"Las gentes tienen estrellas que no son las mismas.
Para unos, los que viajan, las estrellas son guías. Para otros, no son más que lucecitas. Para otros, que son sabios, son problemas. Para mi, hombre de negocios, eran oro. Pero todas esas estrellas no hablan. Tú tendrás estrellas como nadie las ha tenido.
—¿Qué quieres decir?
—Cuando mires al cielo, por la noche, como yo habitaré en una de ellas, como yo reiré en una de ellas, será para ti como si rieran todas las estrellas. ¡Tú tendrás estrellas que saben reír!
Y volvió a reír.
—Y cuando te hayas consolado (siempre se encuentra consuelo) estarás contento de haberme conocido. Serás siempre mi amigo. Tendrás deseos de reír conmigo. Y abrirás a veces tu ventana, así... por placer... Y tus amigos se asombrarán al verte reír mirando el cielo. Entonces les dirás: "Sí, las estrellas siempre me hacen reír", y ellos te creerán loco. Te habré hecho una mala jugada...
Y volvió a reír.
—Será como si te hubiera dado en lugar de estrellas... un montón de cascabelitos que saben reír...
Y volvió a reír. Después se puso serio:
—Esta noche... ¿sabes? No vengas.
—No me separaré de ti.
—Parecerá que sufro... Parecerá un poco que me muero. Es así. No vengas a verlo, no vale la pena...
—No me separaré de ti..."
Antoine de Saint-Exupéry
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