« Un sacerdote jesuita que se llamaba Antonhy DeMello jugaba a veces en sus charlas:
-¿Quieres ser felíz?- decía- Yo puedo darte la felicidad en éste preciso momento,
puedo asegurarte la felicidad para siempre. ¿Quién acepta?
puedo asegurarte la felicidad para siempre. ¿Quién acepta?
Y varios de los presentes levantaban la mano...
-Muy bien- seguía DeMello- Te cambio tu felicidad por todo lo que tienes,
dame todo lo que tienes y yo te doy a cambio la felicidad.
dame todo lo que tienes y yo te doy a cambio la felicidad.
La gente lo miraba. Creían que él hablaba simbólicamente y reía...
- Y te lo garantizo- confirmaba-, no es broma.
Las manos empezaban a descender... y él decía, riéndose como un Buda:
- Ahh... No quieren... Ninguno quiere »
Antonhy de Mello