"Preludios de la ciencia. — ¿Acaso creéis vosotros que habrían surgido y progresado las ciencias si no hubiesen existido previamente magos, alquimistas, astrólogos y brujas, cuyas promesas e imposturas crearan antes la sed, el hambre y el sabor agradable por los poderes «ocultos» y «prohibidos»? ¿Acaso, en realidad, se tuvo que «prometer» infinitamente más de lo que jamás se podía llegar a cumplir, para que, en general, se cumpliese algo en el reino del conocimiento? —Puede que del mismo modo que aquí se nos aparecen el preludio y los ejercicios preliminares de la ciencia, que, inicialmente, no fueron practicados ni sentidos en absoluto de esa manera, también aparezca, en alguna época lejana, la totalidad de la «religión» como un ejercicio y preludio parecido: puede que ella sea el extraño medio para que algunos individuos puedan disfrutar alguna vez de la plena autosuficiencia de un dios y de toda su fuerza para redimirse a sí mismo. Es, en efecto, lícito preguntar: ¿habría aprendido el hombre, en general, a sentir esta hambre y esta sed de «sí mismo» y a tomar también de «sí» este hartazgo y plenitud, sin esa escuela religiosa y sin esa prehistoria? ¿Tuvo Prometeo que «creer ilusamente» haber «robado» el fuego, y expiar por ello, para, finalmente, llegar a descubrir que él, «deseando el fuego», había creado ese fuego? ¿No tuvo que hacerlo también para darse cuenta de que no sólo el hombre sino también el «dios » había sido la obra de «sus» manos y de la arcilla en sus manos? ¿Es todo únicamente una imagen del creador? —¿también la ilusión, el robo, el Cáucaso, el buitre y toda la trágica «Prometeia» de todos los que buscan el conocimiento?"
Friedrich Nietzsche
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