vino del científico estadounidense John Calhoun, quien creó un "mundo ideal" en el que cientos de ratones vivirían y se reproducirían. 


Más específicamente, Calhoun construyó el llamado "Paraíso de los ratones", un espacio especialmente diseñado donde los roedores tenían abundancia de comida y agua, así como un gran espacio habitable. Al principio, colocó cuatro parejas de ratones que en poco tiempo comenzaron a reproducirse, lo que provocó que su población creciera rápidamente. Sin embargo, después de 315 días su reproducción comenzó a disminuir significativamente.


Cuando el número de roedores llegó a 600, se formó una jerarquía entre ellos y luego aparecieron los llamados "miserables". Los roedores más grandes comenzaron a atacar al grupo, con el resultado de que muchos machos comenzaran a "colapsar" psicológicamente. Como resultado, las hembras se protegieron y, a su vez, se volvieron agresivas con sus crías.


Con el paso del tiempo, las hembras mostraron comportamientos cada vez más agresivos, elementos de aislamiento y falta de ánimo reproductivo. Hubo una baja tasa de natalidad y, al mismo tiempo, un aumento de la mortalidad en roedores más jóvenes. Entonces, apareció una nueva clase de roedores machos, los llamados "ratones hermosos". Se negaron a aparearse con las hembras o "luchar" por su espacio. Todo lo que les importaba era comer y dormir.


En un momento, los "machos hermosos" y las "hembras aisladas" constituían la mayoría de la población. Con el paso del tiempo, la mortalidad juvenil alcanzó el 100% y la reproducción llegó a cero. Entre los ratones en peligro de extinción se observó homosexualidad y, al mismo tiempo, aumentó el canibalismo, a pesar de que había abundancia de comida. Dos años después del inicio del experimento, nació el último bebé de la colonia.


Para 1973, había matado al último ratón del Universo 25. John Calhoun repitió el mismo experimento 25 veces más, y cada vez el resultado fue el mismo. El trabajo científico de Calhoun se ha utilizado como modelo para interpretar el colapso social, y su investigación sirve como punto focal para el estudio de la sociología urbana". 



Calhoun, J. B. (1973). «Death squared: The explosive growth and demise of a mouse population». Proceedings of the Royal Society of Medicine 66 (1 Pt 2): 80-88. PMC 1644264. PMID 4734760.

martes, agosto 31

Pensar en lo importante


 

Información que cura



"Sí, la persona con la que andabas era tóxica, lo cual no niega tu condición mutante. El psiquismo es compartido, no lo olviden, hijos míos. Tus relaciones interpersonales son una fiel representación de tu estado mental". 

lunes, agosto 30

El otro

El hecho ocurrió el mes de febrero de 1969, al norte de Boston, en Cambridge. No lo escribí inmediatamente porque mi primer propósito fue olvidarlo, para no perder la razón. Ahora, en 1972, pienso que si lo escribo, los otros lo leerán como un cuento y, con los años, lo será tal vez para mí. Sé que fue casi atroz mientras duró y más aún durante las desveladas noches que lo siguieron. Ello no significa que su relato pueda conmover a un tercero.

Serían las diez de la mañana. Yo estaba recostado en un banco, frente al río Charles. A unos quinientos metros a mi derecha había un alto edificio, cuyo nombre no supe nunca. El agua gris acarreaba largos trozos de hielo. Inevitablemente, el río hizo que yo pensara en el tiempo. La milenaria imagen de Heráclito. Yo había dormido bien, mi clase de la tarde anterior había logrado, creo, interesar a los alumnos. No había un alma a la vista.

Sentí de golpe la impresión (que según los psicólogos corresponde a los estados de fatiga) de haber vivido ya aquel momento. En la otra punta de mi banco alguien se había sentado. Yo hubiera preferido estar solo, pero no quise levantarme en seguida, para no mostrarme incivil. El otro se había puesto a silbar. Fue entonces cuando ocurrió la primera de las muchas zozobras de esa mañana. Lo que silbaba, lo que trataba de silbar (nunca he sido muy entonado), era el estilo criollo de La tapera de Elías Regules. El estilo me retrajo a un patio, que ha desaparecido, y la memoria de Alvaro Melián Lafinur, que hace tantos años ha muerto. Luego vinieron las palabras. Eran las de la décima del principio. La voz no era la de Álvaro, pero quería parecerse a la de Alvaro. La reconocí con horror.

