"Voy a morir por nada". Tenía compasión de sí mismo. Durante un segundo, sus recuerdos murmuraron como el follaje movido por el viento. Todos sus recuerdos. "Yo amaba la vida". Quedaba en el fondo de su garganta una interrogación inquieta; "¿Tenía yo el derecho de abandonar a mis compañeros?¿Tengo el derecho de morir por nada?". "Estoy harto. Que se fastidien los de ahí abajo y que se fastidie todo el mundo. Se acabaron los remordimientos, las reservas, las restricciones; nadie puede juzgarme, nadie piensa en mí, nadie puede decidir por mí. " Decidió sin remordimientos, con pleno conocimiento de causa. Decidió y, en el mismo instante, su corazón escrupuloso y lamentable cayó de rama en rama.
"Decido que la muerte era el sentido secreto de mi vida, que he vivido para morir. Muero para testimoniar que es posible vivir. Mis ojos apagarán el mundo y lo cerrarán para siempre".
Jean-Paul Sartre
Con la muerte en el alma.
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