"… El inconsciente es el discurso del otro. Este discurso del otro no es el discurso del otro abstracto, del otro de la díada, de mi correspondiente, ni siquiera simplemente de mi esclavo: es el discurso del circuito en el cual estoy integrado. Soy uno de sus eslabones. Es el discurso de mi padre, por ejemplo, en tanto que mi padre ha cometido faltas que estoy absolutamente condenado a reproducir: lo que llaman super-ego.
Estoy condenado a reproducirlas porque es preciso que retome el discurso que él me legó, no simplemente porque soy su hijo sino porque la cadena del discurso no es cosa que alguien pueda detener, y yo estoy precisamente encargado de transmitirlo en su forma aberrante a algún otro. (…) Forma circular de una palabra que está justo en el límite del sentido y el sin sentido, que es problemática".
No hay comentarios:
Publicar un comentario