« Pero la gente no profundiza en su vida. Primero adolescentes, luego adultos, finalmente ancianos, viven en una suerte de inconsciencia o de resignación inconsciente. Se defienden como pueden y cuanto pueden contra ellos mismos. Pero si profundizaran en sus sentimientos, cada uno viviría la angustia y el miedo de millones de seres humanos. Esta angustia está en cada uno de nosotros, lo cual me parece una crueldad cierta de la divinidad: cada uno es a la vez único y todo el mundo, cada uno es lo universal. Con lo fácil que habría sido que la angustia y la desesperación y el pánico hubiesen sido repartidos a partes iguales entre todos los miles de millones de seres humanos. Entonces nuestra angustia habría quedado enormemente reducida. Pero no es así: cada cual arrastra en su muerte al universo entero que se hunde ».
Eugène Ionesco