martes, julio 14

Intimidad

"La combinación de exceso de trabajo que limita nuestro volumen social y la tecnología han modificado la posición desde donde fundamos nuestras relaciones de pareja.

El exceso de trabajo ha reducido nuestro tiempo disponible y la capacidad de socialización, las redes sociales son un resultado de éste fenómeno, es la vía mediante la cual interactuamos a lo largo del día.

En las redes sociales mostramos fragmentos de lo que somos, nos sabemos observados y eso influye en nuestro comportamiento virtual, asumimos posturas exageradas. Entonces interactuamos con imágenes, con poses que tratan de mostrar algunas cualidades, filtros que maquillan imperfecciones, entonces ofrecemos un fragmento absoluto de lo que somos.

“¿¡Cómo que a Will Smith le va mal en el amor!?” Lo qué pasa es que concluimos eso desde el fragmento que tenemos del actor, construimos un imaginario a partir de sus fotos, películas o personajes, lo imaginamos y pensamos que esa posición de individuo carismático es su posición permanente. No le conocemos, no convivimos con él, sin embargo los seres humanos no sólo somos fragmentos de virtud, cargamos con nuestras dudas existenciales, nuestra historia, nuestros complejos, nuestras oscuridades. Cuando avanzamos en la intimidad conoceremos a un individuo en sus formas más complejas, mucho más allá de un fragmento o de una imagen. Enamorarnos de esa imagen constituye un comportamiento desde una posición histérica, la persona histérica no tolera la desilusión y por eso se ofrece como un fragmento que anhela vincularse con la imagen “perfecta” de alguien pero sin alcanzar la intimidad, una persona en posición histérica está lejos de amar.

Desarrollar intimidad con un individuo implica ir más allá del fragmento de perfección que se ofrece en nuestras interacciones intelectuales, intimar con alguien en primera instancia será decepcionante, descubriremos que la persona no se mantiene como ese fragmento de perfección todo el tiempo; tiene malos hábitos, malestares, irracionalidades, la intimidad puede tornarse intolerable pero amar implica tolerar la frustración, la decepción, la ambigüedad y desde ahí poder dar lugar a que el otro no solo coloque su posición perfecta, sino qué hay lugar para la posición compleja.

Entonces hoy para ligar nos “histerizamos”, es decir nos volvemos una cosa beneficiosa llena de virtudes, una imagen agradable, lo hacemos desde aplicaciones o redes sociales, interactuamos más con imágenes, filtros, frases hechas, nuestro propio ritmo de vida no favorece la convivencia cotidiana, de hecho nuestra convivencia es utilitaria, no pasamos el tiempo, convivimos con algún propósito, para divertirnos, para entretenernos, para sexo y demás. Nos volvemos un objeto “histerizado” que tiene una función específica, no queremos perder el tiempo en nuestra dinámica reducida de tiempo.

Entonces anhelamos la imagen perfecta, el discurso correcto, el tiempo productivo, anhelamos la relación que es como una máquina que opera a la perfección y con potencia, pero no contamos con el tiempo para convivir, no deseamos (o no podemos) pasar tiempo con el otro (aunque no haya un propósito específico), al “histerizarnos” nos ofrecemos como individuos perfectos, negamos y rechazamos nuestra complejidad y la del otro, sólo expertos en las relaciones superficiales, funcionales y utilitarias. 

Pero mira no nos equivocamos que la posición histérica se mueve de un lugar a otro, puedes decir: “todo por eso yo me mostraré auténtico y con toda mi complejidad...” y no te das cuenta que te sigues “histerizando”, porque te quieres seguir ofreciendo como un objeto ideal. El reto es que puedas recuperar el tiempo que no tienes, la disposición de convivir con alguien, de disfrutar esa interacción, de descubrir a alguien con el paso del tiempo y en medio de todo eso se formará una dinámica y un vínculo.

Tampoco sirve de mucho que digas “conoceré mis defectos y cuando conozca a alguien que me interese le advertiré sobre esto...”, mediante la reflexión podemos conocer nuestros desafíos pero la gente que convive con nosotros íntimamente puede descubrir cosas que nosotros no miramos y pueden hacérnoslo notar, esa es una de las cosas dolorosas pero que tienen un potencial de crecimiento en toda relación íntima. No hay amor desde una posición superficial, desde una imagen perfecta, sin convivencia, sin dinámica, sin intimidad. En la intimidad se desbarata esa imagen, muchos aterrorizados huyen y se refugian en el enamoramiento y por eso viven enamorados o más bien renegando o resistiéndose a la intimidad. Mediante la intimidad descubrimos nuestras debilidades, nuestras crisis, nuestras oscuridades, nuestros enredos pero también descubrimos que el amor es nuestra única posibilidad de crecimiento. Pero si nos “histerizamos” dejamos ir esa oportunidad."


Jonathan R. Ahumada 
Clínica de las emociones 







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