Me le acerqué y le dije:

-Señor, ¿usted es oriental o argentino?

-Argentino, pero desde el catorce vivo en Ginebra -fue la contestación.

Hubo un silencio largo. Le pregunté:

-¿En el número diecisiete de Malagnou, frente a la iglesia rusa?

Me contestó que si.

-En tal caso -le dije resueltamente- usted se llama Jorge Luis Borges. Yo también soy Jorge Luis Borges. Estamos en 1969, en la ciudad de Cambridge.

-No -me respondió con mi propia voz un poco lejana.

Al cabo de un tiempo insistió:

-Yo estoy aquí en Ginebra, en un banco, a unos pasos del Ródano. Lo raro es que nos parecemos, pero usted es mucho mayor, con la cabeza gris.

Yo le contesté:

-Puedo probarte que no miento. Voy a decirte cosas que no puede saber un desconocido. En casa hay un mate de plata con un pie de serpientes, que trajo de Perú nuestro bisabuelo. También hay una palangana de plata, que pendía del arzón. En el armario de tu cuarto hay dos filas de libros. Los tres de volúmenes de Las mil y una noches de Lane, con grabados en acero y notas en cuerpo menor entre capítulo, el diccionario latino de Quicherat, la Germania de Tácito en latín y en la versión de Gordon, un Don Quijote de la casa Garnier, las Tablas de Sangre de Rivera Indarte, con la dedicatoria del autor, el Sartor Resartus de Carlyle, una biografía de Amiel y, escondido detrás de los demás, un libro en rústica sobre las costumbres sexuales de los pueblos balkánicos. No he olvidado tampoco un atardecer en un primer piso en la plaza Dubourg.

-Dufour -corrigió.

-Esta bien. Dufour. ¿Te basta con todo eso?

-No -respondió-. Esas pruebas no prueban nada. Si yo lo estoy soñando, es natural que sepa lo que yo sé. Su catálogo prolijo es del todo vano.

La objeción era justa. Le contesté:

-Si esta mañana y este encuentro son sueños, cada uno de los dos tiene que pensar que el soñador es él. Tal vez dejemos de soñar, tal vez no. Nuestra evidente obligación, mientras tanto, es aceptar el sueño, como hemos aceptado el universo y haber sido engendrados y mirar con los ojos y respirar.

-¿Y si el sueño durara? -dijo con ansiedad. 

Para tranquilizarlo y tranquilizarme, fingí un aplomo que ciertamente no sentía. Le dije:

-Mi sueño ha durado ya setenta años. Al fin y al cabo, al recordarse, no hay persona que no se encuentre consigo misma. Es lo que nos está pasando ahora, salvo que somos dos. ¿No querés saber algo de mi pasado, que es el porvenir que te espera?

Asintió sin una palabra. Yo proseguí un poco perdido:

-Madre está sana y buena en su casa de Charcas y Maipú, en Buenos Aires, pero padre murió hace unos treinta años. Murió del corazón. Lo acabó una hemiplejía; la mano izquierda puesta sobre la mano derecha era como la mano de un niño sobre la mano de un gigante. Murió con impaciencia de morir, pero sin una queja. Nuestra abuela había muerto en la misma casa. Unos días antes del fin, nos llamo a todos y nos dijo: "Soy una mujer muy vieja, que está muriéndose muy despacio. Que nadie se alborote por una cosa tan común y corriente."Norah, tu hermana, se casó y tiene dos hijos. A propósito, ¿en casa como están?

-Bien. Padre siempre con sus bromas contra la fe. Anoche dijo que Jesús era como los gauchos, que no quieren comprometerse, y que por eso predicaba en parábolas.

Vaciló y me dijo:

-¿Y usted?

No sé la cifra de los libros que escribirás, pero sé que son demasiados. Escribirás poesías que te darán un agrado no compartido y cuentos de índole fantástica. Darás clases como tu padre y como tantos otros de nuestra sangre. Me agradó que nada me preguntara sobre el fracaso o éxito de los libros.

