viernes, diciembre 28

El barco de la ira

« En los anales largos y dolorosos de la bonhomía, causó profundo impacto el caso Carry. Hubo otras mujeres dedicadas a misiones similares que cruzaron la escena y se desvanecieron en la mente de un público generalmente aliviado. Suele recordársela como apóstol de la violenta reforma, privilegiado dragón en un campo sembrado con los huesos de los pecadores. Sin duda, ella tuvo la suerte en la elección de un símbolo, en el apogeo de sus poderes -considerado por algunos como diabólicos- llevaba un run of the mill, por cuyo uso fue encarcelada imputándosele cargos de asalto común. Dio las gracias a Dios por estos internamientos, sintiendo que se fortalecía interiormente y se purificaba. Las mejores imágenes fotográficas de su carrera la muestran arrodillada en su celda, la Biblia abierta en una silla en frente de ella, el cuerpo inclinado fervorosamente, con el rostro beligerante y la boca semiabierta, dispuesta a fulminar a sus captores con la amalgama de su profunda retórica. Estaba en contra del alcohol, el tabaco, el sexo, la política, el gobierno, la Logia masónica, William McKinley, Theodore Roosevelt y William Jennings Bryan, aproximadamente en ese orden. Si bien sería injusto calificarla en base a estas prioridades, hemos de señalar que su obra más importante se llevó a cabo en el ámbito de la supresión de la bebida »
 
Robert Lewis Taylor