lunes, junio 22

Pulsión de la muerte

"La pulsión de muerte está ahí como fuerza incontenible e imparable, no se detiene, como si se tratase de un río desbordado no la podemos contener, la podemos debilitar abriendo canales.

La pulsión de muerte hace referencia a un estado anterior a la vida consciente, el anhelo de todo individuo, dejamos de caminar en la vida, reina la pasividad, nos volvemos dependientes, retornamos a la posición narcisista, anhelamos la simbiosis que es la pérdida de la individualidad para fusionarme con el otro, reina el principio del placer. Un ejemplo de esto es el adicto, quien piensa que disfruta y no logra percatarse que está auto destruyéndose, regresando a ese estado anterior al nacimiento.

La pulsión de muerte aparece en cada acto de nuestra vida, ahí se cuela en el amor, por eso se torna posesivo y celoso. De ahí que nos fascinamos por lo inalcanzable y cuando lo alcanzamos no sabemos qué hacer, por eso nuestras relaciones son más imaginarias que reales, por eso hacemos más cosas por los muertos que por los vivos, a los vivos en lugar de construirlos solemos destruirlos.

Por eso preferimos tomar decisiones que nos matan un poco, el empleo que no te vivifica sino que te quita el sueño, te quita la calidad de vida. Mejor evadirte y distraerte que involucrarte con la vida, mejor hacerte el muerto con una vida sedentaria. Si te fijas muy bien, te alarmarías de darte cuenta cuántas decisiones auto destructivas tomas diariamente, ahí la pulsión de muerte.

“Tú y yo estaremos juntos por siempre...” si eso se vuelve realidad uno tiene que renunciar a su vida para complacer el deseo del otro, ahí no está el amor, ahí hay una clara pulsión de muerte: “¡Sacrifica tu vida para mi!”.

“¡Quiero que las cosas fluyan!". Más pulsión de muerte, no quiero activar las cosas, no quiero influir en mi entorno, quiero que el universo, el destino, la suerte o la divinidad hagan todo a mi favor; otro movimiento regresivo y narcisista. ¡Y pensar qué hay multitudes que consideran que esos son principios terapéuticos!  Esa frase caprichosa reúne todo: pasividad, narcisismo, principio de placer. 

Un ejemplo actual “¿Por qué la gente no se cuida y toma las medidas?” , dicen unos: “son nacos e ignorantes...”. Ahí hay dos ejemplos de cómo fluye la pulsión de muerte, en unos hay una vocación autodestructiva, ¿no te das cuenta qué hay gente que lo único que necesita es formalizar con una muerte física para complementar su muerte anímica? Y en otros hay una vocación destructiva, matar al otro con las palabras, destruirles, desearles el mal. La cosa es que esto no es un fenómeno que solo ocurre en México, cosa de revisar internet para que te des cuenta de que en muchos países (incluyendo primer mundo) hay mucha gente que no se cuida. 

Donde la creatividad se ha abandonado, ahí hay muerte, por ejemplo, muchas relaciones están más cómodas en un estancamiento que un crecimiento que implica el compromiso y la vitalidad de ambos, fantasean con que las cosas “se den”. Es así como vivimos sometidos por nuestra propia pulsión de muerte.

La pulsión de muerte es tan relevante en nuestra vida que nuestra sola presencia en el mundo da testimonio de que ocupamos el espacio de algún fallecido, posteriormente nosotros cederemos nuestro espacio.

Necesitas darle de comer cada día unos cuantos deseos a la pulsión de muerte, de lo contrario ésta te comerá a ti o a los que te rodean.

Pero la pulsión de muerte no es el enemigo a vencer, ni siquiera es enemigo, se requiere pulsión de vida para que con sabiduría y con creatividad podamos DESTRUIR nuestra mediocridad, DESTRUIR lo que nos destruye, lo que nos hace indeseables, DESTRUIR la violencia, la desigualdad, la injusticia, la enfermedad. Ese monstruo llamado pulsión de muerte puede ser un útil aliado cuando le damos de comer deseos y no a nosotros mismos o a otros.

¿Cómo darle de comer deseos? El deseo se origina en la falta, la falta causa al deseo y esto nos lleva a que la pulsión de vida nos movilice a conseguir eso que nos hace falta, al conseguirlo el deseo es saciado y al ser saciado es destruido por la pulsión de muerte. La pulsión de vida es un chef, el deseo un platillo y la pulsión de muerte el comensal, si no hay platillos (deseos) entonces el comensal se come al chef y a la casa entera."


Jonathan R. Ahumada 
Clínica de las emociones 




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