« ¿Te acuerdas, Loleh, en Alicia en el país de las maravillas,
cuando explica a la niña
que ella existe sólo porque el rey la sueña?
Si el rey se despierta amenaza ¡bang!
vas a evaporarte como cuando soplamos una vela,
pero es verdad que existo, dijo Alicia llorando
Está también Platón, su historia de la caverna
y Chuang-Tzé que sueña que es una mariposa
y se pregunta a sí mismo cuando despierta si no será
una mariposa que sueña ser Chuang-Tzé
Está además Descartes, y la posibilidad de que todo no sea
más que una jugarreta de un genio malo, y el otro,
el irlandés que querría despertarse por fin
de la pesadilla de la Historia.
Quizás después de todo yo sólo he soñado
que camino junto a ti, si sueño que te amo,
si sueño que soy yo que sueño que tú existes,
¿quién se despertará al final de mi sueño?
Pero el viejo sabio chino sonríe dulcemente
me sosiega, yo podría aceptar la idea
de que nada bueno me hubiese ocurrido nunca de verdad,
pero que Loleh no haya existido encuentro la cosa improbable.
Sí, tú estás aquí y el viejo maestro chino murmura,
si no existe alguien más que yo, nada existe de mí ».
que ella existe sólo porque el rey la sueña?
Si el rey se despierta amenaza ¡bang!
vas a evaporarte como cuando soplamos una vela,
pero es verdad que existo, dijo Alicia llorando
Está también Platón, su historia de la caverna
y Chuang-Tzé que sueña que es una mariposa
y se pregunta a sí mismo cuando despierta si no será
una mariposa que sueña ser Chuang-Tzé
Está además Descartes, y la posibilidad de que todo no sea
más que una jugarreta de un genio malo, y el otro,
el irlandés que querría despertarse por fin
de la pesadilla de la Historia.
Quizás después de todo yo sólo he soñado
que camino junto a ti, si sueño que te amo,
si sueño que soy yo que sueño que tú existes,
¿quién se despertará al final de mi sueño?
Pero el viejo sabio chino sonríe dulcemente
me sosiega, yo podría aceptar la idea
de que nada bueno me hubiese ocurrido nunca de verdad,
pero que Loleh no haya existido encuentro la cosa improbable.
Sí, tú estás aquí y el viejo maestro chino murmura,
si no existe alguien más que yo, nada existe de mí ».
Claude Roy