Cambié. Cambié de tono y proseguí:

-En lo que se refiere a la historia... Hubo otra guerra, casi entre los mismos antagonistas. Francia no tardó en capitular; Inglaterra y América libraron contra un dictador alemán, que se llamaba Hitler, la cíclica batalla de Waterllo. Buenos Aires, hacía mil novecientos cuarenta y seis, engendró otro Rosas, bastante parecido a nuestro pariente. El cincuenta y cinco, la provincia de Córdoba nos salvó, como antes Entre Ríos. Ahora, las cosas andan mal. Rusia está apoderándose del planeta; América, trabada por la superstición de la democracia, no se resuelve a ser un imperio. Cada día que pasa nuestro país es más provinciano. Más provinciano y más engreído, como si cerrara los ojos. No me sorprendería que la enseñanza del latín fuera reemplazada por la del guaraní.

Noté que apenas me prestaba atención. El miedo elemental de lo imposible y sin embargo cierto lo amilanaba. Yo, que no he sido padre, sentí por ese pobre muchacho, más íntimo que un hijo de mi carne, una oleada de amor. Vi que apretaba entre las manos un libro. Le pregunté qué era.

-Los poseídos o, según creo, Los demonios de Fyodor Dostoievski -me replicó no sin vanidad.

-Se me ha desdibujado. ¿Que tal es?

No bien lo dije, sentí que la pregunta era una blasfemia.

-El maestro ruso -dictaminó- ha penetrado más que nadie en los laberintos del alma eslava.

Esa tentativa retórica me pareció una prueba de que se había serenado.

Le pregunté qué otros volúmenes del maestro había recorrido.

Enumeró dos o tres, entre ellos El doble.

Le pregunté si al leerlos distinguía bien los personajes, como en el caso de Joseph Conrad, y si pensaba proseguir el examen de la obra completa.

-La verdad es que no -me respondió con cierta sorpresa.

Le pregunté qué estaba escribiendo y me dijo que preparaba un libro de versos que se titularía Los himnos rojos. También había pensado en Los ritmos rojos.

-¿Por qué no? -le dije-. Podés alegar buenos antecedentes. El verso azul de Rubén Darío y la canción gris de Verlaine.

Sin hacerme caso, me aclaró que su libro cantaría la fraternidad de todos lo hombres. El poeta de nuestro tiempo no puede dar la espalda a su época. Me quedé pensando y le pregunté si verdaderamente se sentía hermano de todos. Por ejemplo, de todos los empresarios de pompas fúnebres, de todos los carteros, de todos buzos, de todos los que viven en la acera de los números pares, de todos los afónicos, etcétera. Me dijo que su libro se refería a la gran masa de los oprimidos y parias.

-Tu masa de oprimidos y de parias -le contesté- no es más que una abstracción. Sólo los individuos existen, si es que existe alguien. El hombre de ayer no es el hombre de hoy sentencio algún griego. Nosotros dos, en este banco de Ginebra o de Cambridge, somos tal vez la prueba.

Salvo en las severas páginas de la Historia, los hechos memorables prescinden de frases memorables. Un hombre a punto de morir quiere acordarse de un grabado entrevisto en la infancia; los soldados que están por entrar en la batalla hablan del barro o del sargento. Nuestra situación era única y, francamente, no estábamos preparados. Hablamos, fatalmente, de letras; temo no haber dicho otras cosas que las que suelo decir a los periodistas. Mi alter ego creía en la invención o descubrimiento de metáforas nuevas; yo en las que corresponden a afinidades íntimas y notorias y que nuestra imaginación ya ha aceptado. La vejez de los hombres y el ocaso, los sueños y la vida, el correr del tiempo y del agua. Le expuse esta opinión, que expondría en un libro años después.

Casi no me escuchaba. De pronto dijo:

-Si usted ha sido yo, ¿cómo explicar que haya olvidado su encuentro con un señor de edad que en 1918 le dijo que él también era Borges?

No había pensado en esa dificultad. Le respondí sin convicción:

-Tal vez el hecho fue tan extraño que traté de olvidarlo.

Aventuró una tímida pregunta:

-¿Cómo anda su memoria?

Comprendí que para un muchacho que no había cumplido veinte años; un hombre de más de setenta era casi un muerto. Le contesté:

-Suele parecerse al olvido, pero todavía encuentra lo que le encargan.

