« Detente un punto, pensamiento inquieto:
la victoria te espera,
el amor y la gloria te sonríen.
¿Nada de esto te halaga ni encadena?
-Dejadme solo y olvidado y libre:
quiero errante vagar en las tinieblas;
mi ilusión más querida
sólo allí dulce y sin rubor me besa.
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Ya duermen en su tumba las pasiones
el sueño de la nada;
¿es, pues, locura del doliente espíritu,
o gusano que llevo en mis entrañas?
Yo sólo sé que es un placer que duele,
que es un dolor que atormentando halaga:
llama que de la vida se alimenta,
mas sin la cual la vida se apagara.
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-Te amo... ¿Por qué me odias?
-Te odio... ¿Por qué me amas?
Secreto es éste el más triste
y misterioso del alma.
Mas ello es verdad...
¡Verdad dura y atormentadora!
-Me odias, porque te amo;
te amo, porque me odias »
Rosalía de Castro