“Jaques Lacan nos recuerda que en la sexualidad, en realidad, cada uno está, en gran parte, a lo suyo, por decirlo así. Por supuesto está la mediación del cuerpo del otro, pero a fin de cuentas, el goce será siempre el goce de uno. Lo sexual no une, separa, Que uno esté desnudo(a), pegado(a) al otro, es una imagen, una representación imaginaria. Lo real es que el goce te arrastra lejos, muy lejos del otro. Lo real es narcisista, el vínculo es imaginario. Por tanto, no hay relación sexual, concluye Lacan. Fórmula que formó un escándalo, puesto que justo en esa época era cuando todo el mundo hablaba de las “relaciones sexuales”. Y si no hay relación sexual en la sexualidad, el amor es lo que viene a suplir a la falta de relación sexual. Lacan no dice, en absoluto, que el amor sea el disfraz de la relación sexual, dice que no hay relación sexual, que el amor es lo que viene al lugar de esta no-relación. Es mucho más interesante. Esta idea le conduce a decir que, en el amor, el sujeto intenta abordar el “ser del otro”. Es en el amor donde el sujeto va más allá de si mismo, más allá del narcisismo. En el sexo, a fin de cuentas, un está en relación con uno mismo en la mediación del otro. El otro te sirve para descubrir lo real del goce. En el amor, en cambio, la mediación del otro vale por sí misma. Y eso es el encuentro amoroso: uno parte al asalto del otro, a fin de hacerle existir con uno, tal como es.”
Alain Badiou
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