Estudio anglosajón y no soy el último de la clase.

Nuestra conversación ya había durado demasiado para ser la de un sueño.

Una brusca idea se me ocurrió.

-Yo te puedo probar inmediatamente -le dije- que no estás soñando conmigo.

Oí bien este verso, que no has leído nunca, que yo recuerde.

Lentamente entoné la famosa línea:

L'hydre - univers tordant son corps écaillé d'astres. Sentí su casi temeroso estupor. Lo repitió en voz baja, saboreando cada resplandeciente palabra.

-Es verdad -balbuceó-. Yo no podré nunca escribir una línea como ésa.

Hugo nos había unido.

Antes, él había repetido con fervor, ahora lo recuerdo, aquella breve pieza en que Walt Whitman rememora una compartida noche ante el mar, en que fue realmente feliz.

-Si Whitman la ha cantado -observé- es porque la deseaba y no sucedió. El poema gana si adivinamos que es la manifestación de un anhelo, no la historia de un hecho.

Se quedó mirándome.

-Usted no lo conoce -exclamó-. Whitman es capaz de mentir.

Medio siglo no pasa en vano. Bajo nuestra conversación de personas de miscelánea lectura y gustos diversos, comprendí que no podíamos entendernos.

Eramos demasiado distintos y demasiado parecidos. No podíamos engañarnos, lo cual hace difícil el dialogo. Cada uno de los dos era el remendo cricaturesco del otro. La situación era harto anormal para durar mucho más tiempo. Aconsejar o discutir era inútil, porque su inevitable destino era ser el que soy.

De pronto recordé una fantasía de Coleridge. Alguien sueña que cruza el paraíso y le dan como prueba una flor. Al despertarse, ahí está la flor. Se me ocurrió un artificio análogo.

-Oí -le dije-, ¿tenés algún dinero?

-Sí - me replicó-. Tengo unos veinte francos. Esta noche lo convidé a Simón Jichlinski en el Crocodile.

-Dile a Simón que ejercerá la medicina en Carouge, y que hará mucho bien... ahora, me das una de tus monedas.

Sacó tres escudos de plata y unas piezas menores. Sin comprender me ofreció uno de los primeros.

Yo le tendí uno de esos imprudentes billetes americanos que tienen muy diverso valor y el mismo tamaño. Lo examinó con avidez.

-No puede ser -gritó-. Lleva la fecha de mil novecientos sesenta y cuatro. (Meses después alguien me dijo que los billetes de banco no llevan fecha.)

-Todo esto es un milagro -alcanzó a decir- y lo milagroso da miedo. Quienes fueron testigos de la resurrección de Lázaro habrán quedado horrorizados. No hemos cambiado nada, pensé. Siempre las referencias librescas.

Hizo pedazos el billete y guardó la moneda. 

Yo resolví tirarla al río. El arco del escudo de plata perdiéndose en el río de plata hubiera conferido a mi historia una imagen vívida, pero la suerte no lo quiso.

Respondí que lo sobrenatural, si ocurre dos veces, deja de ser aterrador. Le propuse que nos viéramos al día siguiente, en ese mismo banco que está en dos tiempos y en dos sitios.

Asintió en el acto y me dijo, sin mirar el reloj, que se le había hecho tarde. Los dos mentíamos y cada cual sabía que su interlocutor estaba mintiendo. Le dije que iban a venir a buscarme.

-¿A buscarlo? -me interrogó.

-Sí. Cuando alcances mi edad habrás perdido casi por completo la vista.

Verás el color amarillo y sombras y luces. No te preocupes. La ceguera gradual no es una cosa trágica. Es como un lento atardecer de verano. Nos despedimos sin habernos tocado. Al día siguiente no fui. EL otro tampoco habrá ido.

He cavilado mucho sobre este encuentro, que no he contado a nadie. Creo haber descubierto la clave. El encuentro fue real, pero el otro conversó conmigo en un sueño y fue así que pudo olvidarme; yo conversé con él en la vigilia y todavía me atormenta el encuentro.

El otro me soñó, pero no me soñó rigurosamente. Soñó, ahora lo entiendo, la imposible fecha en el dólar". 



Jorge Luis Borges