lunes, diciembre 31

El guardián entre el centeno


« Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo eso de mi infancia, que hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás idioteces, estilo David Copperfield; pero no tengo ganas de contarles algo de eso. Primero, porque me es un gran aburrimiento, y segundo, porque a mis padres les daría un infarto si yo me pusiera a decir algo muy personal acerca ellos. Para esas cosas son especiales, sobre todo mi padre. Son buena gente y todo, no digo que no, pero también son delicados como el infierno.

Además, no se crean que voy a contarles mi maldita autobiografía con todos los detalles. Sólo voy a hablarles de una cosa loca que me pasó la última Navidad, antes que me quedara tan débil que tuvieran que mandarme acá a reponerme un poco. A D.B. tampoco le he contado mucho más, y eso que es mi hermano. Vive en Hollywood. Como no está muy lejos de este antro, me viene a ver casi todos los fines de semana. 


El será quien me lleve a casa cuando salga, quizá el mes que viene. Acaba de comprarse un 'Jaguar', uno de esos cacharros ingleses que levantan a doscientas millas por hora como si nada. Como cuatro mil dólares le ha costado. Está lleno de plata, el tipo. Antes no tenía tanto. Cuando vivía en casa era solamente un escritor atractivo, común y corriente. Por si no saben quién es, les diré que escribió "El pececito secreto", que es un libro de cuentos de primera. El mejor de todos es el que se llama igual que el libro. Se trata de un niño que tiene un pez y no se lo deja ver a alguien porque se lo ha comprado con su dinero. Es la mejor historia »




J. D. Salinger